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DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Alberto Lecchi estrena en septiembre «Caminemos Valentina», a 30 años de su debut: «Es un camino de suerte, esfuerzo y mucha gente que apoya»

Caminemos Valentina es la nueva película de Alberto Lecchi coproducida por Zarlek de Argentina (Luis Sartor) y Andrea Films Producciones de Chile (del reconocido cineasta Silvio Caiozzi). Está basada en el libro Raza de víboras, memorias de una novicia de Sandra Migliore y tiene guion cinematográfico de Alberto Lecchi y Daniel Romañach. La producción ejecutiva es de Luis Sartor, Jonathan Daniele y Edgardo Viereck.

Cuenta la historia de superación y empoderamiento de Sandra y Valentina, hoy ex monjas, quienes luego de vivir abusos de parte de su Maestra de Novicias durante su aspirantado desde los 16 años, logran transformar ese profundo dolor en amor y unirse en matrimonio.

Sus protagonistas son Paula Sartor (Valentina Adulta); Gabriela Robledo (Sandra Adulta); Sara Gutierrez (Valentina Joven); Jacinta Torres (Sandra Joven); Roxana Naranjo Robles (Hermana Bibiana); Ana Celentano (Hermana Luciana); Valentina Frione (Ariana); Victor Laplace (Canciller); Lidia Catalano (Madre Superiora) y las participaciones especiales (testimonios) de Sandra Migliore y Valentina Rojas Pervieux.

El estreno de Caminemos Valentina está previsto para septiembre. Coincide con los treinta años del debut de Alberto Lecchi como director: el 29 de julio de 1993 se estrenó Perdido por perdido, película de suspenso protagonizada por Ricardo Darín, Enrique Pinti, Carolina Papaleo, Jorge Schubert y Ana María Picchio.

-¿Qué te impactó de Raza de víboras, memorias de una novicia, el libro de Sandra Migliore en el que se basa Caminemos Valentina?

El libro es impactante porque está escrito por una de las que sufrieron esos abusos en su adolescencia, a los 16 años. Todo lo que pasa en el relato es terrible. Pero lo que más me llamó la atención es la historia de amor de ella con otra de las abusadas. A partir de los abusos pudieron recomponerse y años después construyeron una historia de amor muy preciosa, conmovedora, que conservan hasta hoy.

Pero no es una película contra la Iglesia, sino que es una historia de amor de dos personas que creyeron mucho. Y que ante la hipocresía de determinado sector o determinados miembros de la iglesia frente a lo que sufrieron durante su adolescencia, cuando hacían el aspirantado, pudieron a pesar de todo sobreponerse.

-¿Cómo fueron tus encuentros con Sandra Migliore? ¿Aceptaba trasladar su caso a una película de ficción?

En realidad fue a la inversa: el libro estaba a disposición para ser filmado. Unos años atrás me llamó Eliseo Subiela y me dijo que le habían llevado la historia. Me confesó que no sabía cómo hacerlo. Por eso pensó en mí. A partir de allí tomé contacto con Sandra. A lo largo de las charlas conocí la historia de amor que no está en Raza de Víboras, un libro que surgió a partir de las denuncias y de lo que sufrió en el aspirantado. Esas denuncias para ellas fueron sanadoras. Pero la historia de amor me parecía tanto o más importante, porque representa la lucha por sobreponerse ante la locura que vivieron.

-¿Cómo fue el casting de las novicias? ¿En qué te basaste?

Fue complejo porque necesitábamos a los dos personajes adolescentes y después con 25 o 28 años. Además, en esos años las monjas no tenían cirugías ni tatuajes. Por lo tanto, las actrices y las chicas que necesitábamos tenían que pasar por esa selección. Hay tres actrices chilenas: casualmente, las que hacen de Sandra adolescente y grande, Jacinta Torres y Gabriela Robledo. La otra es Roxana Naranjo Robles, que encarna a la abusadora. Paula Sartor y Sara Gutiérrez hacen de Valentina en la adolescencia y ya adulta.

-Tu primera película, Perdido por Perdido, fue hace exactamente 30 años. ¿Imaginabas una carrera de tres décadas distribuida entre cine, televisión y teatro?

No, no: ni ahí, ni ahí. Creo que hay que tener una dosis de suerte muy grande. Cuando miro para atrás a veces me cuesta creer todo lo que pude hacer. Y el agradecimiento a todos los que me ayudaron a hacerlo, porque esto es un camino muy difícil que se hace con mucho esfuerzo y apoyo, pero sobre todo con mucha gente que ayuda.

-Esa ópera prima marcó el comienzo de un vínculo que se repite en Caminemos Valentina con el productor Luis Sartor.

Dejamos de ser socios con Luis hace 12, 13 años. Fue después de El juego de Arcibel. Era una película muy fácil de hacer, coproducida con Chile, México, Cuba y España. Sin embargo fue un fracaso muy grande. Luego él me produjo tres o cuatro películas y hasta alguna serie también. Nos respetamos mucho. Yo le debo mucho de mi carrera a la prolijidad de Luis como productor.

-Previamente recorriste el camino como asistente de dirección. No eras un improvisado.

Obviamente es así, pero te puedo asegurar que es muy distinto cuando sos asistente o ayudante, al día que tenés que decir “cámara”, “acción”, “corte”. Siempre digo que Perdido por perdido, que hasta hoy la siguen pasando por televisión y hasta fue reconocida en una encuesta como una de las mejores de los últimos años, no disfruté del todo por el miedo que tenía. Nunca lo perdí del todo, eh.

Julia Montesoro

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