Reproducción del artículo «Cartelera Transfeminista, ¡Es ahora! Un espacio de permanente reflexión que acompaña el estreno y la distribución de películas realizadas y/o producidas por mujeres, lesbianas, trans y no binaries», de la realizadora Alejandra Marino, publicado en Revista Directores, Año 9, Nº 26).
¿Cómo y cuándo surgió la idea de Cartelera?
Algunas de nosotras nos conocíamos por encuentros en sets. El hallazgo fue registrar que estábamos, en un mismo momento, estrenando películas. En una industria cuyas estadísticas oficiales arrojaban una participación de mujeres directoras de tan solo el 19%, tener una presencia de más del 50% en una sala de referencia en Buenos Aires, como es Malba Cine, fue en sí mismo un hito.
A partir del empuje de Marilina Giménez, que trajinaba las funciones con su bicicleta, se sumó Amparo Aguilar, luego Natalia de la Vega, Sabrina Blanco, Ana Blaya y así, cada una fue convocando, en un boca-en-boca que se volvió potentísimo, por la frescura de su propuesta, que hoy reúne a 23 directorxs y productoras. La propuesta era sencilla: reunirnos, comunicar nuestras funciones juntas y empezar a tejer redes de solidaridad y acompañamiento de nuestras producciones.
Al preguntarnos qué éramos y cómo nos llamaríamos, nos pareció evidente que algo en nuestra práctica (colaborativa, marginal respecto del “poder”, autogestiva y de fuerte carácter político) tenía que ver con una identidad que nos nombra: el transfeminismo. Como realizadoras audiovisuales, reconocemos en nuestra historia el impacto de hechos históricos importantes como “Ni Una Menos”, Matrimonio Igualitario y Ley de Identidad de Género. Este movimiento político se cruzó con nuestras trayectorias vitales y nuestra producción. Lo personal es político y lo político colectivo.
¿Por qué surgió la necesidad de adoptar esta forma de distribución?
La exhibición, junto con la preservación, son zonas críticas dentro de nuestra industria. Si le sumamos que nuestras películas -en líneas generales- se han hecho con presupuestos bajos, la difusión colectiva de nuestra obra se vuelve imperiosa. Encontramos un nudo, en relación con el aspecto “laboral”, que necesitamos destrabar juntas: el cobro de derechos de exhibición por las pasadas de las películas. La problemática del no pago de screening fees es generalizada y, en el caso de mujeres y disidencias, se nos presentaba un conflicto mayor al encontrarnos con ofertas que solo redundaban en “visibilizar”. Hicimos fuerza común para que se entienda que nuestro trabajo vale, que el trabajo se paga y que los derechos no se agradecen. Tenemos derecho a filmar, tenemos derecho a ser más y más diverses, no adeudamos nada ni estamos obligadas a regalar nuestra producción. Esto, que parece tan sencillo, solo fue posible de negociar una vez que lo hicimos en conjunto. Nos preguntamos: ¿Les exhibidores han ignorado que todas estas películas tienen como público potencial a la Cuarta Ola? Creemos en el poder del corpus fílmico como generador de audiencias. En las películas que conforman nuestro catálogo existe un hilo invisible, es muy probable que, si te gusta una, quieras ver alguna otra.
En nuestra comisión Reflexión, investigamos y localizamos la mayor cantidad de películas hechas por mujeres, lesbianas y trans, ya que necesitamos reaprender a ver y a hacer para construir nuevos entendimientos con las audiencias.
Esperamos que este camino se consolide y que podamos mostrar cada vez más nuestras películas, abrir debates acerca de cómo son nuestras narrativas, formar a espectadores para ver un cine narrado por otrxs, encontrarle el gustito a otras miradas, habilitar imaginarios, poner en pantalla otras representaciones, seguir sensibilizando a través de una herramienta poderosa como el cine, creando espacios de conexión intergeneracional de mujeres y no binaries.
¿Cómo desarrollan la propuesta?
Tenemos casi todas películas estrenantes. Nuestro faro es visibilizar nuestras obras (que también son nuestro trabajo) en escuelas, universidades, cárceles, talleres, centros culturales, museos, plataformas y también en cines. Tener fechas en salas con audiencia presencial es una odisea, con vaivenes que dependen de restricciones de salud pública, miedos y listas de películas que hacen cola para estar allí, de forma híbrida, cuando se puede.
