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Todo el cine y la producción audiovisual argentina en un solo sitio

DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Alejandra Perdomo estrena «La reparación»: «Intento sumar mi granito de arena en la concientización»

El jueves 2 de junio se estrena en el Centro Cultural San Martín (Sarmiento 1551) el documental La reparación, con guion, dirección y producción de Alejandra Perdomo (Nacidos vivos y Cada 30 horas), con dos funciones semanales en la Sala Documental durante todo el mes. El jueves 9 llegará al Cine Gaumont con funciones diarias a las 17.30 hs.

La reparación aborda el tema del abuso sexual en las infancias y adolescencias a partir de testimonios de víctimas, de colectivos y de especialistas. Se trata de un tema que la sociedad se rehúsa a ver, y muchas veces elige ignorar. El documental consigue que las víctimas rompan el silencio y enfrenten el miedo.

-¿Cuál fue la motivación esencial para abordar el tema del abuso en las infancias, el punto de partida?

Vengo trabajando en el tema de las violencias silenciadas desde 2010. Abordé en diversos documentales la vulneración del derecho a la identidad, luego el tema de los femicidios y la violencia machista y ahora el abuso sexual en las infancias.

Lo que tienen en común es que las violencias están interconectadas. En los relatos de muchas niñas que fueron “adoptadas” (en realidad, sustraídas o sustituidas antes, durante y después de la dictadura militar), muchas de esas niñas sufrieron abuso sexual dentro del seno de esa familia adoptante. A la vez, en las mujeres que sufrieron violencia machista de parte de sus parejas o exparejas, muchas me contaban en la intimidad que habían sufrido violencia sexual en su niñez. Esto me interpeló y me dije que había que hablarlo. Porque es un delito muy silenciado.

-En La reparación se advierte en los testimonios el proceso de los años de silencio hasta que se deciden a hablar.

Es algo de lo que cuesta mucho hablar. Al ser tan difícil el abordaje, es un tema que ni siquiera se quiere tocar. No nos gusta hablar del tema porque es incómodo. Pero es absolutamente necesario: cuando abrís el juego advertía que las personas vulneradas pueden ponerlo en palabras y comienzan su propio proceso de sanación.

-¿Las voces de los entrevistados son aquellas que te habias propuesto desde el inicio del proyecto o el mismo camino te fue marcado a nuevos testimonios?

Hay testimonios que estaban planteados desde el principio. Pero otros los fueron trayendo la actualidad: cuando empecé el proceso de preproducción tomó estado público la denuncia de Thelma Fardín, que trajo un aluvión de denuncias de víctimas y sobrevivientes que se atrevieron a denunciar. La línea 137, que estaba funcionando como un 0-800, se desbordó de historias. Pude enterarme que llamaban mujeres mayores de 70 años contando lo que habían sufrido en su infancia.

-Así aparecieron testimonios que te impactaron y decidiste incorporarlos al proyecto.

Uno de los relatos que forman parte del documental es el de Santiago. A las 48 horas de la denuncia de Thelma él y sus hermanos decidieron contar la historia en sus redes sociales. De esa manera llegó a los medios y gracias a la visibilización del caso obtuvo una reparación judicial. El agresor –su propio padre- tenía sentencia firme, pero por sus contactos en la justicia nunca había sido detenido. La justicia tomó cartas recién cuando se mediatizó el caso.

-En La reparación se pone en evidencia que el mismo personal de la justicia no está capacitado o no tiene herramientas.

Al abordar estos temas, muchos y muchas sobrevivientes y víctimas se ponen en contacto conmigo a través de las redes pidiéndome ayuda. Me reguntan cómo tienen que hacer una denuncia o me cuentan que no se la quisieron tomar ni en la comisaria ni en la fiscalía. Hasta la aparición de la Ley Micaela, los profesionales de la justicia no estaban obligados a capacitarse. Anteriormente el abordaje a las víctimas lo hacían motu proprio, no porque la carrera tuviera perspectiva de género.

La reparación no tiene voz en off ni un guion aparente. Se constituye a partir de los testimonios. ¿Cómo desarrollaste la estructura narrativa?

Mi voz no aparece pero está mi recorte. Siempre les doy absoluta libertad a las entrevistadas y entrevistados: no voy con un cuestionario de hierro sino con disparadores. Cuando me dicen “de qué querés hablar”, siempre les respondo “de lo que quieran”. Cuando la persona que sufrió violencia siente que la escucha es respetuosa y que se le brinda un espacio surgen situaciones auténticas, momentos muy fuertes.

-¿Cuál es el objetivo de La reparación, qué ves en la película terminada?

Lo único que intento hacer como documentalista y comunicadora es sumar un granito de arena en la concientización. Algo que debería ser una política pública lo estamos haciendo desde el cine.

La Reparación tuvo su estreno días atrás, en el Festival de Cine Político. Pudiste allí recibir la reacción del público. Pero tuvo una prueba de fuego anterior, cuando la compartiste con los protagonistas. ¿Qué devolución recibiste? ¿Cuáles fueron los comentarios dominantes sobre la película?

La devoución más importante es la que me dieron ellas y ellos, después de tanto tiempo de espera. Finalizamos el rodaje dos meses antes del comienzo de la pandemia y postergamos todo cuando íbamos a iniciar el montaje. Por eso esa privada fue muy emocionante. Lo que no deja de asombrarme es que ellos me agradecen a mí por haberles abierto este camino, esta posibilidad de que sus voces se puedan replicar. Más allá del cine, abrimos la posibilidad de proyectar la película en universidades, clubes, hospitales. Cada 30 horas me permitió ir a escenarios inesperados, como el Ministerio Público Fiscal, colegios de magistrados o escuelas. Gracias a eso podemos hablar de lo que está pasando con las pibas y los pibes. Son espacios imprescindibles para visibilizar estas temáticas.

Julia Montesoro

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