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DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Sabrina Moreno estrena «Azul el mar»: «Me interesa llegar a las mujeres que se preguntan sobre sus vidas»

La cineasta cordobesa Sabrina Moreno estrena el jueves 2 de julio su ópera prima Azul el mar. Preestrenada en el último Festival de Mar del Plata, la película será exhibida en Cine.ar, y a partir del 9 de julio, en Puentes de Cine.

Se trata de un drama protagonizado por Umbra Colombo, quien encarna a Lola, una mujer casada y con cuatro hijos que atraviesa una crisis y debe transitarla y resolverla durante unas vacaciones de verano familiares en Mar del Plata. Su tristeza creciente contrasta con la incomprensión de su marido, Ricardo (Beto Bernuez), para quien el plan de salidas, playa y paseos alcanza para minimizar o ignorar el conflicto.

Lola debe tomar decisiones valientes, rompiendo con atávicos mandatos de las estructuras familiares convencionales, para permitirse ser ella misma.

La directora –quien además escribió el guion- participó de la clínica de guion del Berlinale Talent Campus del Festival de Berlín. Azul el mar ganó el Concurso de Desarrollo “Raymundo Gleyzer” del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) y fue la primera película ganadora del concurso de ópera prima del Polo Audiovisual Córdoba.

Sabrina Moreno fue entrevistada por GPS audiovisual por Azul el mar.

-¿Cómo surgió el proyecto? ¿Cuánto tiempo tardaste en madurarlo, y qué modificaciones fue teniendo en el camino?

El proyecto surgió en 2007. Yo estaba terminando la carrera de cine y estaba en un proceso de reflexión sobre quién era y cómo había influido mi infancia en mí. Había comenzado a tener sueños de cuando era más chica y de los viajes que solíamos hacer con mi familia a la costa. Las vacaciones familiares eran el momento esperado del año: allí nos reencontrábamos y todos nuestros vínculos se ponían en juego. Entonces comencé a escribir el guion, basándome en anécdotas familiares y en preguntas personales que necesitaba poner a jugar en imágenes, donde el mar era muy significativo. El proyecto quedó seleccionado en el Berlinale Talent Campus del Festival de Berlín, y entonces comenzó un largo proceso de lo que implica convertir un guion en una película. Pasaron diez años hasta que llegamos al rodaje. En el medio, hubo muchas versiones de guion que se fueron modificando a medida que yo iba creciendo e iba construyendo más mi mirada como cineasta. Aunque la esencia fue siempre la misma, lo que cambió es que todo maduró.

-¿Cómo fue el proceso del desarrollo del guion? ¿Cuánto hay en él de tu propio universo femenino, de tu mirada sobre las crisis de pareja?

Creo que todo. Intenté abrirme, y permitir que todo lo que de alguna manera siento, se traspase a cada aspecto de la película. Me interesa mucho reflexionar sobre cómo funcionan las parejas, cómo se construyen, cómo logran sostenerse, cómo se establecen roles de poder y de reciprocidad, y cuán concientes somos de eso mientras estamos llevando a cabo una relación. Sobre todo, me interesa observar cómo las personas intentamos llevar a cabo deseos propios, y cómo al enfrentarse con los deseos del otro -que no siempre son los mismos-, puede generar un mayor crecimiento o una catástrofe.

-¿Cuándo entendiste que la protagonista debía ser una mujer, y que el conflicto amoroso debía estar focalizado en la mirada de la mujer?

En realidad, yo lo veía como un núcleo, porque así es como funcionan las familias. Pero había una parte de ese núcleo -que sería el personaje de Lola-, que estaba en tensión con eso. Entonces sí, la protagonista es ella, desde todo lo que implica poder desarrollarse como mujer mientras cumple con todo lo demás, con todo eso que quiere pero que a su vez también le pesa. Lo interesante es que su personaje es el único que nos permite ingresar hacia su interior, que nos permite sentirla como realmente es. Pero en el montaje es donde todo fue más decisivo y eso cobró mucha más fuerza, donde decidimos generar ese espacio para que su interior conviva con lo que pasa en el afuera.

En relación a esto, escribí en mi diario de rodaje:

“Hicimos una pausa en el montaje. Es necesario tomar distancia, permitir que el tiempo haga su proceso y que las imágenes vuelvan a surgir con mayor intensidad. Hay dos y hasta tres películas que intentan convivir en un mismo relato. Lo sensorial y lo subjetivo del mundo de Lola es lo que tiene que crecer aún más, recobrar su lugar; ese que le dio sentido al motor que puso todo en marcha: ¿Cómo atraviesa una mujer que es madre, esposa, y profesional, una vida en donde las distintas partes luchan por tomar su lugar, por tener un espacio en una misma y única vida? Esta película la estoy haciendo por ella, para comprender, aunque no de manera del todo consciente, quién fue, cuáles eran sus deseos y cómo atravesaba sus miedos. Tengo que abrir aún más mi mundo interior, permitir que ellos puedan entrar, motivados por el llamado que grita por hacerse escuchar; dejar que habiten esa dimensión de espacio y tiempo donde lo onírico y lo real tienen la misma importancia, la misma razón de ser. Voy a abrir la puerta y voy a abrazarlos, ojalá ellos quieran quedarse a transitar”.

