“Yo no era un tipo conocido -admitió Nieva en aquel entonces- no me daba el cartel, pero fui quien tuvo la idea de hacer Gatica. En realidad me la sugirió mi papá. Y entonces se dio”.
La vida de Edgardo Nieva –quien murió de cáncer el lunes 31 de agosto a los 69 años-, dio un giro absoluto a partir de encarnar a José María Gatica, la película de Leonardo Favio que lo catapultó a la fama.
Nieva, quien estaba internado en la Fundación Favaloro, había nacido en una pensión de Callao y Corrientes, en Buenos Aires. Su padre era mozo de un reconocido bar y su madre concertista de piano. Desde chico hizo de todo: vendió lectura veloz, fotocopiadoras, libros y hasta tomó un maletín de visitador médico. Comenzó a estudiar en la Facultad de Ciencias Económicas, pero a los 23 años abandonó la universidad para dedicarse a la actuación. Entonces lo echaron de la casa por haber decidido eso.
Su carrera principalmente la había desarrollado en el teatro, en donde participó de obras como La demolición, El dragón de fuego, Orquesta de señoritas, La empresa perdona un momento de locura, El nuevo mundo, Muero por ella, Esquirlas y Un tranvía llamado Deseo.
Hasta que Favio confió en él para hacer de Gatica, aquel boxeador que conoció la gloria y murió trágicamente en 1964. La película se estrenó en 1993 y generó un boom de público inmediato.
Años después, Nieva trabajó en La dama regresa (1996), film de Jorge Polaco lo que significó la vuelta al cine de Isabel Sarli. Su última participación en la pantalla grande fue en Expediente Santiso ,de Brian Maya. Entre sus últimos papeles, trabajó en El Lobista (2018), fue su vuelta a la televisión.
“Escribí un libro, Cómo y por qué llegué a ser José María Gatica, pero nunca lo publiqué –confesó el actor hace unos años-. Me vinieron a buscar de varias editoriales pero no quise publicarlo porque me parece que son cosas que pertenecen al mundo del cine, y sería yo un desagradecido si cuento puntos flojos de Favio. Le estaré eternamente agradecido porque fue el primer tipo que confió en mí en el cine”.
Su impronta quedará ligada por siempre a la personificación del popular boxeador.