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Todo el cine y la producción audiovisual argentina en un solo sitio

DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Presentación de «50 mujeres del cine argentino», de Julia Montesoro, en DAC

50 mujeres del cine argentino, el libro de entrevistas de Julia Montesoro, fue presentado en la sede de DAC, en un encuentro al que asistieron realizadoras, actrices, técnicas y periodistas. La presentación, que se llevó a cabo en la noche del viernes 25 ante casi un centenar de invitados, fue realizada por un panel integrado por Carmen Guarini (en representación de DAC y Género DAC); Marcela Visconti (una de las dos prologuistas); Annamaría Muchnik (presidenta de La Mujer y el Cine) y la autora del libro, Julia Montesoro.

50 mujeres del cine argentino, editado por Ediciones del Empedrado, es el registro documental de mujeres de diversos oficios, miradas y generaciones, compiladas en conversaciones que se proponen dar visibilidad y difundir el trabajo y las experiencias de las mujeres que hoy están haciendo cine en nuestro país. Es también la resignificación del ejercicio de la entrevista, con la intención de escuchar/nos., hurgando en las historias personales y dejando discurrir el relato, desde una actualidad inestable y a la vez esperanzadora.

Dijeron las panelistas:

Carmen Guarini: “Debe valorarse por la perspectiva de género”

“Agradecemos, como DAC y como Género DAC, la oportunidad que nos brindan de poder presentar esta obra en la que viene trabajando desde hace ya varios años, reuniendo los testimonios de las mujeres del cine. Y debe valorarse doblemente no sólo por la perspectiva de género con la que encaró este proyecto, sino por haberlo podido concretar en circunstancias económicas muy duras. Este libro viene a sumar voces necesarias que ponen de relieve el lugar que nos toca en esta industria y la urgente necesidad de seguir luchando por alcanzar la equidad de género en todas sus ramas”.

Marcela Visconti: “El libro acompaña la voluntad de transformación”

“Me gustaría destacar un aspecto que tiene que ver con una cuestión generacional: en sintonía con algunas otras propuestas, que hay en otros países y no en el nuestro, que se están llevando a cabo en Latinoamérica, este libro, “50 mujeres del cine argentino”, da cuenta de un estado de cosas, si se quiere del presente, del momento de una transformación. Pero a la vez, da cuenta de la historia que impulsó esa transformación, incluyendo las voces de algunas mujeres que en los años 80 contribuyeron a reconfigurar los espacios para las mujeres en el cine, y a conformar el campo del cine y sus oficios como un área de trabajo para las mujeres. Esto lo hicieron a través de la acción colectiva, por ejemplo con el festival de cine realizado por mujeres, uno de esos espacios fundamentales.

En la medida que este libro acompaña esa voluntad de transformación en el quehacer cinematográfico, esa necesidad de pasar a la acción en el reclamo por una mayor equidad de género, una paridad para acceder a los espacios de trabajo y en las oportunidades para las mujeres, es en los sucesivos varios relatos del libro un punto de retorno que repite una y otra vez que lo decisivo de ese paso, de pasar a la acción se da en el momento en que puede reconocerse lo propio en lo colectivo.

Esto, también, es una cuestión generacional: el problema de la visibilidad. Como cuentan muchas de las entrevistadas, el poder ver que había otras mujeres que filmaban, hacían iluminación, sonido, etc., fue importante para ellas para animarse a seguir el camino del cine. En ese sentido, muchas de ellas sostienen que los recorridos trazados por las antecesoras incidieron en las propias elecciones y en que pudieran persistir en ese deseo de hacer cine.

La segunda cuestión es una pequeña impresión de algo que me pasó este año: vi en Facebook un post donde se promocionaba un curso de cine (no recuerdo bien el nombre). Siempre miro estas cosas porque doy clases de cine en la facultad de análisis y crítica, entonces siempre estoy pensando cómo se enseña cine, qué película se eligen, etc. Pero en este caso, lo que me llamó la atención fue la imagen que acompañaba el post: un recuadro dividido en 36 cuadraditos, 6×6, y en cada uno de esos cuadraditos estaba la imagen, el rostro, de un director. Es decir, 36 caras de 36 directores, y lo digo bien, sin el inclusivo, porque eran 36 directores, todos varones.

