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Todo el cine y la producción audiovisual argentina en un solo sitio

DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Pablo Gorlero dirige la obra teatral «Eternidades, té póstumo en hall de cine»: «Más que un tributo a las divas el eje es la memoria»

Pablo Gorlero es el creador y director de la obra teatral Eternidades, té póstumo en hall de cine, en la que cuatro divas del espectáculo argentino (Fanny Navarro, Tita Merello, Zully Moreno y Libertad Lamarque), jóvenes, radiantes, conflictivas, se encuentran sorpresivamente en un lugar indeterminado. Allí afloran sentimientos encontrados: afinidades, rivalidades, vivencias comunes. Revelaciones, al fin, que giran en torno a un tema subliminal pero presente: cómo se construye una diva.

Eternidades, té póstumo en hall de cine tiene libro de Luis Longhi. Sus protagonistas son Sofía Almuina (Zully Moreno), Lucía Andrada (Libertad Lamarque), Agustina D’Angelo (Tita Merello), Jimena Gonik (Fanny Navarro) y Karina Barda (alternante Fanny Navarro). Se presenta los viernes y sábados, a las 20.30 hs. y los domingos a las 19.30 hs. en El Cultural San Martín.

-¿Eternidades es un tributo al cine?

No era la idea inicial, pero terminó siéndolo. El propósito era trabajar con las cuatro actrices protagonistas, pero empezamos de cero porque no teníamos obra. Un día, sentado frente a ellas, se me ocurrió no sé cómo juntar a cuatro estrellas del cine dorado argentino y ponerlas a debatir acerca de la eternidad. Debatir, por ejemplo, sobre quién construye a una diva: si ellas mismas, un productor, el espectador. En el afán de encontrar cuatro historias de vida con trayectorias e ideologías muy distintas aparecieron estos nombres.

-Después de estar tanto tiempo trabajando en teatro, como creador y realizador, ¿tenés la respuesta sobre quién construye a una diva?

Es una suma de factores. El factor suerte va primero. El público, desde ya. Y también una cierta dote de carisma. No digo talento, porque conocemos un montón de artistas –argentinas y extranjeras- que son estrellas y no son precisamente talentosos. En este caso, aun con suerte diversa, fueron indiscutiblemente divas del cine argentino y grandes estrellas.

De todas maneras, pensando en cuáles son nuestras divas actuales, también creo que cada pueblo tiene la diva que se merece.

-¿Qué divas actuales son merecemos?

Mirtha, Susana, Nacha, Moria. Son muy distintas entre sí y sin embargo, pintan al pueblo que las elige y las erige.

-¿Qué roles juegan las cuatro divas de Eternidades?

Se encuentran en un lugar del limbo –o del cielo o el paraíso-, sin saber bien para qué están reunidas. Aparentemente, Tita guarda cierto misterio. A medida que transcurre el tiempo, empiezan a darse cuenta de por qué están juntas. Tiene que ver con el repaso de sus vidas, de sus carreras, de lo que eligieron y lo que les tocó. Libertad siempre quiso ser una estrella. A Fanny se le fueron dando las oportunidades a fuerza de talento. Del teatro saltó al cine. Ella misma lo dice en el texto: “siete veces fui tapa de la revista Radiolandia», cuando llegar a ese lugar era sinónimo de consagración. Tita tuvo una vida tremenda, pero un golpe de suerte la convirtió casi de inmediato en una gran figura. Lo mismo Zully, que fue nuestra Greta Garbo.

-¿Te quedaron divas en el tintero?

Estuvimos pensando mucho si incluíamos a Niní (Marshall), que está muy presente en la memoria colectiva. Finalmente, por cuestiones de narrativa, decidimos que cinco personajes eran demasiado, que podía ir en desmedro del espectáculo. También pensamos mucho en Delia Garcés.

-Tu nombre está identificado con el teatro. ¿Cuál es la importancia y la influencia que tiene el cine en vos?

Para muchos de los que nos gusta el teatro, el puntapié inicial fue el cine. Mi viejo consumía mucho cine de Hollywood, pero también cine argentino. A mí no me gustaba mucho, pero me llamaba la atención cierto estilo que representaba una época. Por ejemplo, una película en la que una pareja joven vivía una historia de amor y se subía a una calesita. Mi viejo se identificaba con esa situación y me contaba que en su generación eran más inocentes. El era muy fanático de las películas de Niní, de Libertad.

-El público se identifica con estas figuras y también con una etapa determinada del cine argentino. Te interesa bucear en los recuerdos.

Sí. Me gusta indagar en la memoria. El inicio de mi interés por hacer este espectáculo fue la muerte de Beatriz Bonnet. Habiendo sido una actriz importante, fue tan olvidada que la enterraron solita, sin nadie que llevara el cajón. En el momento de pensar en Eternidades, me propuse trabajar sobre la memoria. En lo que nos pasa como pueblo, que queremos a nuestros artistas pero solo cuando están vivos.

El eje de la obra no es tanto la historia de las figuras sino la perdurabilidad, la memoria. Hay un momento en que Tita dice: “la memoria del pueblo es indestructible”. Y Zully le contesta: “bueno, Tita, pero los pueblos cambian”.

-Si tuvieras que tomar el “té póstumo en el hall de cine” con una diva, ¿a quien elegís?

Elijo a dos: Tita o Niní. Sería maravilloso.

Julia Montesoro

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