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DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Iair Said competirá en Cannes con «Los domingos mueren más personas»: «La película exorciza angustias que nunca pude poner en palabras»

Iair Said estrenará mundialmente su segunda película, la comedia dramática Los domingos mueren más personas en el 77º Festival de Cannes, que se llevará a cabo del 15 al 24 de mayo. Competirá en la sección ACID, seleccionada por la Asociación para la Difusión del Cine Independiente.

Protagonizada por el propio Iair Said, con la participación de Rita Cortese, Antonia Zegers y Juliana Gattas, trata sobre David, un joven judío de clase media, corpulento, homosexual y con miedo a volar, quien vuelve de Europa a Buenos Aires, por el fallecimiento de su tío. En este regreso, David se entera de que su madre ha decidido desconectar el respirador de su padre, lo único que lo mantiene vivo desde hace años. David vuelve a la casa de su infancia, donde oscila entre la convivencia íntima con su madre y una voracidad por llenar su angustia existencial.

Mientras sus días en Buenos Aires avanzan, él intentará evitar de cualquier manera volver a ver a su padre internado, aunque el destino hará lo imposible para que ese encuentro se concrete.​

-Una información preliminar dice que “Los domingos mueren más personas desanda las pérdidas familiares y los vínculos desde una perspectiva perspicaz e ingeniosa”. ¿Cómo la definís vos, cómo se puede ampliar ese concepto?

Es una película que retrata el momento del duelo que atraviesa una familia. Tenés que seguir con el resto de tu vida, pero el duelo siempre está contaminando todo. Y sobre todo, lo que más me interesaba era contar era un poco el precio de ese duelo: el precio de la muerte para los familiares.

Hay un precio que es metafórico y tiene que ver con el dolor que uno arrastra. Pero hay otro que es más literal: lo que cuesta mantener un muerto, pagar una tumba, las deudas que puede dejar. O sea, la parte económica del duelo.

Las veces que tuve los primeros muertos en mi familia -mi padre puntualmente-, yo no sabía en qué consistía. Todos te hablan del dolor que vas a sentir, pero nadie te dice cuánto te va a costar. Tenés que tener un resto económico para sostener ese duelo. No se trata de salir a trabajar al otro día: pasan cosas que no te imaginás. De esto habla la película.

-¿Tenías una idea inicial y se fue transformando en el momento del corte final?

El guion casi no cambió ninguna palabra. Lo escribí en 2015 y lo filmé el año pasado. Mi padre falleció en 2018: era una película que habló sobre su muerte, pero la escribí antes de que él muriera.

Soy un poco teórico, no me sale cambiar demasiado las cosas. Obviamente, la teoría se debe adaptar a las dificultades que puede tener un rodaje. No es lo mismo filmar 15 horas por día que 11. Pero no tuve que adaptarme demasiado porque tengo muy buenos amigos y muy buenos contactos que me fueron acercando y prestando las cosas. Hasta conseguimos filmar en un avión. Pude hacer la película que quería.

-¿La escribiste sabiendo a priori que la dirigirías y la protagonizarías?

Sí. Me convertí en director para actuar en mis cosas. Soy actor y no trabajo de actor. Empecé a escribir cosas para dirigirme y para poder ser protagonista.

Siempre que escribo algo lo hago pensando en mí como protagonista. Suena narcisista, pero la realidad es que conozco mis capacidades y también mis límites. Escribo acorde a lo que puedo llegar a dar.

-El camino de director es un viaje de ida.

Mientras no me convoquen para actuar, sí: seguiré actuando en mis cosas. Con el tiempo entendí que también hay una pulsión, una necesidad de contar algo que no podés hacer de otra manera. Esta película exorciza mucho de mis temores y de mis angustias que durante muchos años no pude poner en palabras.

Un productor amigo, Juan Vera -también productor de la peli-, me preguntó una vez si yo me consideraba artista. La respuesta es “sí”, pero lo soy porque no sé expresarme de otra manera que no sea a través del arte. Me cuesta expresarme, pero me sale mediante un canal más artístico. ¡Redacto un mail y lo escribo como el culo!

-En esa forma de expresarte hay algo de humor (y también de humor negro) y de ironía. Esto se advierte en tu película anterior, Flora no es un canto a la vida. ¿Eso también es la forma o la voz que encontraste para transmitir tus sentimientos?

No dije que la encontré o que la que tengo: simplemente me salió. Me di cuenta que me era más fácil atravesar los momentos de tristeza con un poco más de humor. Antes era más dramático… bueno, forma parte de la tradición judía. Hay cosas muy pequeñas que me generan un estrés y un drama bárbaro y hay muertes cercanas que me las puedo tomar con mucha liviandad. Es el mecanismo que salió para atravesar las cosas menos dolorosamente.

-¿Cómo fue el paso del documental a la ficción?

Si bien es una ficción, está basada en sensaciones personales. Es muy sincera y genuina porque habla de mis temores. No tuve que ficcionar demasiado. Donde más sentí la diferencia fue en la parte técnica: Flora se armó en el montaje. En Los domingos, cuando llegué al montaje ya estaba todo filmado. Lo único que podía hacer era solucionar problemas, no armar una película nueva.

-Se dice que la película no aparece en el guion ni en el rodaje sino en el montaje. ¿Cómo fue tu experiencia?

Pensé que iba a llegar al montaje y que la película iba a ser tal cual lo que filmé. No concebía la idea de que algo no funcionara porque lo tengo escrito hace 15 años y siempre me funcionó. Pero empecé a verla con la montajista y descubrí cosas que no podían estar de esa forma. El montaje es como una nueva curita, una nueva manera de hacer otra película. Fue muy distinto a lo que pensaba que pasaría. También pasó que Flora se filmó en siete años y ésta en tres semanas.

-Tres semanas suena a hazaña…

Es que no tuve tiempo para plantearla de otra forma. De hecho, terminé el color hace tres semanas también… ¡y a la semana me enteré que estrenábamos en Cannes! Mi terapeuta está chocha, pero yo no entiendo dónde estoy parado.

-El año anterior estuviste en San Sebastián, ganando premios de la Industria por el work in progress. Ahora se estrena en Cannes. ¿La película tiene destino de festivales?

Es un problema estar acostumbrado a eso. Yo hice unos cortos a los que le fue muy bien. Uno ganó el BAFICI y participó en Cannes en 2015. Cuando terminé Flora me dije que iba a recorrer el mundo… y no quedó ni en un festival. ¡Ni uno!

El camino de los festivales es muy riesgoso y muy azaroso. Si creés que tu película es espectacular porque te ves en un festival, sos un salame. Si creés que es una mierda porque no quedó sos un salame. Me lo intento tomar moderadamente. Sé que es una ventana que le va a venir muy bien a la película internacionalmente.

A la vez, es muy agridulce tener una película hecha en este momento. Estoy feliz por lograrla, pero me planteo si será la última: no puedo dejar de peguntarme qué va a pasar en este momento delicado.

Julia Montesoro

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