-¿Cómo apareció en tu camino Umbra Colombo? ¿Qué te decidió a ver en ella a la Lola de tu proyecto?

Estaba buscando actrices con un cierto perfil, y entonces me apareció una foto de Umbra que me llamó mucho la atención. Comencé a investigarla para conocer quién era, y vi que había hecho una película en Córdoba. Entonces quedamos para tomar un café, fue todo muy intuitivo. Nos juntamos a charlar y estuvimos conversando como tres horas, generamos mucha intimidad desde el comienzo, y ahí lo supe. Es algo que sentís, y Umbra transmite una energía muy singular, ella entendía a la perfección la complejidad y las capas de lectura que necesitaba el personaje.

-¿Cómo fue el proceso del trabajo con ella, una mujer que trasluce la tristeza del conflicto (y la imposibilidad de resolverlo, o su falta de motivaciones para resolverlo) a partir de su mirada?

Nos juntamos a leer el guion, con ella y con Beto (NR. Bernuez, el coprotagonista), e íbamos conversando sobre cómo veímos cada escena, qué es lo que les pasaba a estos personajes y cuál era el trasfondo, todo eso que no se dice pero que se puede sentir. Entre los tres fuimos poniendo en contexto todas las necesidades y las sutilezas que se requerían para contar esta historia. Y en los ensayos le pedí a Umbra justamente eso, que contara desde la mirada, y desde la relación entre sus cuerpos. Ella es increíble porque justamente tiene eso, puede contener todo un océano en sus propios ojos.

Y el trabajo fue así, yo sabía que ella entendía muy bien lo que le pasaba al personaje. Entonces, desde los ensayos hasta el rodaje planteamos tener al guion como una brújula, pero no como algo inamovible, y que buscáramos en las escenas y en el vínculo con los demás personajes, esa contradicción de mostrar hacia el afuera una cosa, mientras que en su mirada podemos sentir que por dentro le pasa otra. Porque la imposibilidad para cumplir nuestros deseos es eso, lo que queremos y lo que podemos, generalmente no es lo mismo.

-¿Qué te impulsó a buscar el mar como marco geográfico para este conflicto?

El mar es tan inabarcable como contradictorio, y desde ese lugar tenía absoluta relación con lo que pasa en esta historia. El mar es intenso, es cambiante, puede ser demoledor y al mismo tiempo lo más bello y lo más tierno. Y el personaje de Lola también es así. Entonces entre ella y el mar se genera una relación de miedo y de deseo al mismo tiempo, de cierto reconocimiento.

-Las imágenes le dan mucha importancia a las “fuerzas de la naturaleza”: el cielo, el mar, la playa. ¿Qué te motivó a pensar en ellas como un personaje más?

Pienso que el ser humano desde sus inicios está muy conectado con la naturaleza, ya que es parte de ella. Solo que en el día a día, entre tantas cosas, lo perdemos de vista. Pero luego cuando algo nos llama la atención, volvemos a conectar. En este contexto, Lola está en un momento de su vida donde al conectar con su interior, logra ese acercamiento con los procesos de la naturaleza, y así todo cobra otro sentido.

-La protagonista debe tomar decisiones extremas como una liberación. ¿Esta mirada tuya sobre el empoderamiento de la mujer la tenías desde el comienzo del proyecto o fue variando?

Desde el inicio, me interesaba acercarme a través del relato a la imagen que tenía de mi mamá. Una mujer con muchísima fortaleza y de gran valentía. Pero también muchas veces la veía en la contradicción entre lo que ella quizás quería y lo que su entorno y el contexto le permitía. Eso lo veía mucho en las mujeres de su edad, incluso en las mamás de mis amigas, y era un gran interrogante para mí descubrir cómo iba a ser yo como mujer cuando me enfrentara al mundo desde ese lugar. Luego se fue intensificando a medida que yo también fui creciendo. Así, la idea se fue haciendo más fuerte en cada etapa. Hasta que terminó de florecer en el montaje de la película.

-¿Qué lectura hicieron las mujeres que vieron la película que vos no habías advertido?

La mayoría de las mujeres, tanto desde el guion como quienes vieron la película, sintieron una gran identificación. Algunas hasta me han dicho “es la vida misma”. Creo que en todo caso lo que no advertí tanto, fue cómo aun hablar de esto genera cierta incomodidad en algunos espacios. Creo que en San Luis, que es donde nací y crecí, como en otras provincias donde el machismo todavía está muy instalado e incluso defendido culturalmente, no va a tener el mismo recibimiento, va a ser más dispar. Pero eso es lo que me interesa: llegar ahí, adonde estén las mujeres que se están haciendo preguntas sobre sus vidas.

Norberto Chab

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