El director, guionista y productor Alejandro Agresti recibió la Biznaga de Honor del Festival de Málaga, en reconocimiento a su comprometida y prolífica trayectoria cinematográfica. Agresti, que presentó en la Sección Oficial Fuera de Concurso su más reciente película, Lo que quisimos ser, recogió el galardón de manos de Juan Antonio Vigar, director del Festival de Málaga, en un acto celebrado en el Teatro Echegaray en el atardecer del jueves 20.
Durante la entrega, Vigar ha destacado la relevancia del cineasta en la cinematografía internacional: «Alejandro Agresti es un director que ha transitado por varios géneros con un talento indudable y con una gran importancia dentro de su filmografía. Es una figura referencial en el cine argentino e internacional, y su obra sitúa a Alejandro en el punto máximo de interés para los amantes del cine», afirmó.

Por su parte, el productor de su última película, Fernando Sokolowicz, resaltó la faceta de Agresti como guionista: «Además de ser un director excepcional, también es un extraordinario”.
Visiblemente emocionado, Agresti ha expresado su gratitud y sorpresa por el recibimiento en Málaga: «Estoy muy emocionado de estar aquí y recibir este reconocimiento. Nunca había estado en Málaga y me he encontrado con una ciudad maravillosa y con gente hermosa”.
Lo que quisimos ser es su primera obra en casi nueve años. Protagonizada por Luis Rubio y Eleonora Wexler, la historia sigue a un hombre y una mujer que, tras conocerse a la salida de un cine, construyen un universo de fantasía en el que se convierten en quienes siempre quisieron ser: una escritora y un astronauta. Unidos por su amor al cine, los protagonistas desafían la realidad para vivir sus sueños, aunque las dificultades del mundo real amenazan con separarlos.
Sobre el film, Agresti señaló que se trata de una película “sobre la necesidad de soñar, pero también sobre la importancia de compartir esos sueños”. Sobre el proceso de creación del guion el director ha manifestado que quiso ahondar en la exploración de cómo el amor “puede ser ese refugio donde las personas encuentran la fuerza para ser quienes desean ser”.
La película, que ha sido presentada en Sección Oficial Fuera de Concurso, ha cosechado reconocimientos internacionales, entre ellos el premio a Mejor Película en el 2º Festival Internacional de Cine de la UBA (FIC.UBA).
El Diario del Festival entrevistó a Alejandro Agresti.
¿Qué le ha inspirado a volver después de diez años a la dirección?
Han pasado muchas cosas en este tiempo. Siendo ya mayor, a los 57, tuve mi última hija, y quise retirarme a mi casa del mar para dedicarle tiempo y escribir con calma. Una vida más tranquila. Y con esta película hubo algo de reacción frente a un cine con tanta pirotecnia, tanta locura y tanta violencia. Me empezó a aburrir el cine. Así que me dije: “Haz algo completamente sincero y simple”. Y escribí ‘Lo que quisimos ser’ en poco tiempo, con la idea de que los rostros son paisajes, de que se puede mostrar mucho con el trabajo de los actores y sin tantos artificios tecnológicos. Eso fue lo que me inspiró.
Los protagonistas viven dentro de una película que ellos mismos se han creado como vía de escape de la realidad. ¿Qué significado adquiere esta metáfora en una época tan incierta como la actual?
Hoy en día estamos muy contaminados por las redes sociales, uno modifica la realidad a su antojo, como en las plataformas de citas. Pero todos quisimos llegar a algo o soñamos con ser algo. Y siempre hay un poquito de exageración. Lo que uno tiene adentro es muchas veces más propio y cierto que lo que la realidad nos deja ser.
Los personajes comparten su amor por el cine y la literatura. ¿Es también su particular homenaje al arte?
Soy escritor y amo los libros. Creo que son una manera de escapar a otras realidades, de inventar otros universos y de aprender. Te hacen entender el mundo de una forma más verdadera que la realidad que te vapulea.
La película tiene una estética muy particular, ya que recrea muy bien esa parte onírica en la que se desarrolla la trama. ¿Cómo creó esta atmósfera?
La parte formal me encanta, yo opero la cámara en mis películas. Usé veladores y trabajé la luz y los colores para narrar y dar una pizca de distancia y emoción. Modulé la cámara según la situación, confiando en los actores y el texto. Me parece nefasto que en la actualidad se esté perdiendo el cara a cara, el olerse, el sentirse. Con lo lindo que es dejarse llevar y confiar en la fantasía del otro.
El contexto también es simbólico: está ambientada en los noventa. ¿Cree que una historia así podría darse en la actualidad?
Sería muy difícil, pero creo que sí podría darse. Simplemente hay que querer. La tecnología le saca mucha dulzura y le agrega mucha paranoia a la gente.
Usted combina trabajos en Argentina con producciones en EE.UU. ¿Cómo ve el momento para el cine ahora en ambos sitios?
No es un tiempo lindo. Antes, en el cine, podías apelar a ciertas cuestiones artísticas que hoy, lamentablemente, es analizado con cierto fanatismo. Estamos obligados por factores que no tienen nada que ver con el hecho cinematográfico.
Para acabar, Alejandro. ¿Qué le gustaría que se llevara el público de ‘Lo que quisimos ser’?
Que se permitian soñar, ser vulnerables, amar y dejarse amar. Que se permitan ser ellos mismos, sin miedo al qué dirán, sin miedo a las modas. Que se permitan ser auténticos y felices.
Norberto Chab / Desde Málaga