Es la misma historia que ya todes acá conocemos perfectamente, pero yo me preguntaba si en este momento en que ya han sido minadas las bases, cuando se está discutiendo sobre el cupo en todo el mundo, en los organismos públicos que tienen que implementar políticas, etc., en este momento en que las demandas de una mayor equidad por la tarea de género están circulando en las calles, en los colectivos de mujeres, cómo puede ser que un curso de cine, cualquier curso de cine, puede estar dedicado a 36 directores y a ninguna, absolutamente ninguna, mujer.

Me permití esta digresión porque me pareció muy gráfica. En relación con esto, quisiera traer las palabras de una historiadora de arte de los estudios visuales que se llama Griselda Pollock, que dice que de lo que se trata es de hacer por las artistas actuales lo que solo podemos hacer, tardíamente, por aquellas del pasado, y esto es reinscribirlas en la historia.

Este libro, “50 mujeres del cine argentino”, es un aporte fundamental en ese sentido. No hay muchos libros sobre mujeres realizadoras, en el sentido amplio de la palabra, es decir en todos los rubros técnicos en el cine argentino, y al registrar testimonios de mujeres sobre sus experiencias profesionales, las trayectorias, las propias vivencias, sus pensamientos y sus pasiones, el cine como una pasión, es tan importante que haya otras palabras para escribir la historia del cine, que haya otras palabras que permitan poner en cuestión los parámetros masculinos que rigen los relatos, las biografías, las historias del cine argentino.

Este libro es un aporte fundamental porque al dar visibilidad y al difundir el trabajo y las experiencias de las mujeres que hoy están haciendo cine en nuestro país, eso ayuda a consolidar una posición dentro del campo cinematográfico que a la larga o a la corta -porque esto es así-, deberá o debería traducirse en una ganancia de poder para las mujeres en los espacios de toma de decisión”.

Annamaría Muchnik: “El libro nació de mujeres que eligieron dar batalla”

“Presentar un libro, para mí, tiene algo de alumbramiento, es dar a luz algo que llevó meses de elaboración y que, como en el caso de este libro, nació de entrevistas radiales a mujeres trabajadoras de cine, a directoras, productoras, actrices, técnicas, periodistas y guionistas que desde su lugar eligieron dar batalla a esto, tan difícil, que es hacer cine.

Julia nos escuchó paciente y reflexivamente a todas nosotras, y digo “nos escuchó” porque también estoy en las páginas de ese libro. Nos hizo las preguntas precisas, nos abrió la puerta al relato de nuestras carreras y elaboró, desde su programa de radio, este recorrido minucioso y preciso que significa ponerse en contacto con las identidades de todas y cada una de nosotras, cincuenta mujeres que fuimos capaces de contarle día a día nuestros comienzos, nuestras elecciones, los pasos difíciles, las realidades crudas, los obstáculos, tantas veces imposibles de cruzar si no fuera por la intensidad que tenemos las mujeres para llevar adelante proyectos en los que creemos y por los que vale la pena dar la pelea.

Julia preguntó y repreguntó a todas y cada una de sus entrevistadas sobre sus comienzos, sus sueños, sus obstáculos, sus dudas, sus inseguridades, sus primeros pasos, sus sentimientos y todo aquello que construye la carrera profesional de las personas, pero que en el caso de las mujeres y, sobre todo, en el ámbito cinematográfico está tan rodeado de incertidumbres y dudas, de piedras una puesta sobre otra en el camino que debiera razonablemente andarse cuando hay una vocación, una preparación, un estudio, una elección hecha con la cabeza y el corazón.

En mi caso personal, más allá de mi familia de cineastas nunca filmé una película, pero estoy tan rodeada de directoras, familiarmente por un lado por hermano, padre, hijo y ahora nieto, que de alguna manera estar ahora desde “La mujer y el cine” rodeada de muchas mujeres jóvenes que nos acercan todos los días sus dudas, sus problemas, sus ansiedades, sus inconvenientes, sus luchas, los obstáculos que tienen que pasar día a día.

Siento que “La mujer y el cine” ha hecho mucho por todas estas mujeres y siento que también lo ha hecho Julia; primero, desde un programa de radio, desde un podcast y luego, plasmándolo en las páginas de un libro. Yo amo los libros y de, alguna manera, lo que más me gusta es tener el papel y su olor.

Creo que haberlo hecho y tenido la valentía de hacerlo, y ser acompañada para que todas estas mujeres le digamos “sí”, y para que salga a la calle y forme parte del acervo cultural, tiene que ver con una biblioteca que muchas veces está bastante vacía en el tema de libros escritos por mujeres sobre el tema cinematográfico, en entrevistas que le den la voz a mujeres que hacen cine, que están detrás de la cámara y no solo adelante, y que tienen la posibilidad día a día de expresarse cada vez con un poquito más de posibilidades.

