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DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Paloma Coscia y Malena Villafañe estrenaron «Televisión contra las violencias»: «El verdadero antagonista de la serie es la justicia»

La serie Televisión contra las violencias, con dirección general de Paloma Coscia y producción de Malena Villafañe, se emite cada miércoles en Canal Encuentro. Está conformada por ocho capítulos que presentan casos emblemáticos de violencia de género, dirigidos cada uno por una realizadora diferente: además de la propia Paloma Coscia, participaron de la propuesta Eloísa Solaas, Daniela Seggiaro, Ana García Blaya, Marilina Giménez, Martina Matzkin, Amparo Aguilar Valentina Llorens.

Las entregas visibilizan casos resonantes y alegóricos, como fueron los de Higui, Tehuel De La Torre, Pepa Gaitán, Micaela García, Diana Sacayan, Johanna Piferrer, al mismo tiempo que expone la violencia mediática. La propuesta tiene como objetivo visibilizar y difundir divergentes tipos de violencias.

-¿Cuál fue el origen de Televisión contra las Violencias?

Paloma. Malena y yo venimos trabajando juntas desde hace bastante tiempo. Cuando se abrió el concurso Renacer Audiovisual en 2021 vimos la oportunidad de desarrollar este proyecto a partir del dispositivo televisivo, ya que en eso consistían las categorías del concurso. Aprovechamos que la televisión es por definición más masiva que el cine para poner en agenda, desde nuestro espacio y desde nuestro oficio, una temática que no sé si está abordada en la televisión más mainstream. Queríamos hacer un proyecto que no se hubiese hecho antes, donde la ideología estuviese plasmada tanto adelante como detrás de cámara: por un lado, visibilizar casos de distintos tipos de violencia de género (porque violencias hay un montón) y por otro, detrás de cámara, generar puestos de trabajo a mujeres y a disidencias, después de un periodo donde la industria estuvo bastante caída. Sabemos que en la industria audiovisual en casi todos los espacios predominan los roles de los varones.

-¿Por qué veían en esos casos una forma de tratamiento audiovisual en forma de serie?

Malena. Porque creemos que son casos que tienen más resonancia en la militancia feminista y transfeminista y sentaron un precedente en la sociedad. Cada capítulo tiene una protagonista relacionada con algún tipo de violencia. Buscamos poner también en agenda esas cuestiones.

Paloma. No es que pensamos que había una jerarquía a la hora de seleccionar los casos: quedan un montón por desarrollar. Pero este es un comienzo: ojalá haya muchas más series sobre violencia de género, donde aparezcan estos testimonios en primera persona.

En todo caso, hicimos un recorte en casos que dejaron un precedente en la militancia y como jurisprudencia. Y sin que nosotras quisiéramos, descubrimos que el antagonista dentro de la serie es la justicia. El poder judicial brilla por su ausencia a la hora de arbitrar este tipo de casos.

-¿Hay algún abordaje específico que unifique a cada capítulo o simplemente las realizadoras se plantearon una de forma libre cómo abordarlos?

Paloma. Se convocó a las directoras con una hipótesis de contenido previamente establecido, a partir de los guiones escritos por Evelyn Sebastiana Allende y yo. La realidad es que hubo total libertad. No hubo una unidad formal. Tanto en la propuesta narrativa como en la audiovisual, cada capítulo tiene estructuras diferentes. Si algunos coinciden es por una circunstancia azarosa.

Sí hay una dirección general, que tiene que ver más que nada con haber escrito los guiones y unificar cuestiones como la música, el diseño gráfico o cuestiones más estéticas. Pero la autoría es de cada directora de forma completamente autónoma.

Malena. Solo teníamos limitaciones de formato, ya que todos los capítulos debían durar lo mismo (26 minutos). El equipo técnico que trabajó en cada capítulo fue el mismo para toda la serie y usamos la misma cámara.

-¿Estaba planteado como documentales desde el inicio aunque hay abordajes que cruzan con la ficción?

Paloma. Hay un límite medio ambiguo. Desde ya es documental, pero es verdad que algunas de las personas que pusieron el cuerpo frente a cámaras no solamente se sentaron a contar sus experiencias sino que estuvieron predispuestas a hacer cosas que le pedíamos las directoras. En ese sentido estamos más que agradecidas: es muchísimo que además de contar un testimonio tuvieran que jugar –no en el sentido naíve sino lúdico- frente a cámara.

-Las tragedias derivadas de la violencia de género siguen lamentablemente muy vigentes y siguen impactándonos. Una serie de estas características, ¿requiere presentar más casos? ¿Piensan en la continuidad de esta producción? ¿O alcanza con dar el puntapié inicial?

Paloma. Ambas cosas. Me encantaría que la serie fuese un disparador para revisar cuestiones de agenda. Que sea un dispositivo de disputa de sentido común, que se proyecten en escuelas, centros culturales, unidades básicas, barrios. Nosotras estaremos allí. Si es necesario continuar con este formato, si dentro de los feminismos seguimos conquistando derechos, supongo que esta serie va a quedar corta y va a ser necesario darle continuidad. Bajo la dirección y la producción de Male y mía o no. Nosotras pusimos a disposición los medios que teníamos. No es una cuestión de ambición: Male y yo tenemos cada una su propia subjetividad pero también las mismas convicciones y la misma ideología.

Julia Montesoro

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