El Festival de Cine Alemán cumplió con el objetivo de convocar a un público interesado en la nueva cinematografía germana. Este fue el año de su vigésima edición, y aunque se cambió el espíritu celebratorio por el encuentro virtual, el balance fue altamente positivo.
Gustav Wilhelmi, su director artístico, contó cuáles fueron sus conclusiones a partir de la novedosa experiencia de organizar una muestra en tiempos de pandemia.
-De cada experiencia nueva se aprende algo. ¿Qué aprendizaje quedó de este festival virtual?
Realizar el festival de esta manera on line, como lo hicimos este año, fue una experiencia completamente nueva. Por un lado, no estuvo el contacto con el público: las reacciones, las expectativas, la información que recibíamos. En este festival, con los espectadores en sus casas, lo único que recibíamos eran mails. Fue la manera en que pudimos realizarlo. Creemos que fue un éxito, por el solo hecho de poder realizarlo, de encontrar una solución a la expectativa de la gente. Esperamos volver a las salas: una parte del festival es el contacto social, el ambiente de las salas.
-¿La cantidad final de visitantes respondió a tus expectativas?
¡Sí! La demanda fue mucho mayor de lo que teníamos previsto. En general, las películas estaban disponibles desde las 6 y generalmente a las 11 ya se habían agotado los tickets. Lamentablemente, por las condiciones impuestas por los distribuidores y los productores tuvimos una cantidad limitada de visualizaciones, y hubo quienes no pudieron verlas. Nada diferente a lo que sucede en el cine: si uno llega a ver la película con poco tiempo, puede pasar que se quede sin tickets.
-¿Hubo alguna película que haya generado interés por encima de lo previsto? ¿Más de una?
Este año hubo varias. Una de ellas fue El caso Collini, nuestra película de apertura. Tal vez la presencia de Franco Nero fue lo que despertó más interés. La fábrica de los sueños también gustó mucho. Y otra favorita del público fue La audición. Es extraño cómo el público sabe cuáles son las que más interesan: fueron las que más rápidamente se agotaron.
-¿Hay herramientas o características del modo virtual que puedan ser aprovechadas para futuras ediciones presenciales?
Una de las herramientas que seguramente vamos a seguir aprovechando es la comunicación a través de los medios virtuales. Siempre nos basamos en la comunicación presencial, ya sea en los cines o con folletos. Poe obvias razones este año nos basamos en la promoción virtual, como redes sociales o plataformas de cine. Y nos dio buenos resultados. En el futuro lo vamos a seguir utilizando. Es la manera de llegar a un público al que de otra forma no hubiéramos llegado. Nos va a ayudar para las próximas ediciones.
-¿Por qué tenía sentido llevar adelante el festival, aun en estas condiciones?
Desde principio de año, cuando empezamos a preparar el festival, trabajamos con la idea de realizarlo en una sala. Fuimos postergando la decisión. Hasta que entendimos que solo lo podíamos hacer on line: era eso o nada. No pudimos celebrar la 20º edición como nos hubiera gustado, pero fue la manera de poder hacerlo. Y fue una buena decisión: mucha gente nos escribe para agradecernos por habernos tomado el esfuerzo de organizarlo de todos modos. Tuvimos la oportunidad de hacerlo de manera gratuita y de llegar a un público que normalmente no venía. O sea que sin saberlo, nos dio la posibilidad de expandirnos. El resultado nos dejó tan conformes que ya empezamos a evaluar que el año que viene -si el festival es nuevamente presencial-, debemos tener una sección on line. Por ahí, en 2021 tenemos un festival con dos versiones.
Norberto Chab