Sé que estamos viviendo momentos muy duros, sé que el cine está viviendo momentos horribles, pero sé también, porque tengo confianza en la gente muy joven. Cada vez que me dan la posibilidad de hablar, cada vez que tengo esta posibilidad de enfrentarme con el público y decir lo que me parece, pongo muy en primer plano el trabajo, la tenacidad, el coraje y la valentía de las pibas jóvenes. Creo en ellas, creo en su trabajo, creo en este coraje de salir a la calle, pongo mi fé en ellas y creo, por sobre todas las cosas, que el futuro nuestro de las periodistas, de “La mujer y el cine”, de las directoras está en muy buenas manos.

A todas las chicas jóvenes que hoy hacen cine, que haya muchas posibilidades de decir lo que piensan y muchas Julia Montesoro que den lugar, aire y páginas a lo que opinan todas esas chicas jóvenes”.

Julia Montesoro: “La intención inicial fue escuchar y escucharnos”

“Agradezco mucho a Género DAC y a Cultura DAC, que son las que impulsaron la presentación del libro y la idea de reunirnos en este espacio común porque, en definitiva, es una forma más de visibilizar el trabajo de tantas y tantas mujeres dentro de la industria audiovisual. La génesis de este libro fueron conversaciones que se hilvanaron bajo una única consigna: dejar un registro de mujeres de la actividad audiovisual contemporánea. “50 mujeres del cine argentino”, que fue programa de radio y podcast, y ahora es libro, está conformado por un abanico de voces mediante las cuales me propuse difundir y visibilizar experiencias, concepciones, pensamientos, recorridos personales y profesionales de mujeres que trabajan en distintos campos de la industria audiovisual.

Hubo una intención inicial de escuchar y escucharnos; esto fue realmente así, recuperar el ejercicio de la charla y la escucha, hurgar en las historias personales y dejar discurrir el relato pensando desde una actualidad inestable pero muy esperanzadora, al menos para quienes estamos aquí.

Estos testimonios son un documento que, sin premeditarlo, se enhebran en un corpus de especificidades propias y urgencias comunes. Aquí hago un pequeño paréntesis: esto es algo de lo que tomé conciencia después de escuchar todas esas entrevistas que hicimos en 2020, en los podcasts, pero terminó de cobrar una dimensión muy especial cuando estuvo convertido en palabra impresa. Ahí me di cuenta de todo lo que me habían confiado, de todo lo que ponen en juego todas estas mujeres, todas y cada una de ellas, de las experiencias que me permitieron, también, crecer a mí como mujer, como profesional de la comunicación y llegar a este libro que, realmente, todavía no lo puedo creer que hoy esté aquí.

Fue mucho trabajo y eso se plasmó en un viento de voces donde aparecen imposibilidades -en resaltador y con trazo grueso-, y expectativas -con una línea fina y no siempre firme-, y que impulsa a la necesidad de preservarlas. Así es como llegamos al libro, como resignificación del ejercicio de la entrevista, algo que me apasionó siempre como periodista y creo que es lo que más me gusta de las posibilidades que ofrece el periodismo (no tanto desgrabarlas, pero eso es otro tema).

Cada una de las protagonistas de este libro tuvo la deferencia de participar en el mismo con sus observaciones, aportando nuevos enfoques sobre el texto original, con lo que implica la aridez de la traslación del lenguaje coloquial al escrito, y enriqueciendo la edición final. Esto es algo que debo agradecerles infinitamente porque, también, eso le dio otra perspectiva al libro: el aporte y las observaciones de todas y cada una de ellas.

Cada una a su modo, con sus reflexiones, sus comentarios y sus palabras de estímulo, le dieron un nuevo sentido a este trabajo. Gracias a la generosidad de estas mujeres del cine argentino, podemos reconocernos y transitar sus historias individuales. Una, diez, cincuenta. ¿Cuántas son?, ¿cuántas somos? Muchas, por suerte. Para agrupar esos testimonios en un solo volumen, el resultado final se constituye como un legado. Solamente puedo decirles que espero transmitir y compartir con todos ustedes, todos y todas ustedes, el gusto experimentado al escucharlas, al leerlas y confirmar cuánto siguen contribuyendo con sus obras y sus trabajos a reformular el cine argentino”.

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