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DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Marcelo Melingo coprotagoniza «Vladimir», de Martín Riwnyj: «El mundo de los artistas y creativos es interesante para explorar»

Marcelo Melingo es coprotagonista de Vladimir, thriller psicológico con guion y dirección de Martín Riwnyj, que se exhibe en el cine Gaumont y salas de todo el país.

Con un elenco encabezado por Daniel Aráoz y Carlos Belloso, la película sigue la historia de un grupo de artistas plásticos que disfrutan de la vida y la diversión en el atelier del artista Vladimir, hasta que una tragedia los lleva a sumergirse en un oscuro viaje de redescubrimiento.

-Vladimir es una importante apuesta al cine argentino independiente, de autor y de géneros. ¿Qué te entusiasmó para que te embarcaras en el proyecto?

Fundamentalmente el guion. El de los creativos es un mundo que me interesa. Decir “artista” es una palabra bastante grande, pero en este caso por los viajes que atraviesa el protagonista o incluso sus amigos, todos rotos, hay un mundo interesante para explorar. No muy lejano además al que también tenemos los actores y músicos, aquellos que nos dedicamos a poner el espíritu y el cuerpo a la poesía; a vivir una vida en completud, no solo a través del trabajo o el dinero, sino al estar conectado con muchas otras cosas más que se requieren para la creatividad o para el arte.

Explorar este mundo, con lo que significa también para quien tiene que vivir -porque tenemos que comer y pagar una cuenta y ni te cuento hoy-, también es interesante. Para ver qué hilos se tejen atrás de la cocina de la creatividad y para estar en el sistema a la vez.

-¿Cómo llegaste al proyecto de Martín Riwnyj y cómo fue la forma de trabajo en el rodaje?

Me llamó para contarme del proyecto y además decirme que él también es un artista plástico. La trama -más allá de que el protagonista pueda ser una especie de alter ego de él- está inspirada en sus épocas de una relación más estrecha con la pintura. A la vez, me mostró dos películas que había hecho anteriormente.

Al contarme sobre mi personaje (Héctor), el marchand que es agente de Vladimir -el pintor-, me explicó que debía ser un puente sobre un sistema que le pide que Vladimir venda. En ese mundo que explora la película, Vladimir debe ser creativo, estar inspirado, poder llevar a cabo su obra y que esa obra interese y venda. Si no, no hay conflicto.

Martín me cuenta eso, leí el guion y advertí que tenía de todo. Hay allí una interesante trama que no es exactamente policial sino que es un thriller donde suceden cosas que están fuera de la ley. Todo el entorno del pintor también es interesante: lo acompañan sus musas, sus amigos, las fiestas, la trasnoche, las jodas. Me entusiasmó mucho.

-Para construir este personaje, ¿vos tenías conocimiento del mundo de la pintura?

La plástica siempre me interesó. Tengo relación con gente que pinta y que expone. Incluso le compré obras a un marchand. Mi forma de trabajo no tiene que ver con algo exterior, sino con lo que pueda aportar desde mi rol: quién soy yo, qué traigo en mi valija, con qué hay que jugar en la cancha. De alguna manera entendía lo que había que jugar con esta trama y este guion. Sumale a esto la estética de la película, que tiene un gran valor artístico.

-¿Qué aportaste vos, con tu mirada, al personaje?

Cada vez que leo un guion me pasa que lo entiendo que como si fuera un partido, como si fuera un juego. ¿Cuáles son las reglas? ¿Quiénes juegan? ¿De qué se trata el juego? Trato de identificar qué tengo que aportar. ¿Cuándo me toca llevar a mí la pelota? ¿A dónde tengo que meter el gol? Me pareció que en este juego, lo que se me proponía es un puente con el sistema. Tenía que demostrar que ese tipo vestía bien, que se codeaba y conocía de transacciones o el medio ambiente.

Al conocer a los clientes, también sabe a quién le podría interesar una obra y cómo se vende. Cuando el personaje ve que una tragedia modifica todo, está más contento, más en sus anchas. Allí traté de poner algo más personal.

-Buscaste con tu aporte enriquecer la historia.

Sí. Pero siempre tuve en claro que mi rol era acompañarlo a Vladimir, a Daniel Aráoz. Y fue un placer hacer eso.

Julia Montesoro

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