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DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Martín Rieznik codirigió «Una historia de la prohibición»: «La droga es tabú, ¿cómo hacer una película de lo que nadie quiere hablar?»

Martín Rieznik es codirector de Una historia de la prohibición –la guerra a las drogas como nunca te la contaron-, documental que se estrena el martes 1 de septiembre se estrena en Cine.ar el documental de Martín Rieznik y Juan Manuel Suppa Altman.

Con el abogado y periodista Juan Manuel Suppa Altman abordaron un tema poco frecuentado: la historia de la prohibición (o por mejor decir, de las sucesivas prohibiciones) de las drogas, ya sean naturales o químicas. Ambos realizadores definen el documental como “una historia personal y un recorrido por los principales hitos de la guerra a las drogas en Argentina y el mundo”.

Martín Rieznik fue entrevistado por GPS audiovisual ante el estreno de Una historia de la prohibición.

-¿Qué se propusieron al comenzar con el proyecto? ¿Cuál fue el desafío?

Creo que la intención de la película estaba bastante delineada desde un principio, porque el guion de la película se basa en el libro La Prohibición, de Juan Manuel (co director de la película), así que se trataba de trasponer el libro y su intención a formato película. Esa transposición fue a su vez el principal desafío: cómo contar una historia de prohibiciones en una película y que a su vez sea entretenida y tenga una duración razonable. Ese desafío lo considero cumplido: ¡la película es entretenida!

Respecto a nuestra intención con la película, es de alguna manera desnaturalizar la prohibición, ofreciendo una perspectiva histórica que barra con la falsa premisa de que las drogas “están prohibidas porque son malas”. En la película vemos, entre otras cosas, que las leyes de prohibición fueron votadas en gran parte por gobiernos militares o impulsadas por los sectores más reaccionarios del poder y, sobre todo, la gran mayoría de esas leyes no tiene ningún sustento científico, sus espíritus raramente están ligados a satisfacer cuestiones de salud pública sino más bien a cuestiones ligadas a la moral de turno, a lo económico o a lo político. No es casualidad que haya sido en las épocas más convulsas de la política nacional, en los años 60 y 70, cuando se impulsaron en nuestro país las leyes más duras en lo penal en relación a las drogas.

 -¿Qué limitaciones y dificultades tuvieron que abordar?

Sin dudas, el financiamiento fue una dificultad. La falta de colaboración de los fiscales, jueces y policías a la hora de investigar, otra. El INCAA nos financió pero siempre con retrasos de meses en los pagos, en un país con un 40% de inflación anual. Cuando ganamos el Mecenazgo Cultural de la Ciudad de Buenos Aires nos costó dos años conseguir que finalmente se haga el aporte. La droga sigue siendo un tema tabú y la película lo sufrió a nivel de producción, ¿Cómo hacer una película de algo de lo que nadie quiere hablar? Por suerte lo logramos y estamos muy satisfechos con el resultado. Además, creo que el solo hecho de haber logrado que el Estado nacional y el de la Ciudad de Buenos Aires hayan financiado este proyecto creo que es un aporte positivo al debate

-¿Hubo algún caso judicializado en particular que les sirvió como disparador?

La película sigue el caso particular de Eric Sepúlveda, un joven cultivador al que la policía le encontró 50ml de aceite de cannabis, por lo que lo encarcelaron durante 50 días en un penal de máxima seguridad y que ahora enfrenta un juicio en donde pueden condenarlo hasta a 15 años de cárcel. Como el de Eric, hay miles de casos en el país: el 50% de las causas por infracción a la ley de drogas es por tenencia para consumo. Elegimos este caso porque era el más resonante cuando comenzamos a escribir el guion, pero es apenas una muestra de lo que le sucede a miles de jóvenes en nuestro país.

 -¿En cuánto tiempo se desarrolló el proyecto, entre la búsqueda del material audiovisual y los testimonios?

Entre la presentación a INCAA, escrituras, reescrituras, producción y posproducción, nos llevó más o menos unos tres o cuatro años.

 -¿De qué contenidos disponían al comienzo, qué se fue sumando que lo enriqueció y qué elementos hubieran querido tener y no tuvieron acceso?

Respecto al material de archivo no contábamos con nada, pero sabíamos dónde buscar gracias al trabajo previo que había hecho Juan Manuel para La Prohibición. Respecto a las imágenes de actualidad, filmadas en Córdoba, Buenos Aires y Montevideo, lo filmamos todo una vez aprobado el proyecto INCAA. ¿Qué me hubiera gustado tener? Más fotos y videos del inicio de la prohibición. Sin dudas hubieran estado bien, pero no es que no conseguimos sino que dificílmente existan. Lo mismo respecto a las boticas que en la década de 1920 funcionaban en la ciudad vendiendo cocaína o rapé de forma legal, algo que muy pocos conocen. Y por supuesto, las fotos y videos del procedimiento policial en que detuvieron a Eric o una declaración del juez del caso, pero no quisieron declarar para la película.

 -Hay una secuencia muy bizarra que es el simulacro del operativo policial. ¿Cómo fue la experiencia de rodar ese momento?

Nosotros queríamos una declaración de la fuerza policial, pero se negaron rotundamente a declarar. Solo podíamos filmar cómo entrenaban a su fuerza policial. Creo que es un momento fuerte de la película, porque es el momento en que vemos en concreto qué es “la guerra a las drogas”, en qué se gastan los millones de presupuesto para “combatir el narcotráfico” y cómo entrenan a sus hombres para garantizar la prohibición. La guerra a las drogas en concreto es eso que mostramos en los cuarteles de la policía antinarcotráfico: un montón de dinero, violencia y prepotencia al servicio de patear puertas y llevarse presos perejiles. Porque nadie puede creer que en esos operativos están pensados para ingresar a la casa de un narco importante.

-Hay momentos del documental con información histórica (por ejemplo, que la producción y el consumo de drogas no estaba penado por la ley). ¿Qué información aparece en la película que desconocían antes del comienzo?

En realidad, como la película está basada en el libro de Juan, es toda información que yo tenía de allí. Seguramente Juan se fue sorprendiendo con su investigación, pero a mí me llegó ya procesada.

 -¿Creen que la película puede ser útil para modificar algo? ¿Es una película política?

Creo que sí puede ser útil: esta nota ya es útil, es echar luz sobre un tema que ha estado relegando a lo prohibido, a la oscuridad, al silencio o a la irracionalidad. Abordamos el tema de las drogas de una forma honesta, seria y comprometida para desnaturalizar el paradigma de la prohibición y generar una reflexión basada en los hechos y en el respeto a las libertades individuales y los derechos humanos. Uno de mis sueños es que el Estado y la policía dejen de perseguir a los consumidores más vulnerables. La prohibición es clasista y todos lo sabemos. Si logramos ser un aporte en esa dirección voy a sentirme completamente realizado respecto a esta película.

Norberto Chab

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