Nuestros ciclos estuvieron en TV y plataformas como Cont.ar, Qubit.TV, en el Cine York de Vicente López, en el Ciclo Creadoras de la TV La Pampa, en Mendoza, en el CC 25 de Mayo, en La Manzana de las Luces, y estarán en muchos otros espacios venideros. Trabajamos activamente para que nuestras películas no sean convocadas solamente en marzo, “Mes de la Mujer”, y para que, condición sine qua non, nos paguen fee de exhibición. Nos transformamos en la distribuidora que siempre quisimos para nuestras películas.
Desde la comisión Distribución, entendemos que los contactos y audiencias son de todxs. Esto es genuino y hermoso. Nuestros próximos pasos son Cartelera TransFeminista Latam e incorporar nuevos contenidos de compañerxs trans, a quienes tan vedado les fue, hasta ahora, participar de la industria. No solo visibilizamos nuestros contenidos, sino a nosotras y nuestra experiencia a través de charlas y talleres.
¿Qué significa que Cartelera esté en permanente reflexión?
El binarismo restringe, reduce, recorta, niega, obtura, invisibiliza, excluye la diversidad. Sakay Valencia, en Capitalismo gore (2010), sostiene que el transfeminismo nos permite pensar más allá de los límites de las opciones dadas, crear instrumentos teóricos y prácticos que nos ayuden a trazar estrategias para que, cuando no haya otra opción, seamos capaces de transformar esa opción; resignificarla mediante nuestra insurrección cotidiana. Habitar la frontera y volverla cuerpo; estallar las categorías, los conceptos y los paradigmas; desafiar las estructuras, accionar con otres desde el nosotres; desbaratar los condicionamientos e (im)posibilidades que nos constituyen desde afuera históricamente; posicionarnos desde una (trans)disciplina. Además, experimentar y explorar acciones, personajes, posiciones de cámara, dispositivos y maneras de narrar(nos) para indagar modos de relación novedosos con quienes entrevistamos, dirigimos e interactuamos, que permitan abrirnos a formas otras de cuerpo, de sensibilidad, que pongan en escena esas subjetividades que sentimos faltantes son algunas de las premisas que nos orientan para la construcción de un cine transfeminista, que incomode e interpele las formas naturalizadas de ver, hacer y representar en el mundo audiovisual. Por eso Cartelera TransFeminista.
¿Quiénes integran actualmente Cartelera?
Amparo Aguilar, Alejandra Marino, Ana Blaya, Carina Sama, Carolina Álvarez, Josefina Recio, Lucía Vassallo, Luciana Bilotti, Macarena García Lenzi, Marilina Giménez, Maura Delpero, Natalia de la Vega, Sabrina Blanco, Valentina Llorens, Valeria Tucci, Vanesa Pagani, Mercedes Moreira, Ana Piterbarg, Cecilia Del Valle, Laura Casabe, Susana Nieri, Valeria Pivato, Valeria Bistagnino.
¿Cómo ven la producción del cine argentino y el peligro de que se quede sin financiación?
Defender el fondo de fomento cinematográfico es defender nuestra soberanía audiovisual y estamos en alerta, como muchas asociaciones, ante el vencimiento de dicha asignación fijada por Ley 27432.
Los contenidos audiovisuales circulan por nuevos medios de exhibición, es necesario un marco normativo y recaudatorio que incremente el fondo de fomento incorporando cuota de pantalla para los mismos, regulando la práctica monopólica que ejercen las grandes multinacionales. El acceso a los medios de producción en forma federal con perspectiva de género y resolver el problema de la preservación son parte de una política cinematográfica.
¿Objetivos y desafíos que hoy se plantea Cartelera?
Queremos seguir construyendo un circuito de distribución inclusivo y federal. También estamos apuntando a un circuito internacional en festivales y plataformas. Otro punto importante de Cartelera es la colaboración en desarrollos de proyectos de integrantes de Cartelera, ayudarnos en esta etapa (varias estamos haciendo nuestras segundas películas) del hacer cinematográfico que es muy solitaria. Nos debatimos cómo hacemos nuestro cine, para qué hacemos cine, desde dónde y a qué público lo dedicamos.