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DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Matías De Leis Correa, director de «Convaleciente»: «Aunque reviví situaciones tristes, cumplí el sueño de mi primera película»

Matías De Leis Correa indaga en su ópera prima Convaleciente sobre la complejidad de los vínculos familiares. La película, protagonizada por Marisol Otero, continúa su estreno nacional y desde el jueves 24 se presenta en el cine Orán de esa ciudad de Salta. Completan los roles protagónicos Sebastián Sinnott y Graciela Muñoz.

La trama gira en torno de Catalina, quien organiza el festejo por los 70 años de su madre, Nilda, quien sufre de Alzheimer y carece de movilidad propia. Catalina vive con ella y su hijo Emanuel, dedica gran parte de su tiempo a acompañar y asistir a Nilda, pero la enfermedad de su madre deteriora su estabilidad emocional. Ese día, distintos familiares y amistades visitan a Nilda, mientras Catalina hace de anfitriona de un cumpleaños fragmentado y adaptado a las conveniencias. Tras una jornada de encuentros y desencuentros, regresará Walter, su hermano.

Matías De Leis Correa es egresado del Centro de Investigación y Experimentación en Cine y Video (CIEVyC) y cofundador de la productora audiovisual De Atar Contenidos (2014) donde se desarrolla como guionista, realizador y montajista. Convaleciente es una producción del propio Matías De Leis Correa, Evelyn Flores, M. Florencia Montenegro, Facundo Acosta e Iara Gravagna. La casa productora es De Atar Contenidos.

Convaleciente es un modelo de cine independiente realizado por un grupo de amigos. ¿Cuál fue la génesis de este proyecto? ¿Cómo se generó esa convocatoria para desarrollar esta historia?

Inicialmente tuvo que ver con la necesidad y las ganas de nosotres como productores de varios años de trabajar juntos, en poder finalmente encarar el proyecto y hacer posible nuestro sueño, que era tener nuestra primera película. Veníamos laburando un montón en otros rubros como videoclips o institucionales; todo lo que hacemos los amantes del cine para poder estar cada día más cerca del sueño. Empecé a escribir el guion a comienzos de 2019. Necesitaba hacerlo, dejar de retrasar nuestras ganas. Parecía una locura meterse en este barco, pero nos animamos. En el momento de empezar a escribir sabía cuál sería la locación. Eso nos simplificó la preproducción.

-¿Cómo fue tu propio proceso emotivo para ser el guionista y director de una recreación surgida de tu propia historia?

Muy movilizante. Fue como sentirme desnudo, porque estaba contando un poco de mí. Y no solamente pensándolo sino estudiando cómo mostrarlo. Siempre amé escribir y dirigir. Fue la mejor oportunidad para poder fusionar ambas cosas y poder llevar una partecita de una historia propia que viví con mi abuela a la gran pantalla.

– El resultado final es una historia sensible, con personajes familiares fácilmente identificables. ¿Qué te fue sucediendo a vos durante las jornadas del rodaje?

El desafío fue grabar en la casa de mi abuela, que además de ser la musa inspiradora del guion me hizo volver a revolver situaciones que había vivido ahí mismo. Tanto los ensayos como las pruebas de cámara fueron allí. Cuando le escribí pensaba “qué lindo”. Pero a medida que se acercaba la fecha del rodaje me decía “dónde me metí”. Tuve que enfrentarme a todo lo que implicaba cumplir un sueño pero al mismo tiempo revivir cicatrices que habían quedado de una vivencia propia. Fue un cruce de sentimientos encontrados, en los que sentí la emoción y la felicidad de materializar una situación que pudo haber sido triste.

– Marisol Otero nos contó que se conocieron en el rodaje de un videoclip y que quedaron en reencontrarse para algún proyecto futuro. ¿Escribiste el personaje protagónico pensando en ella?

Absolutamente. Nos conocimos en el rodaje de su videoclip (era un cover de Bebe junto a su hermana Flor) y empezamos a hablar de los deseos que teníamos de hacer cine. Fue cerca del Día de la Mujer, en marzo de 2019. Cuando se dio la posibilidad de encarar la película la llamé: “Hola Mari, ¿te acordás de mí?”. Por suerte sí (risas). Le dije que había escrito el guion de mi primera película y sí o sí tenía que protagonizarla ella. Y que si no lo hacía rompía el guion (más risas).

-¿Por qué imaginabas a Marisol Otero en un rol dramático, en una cuerda distinta del musical?

Fue totalmente mágico. La venía siguiendo y sabía los personajes que venía haciendo. No es lo mismo estar sobre un escenario transmitiéndole a mil personas en tiempo real que bajar a la realidad de una historia narrativa con climas densos en un formato audiovisual. Pero desde el momento que la conocí sabía que iba a estar por encima de la vara.

-¿Cuál fue la reacción de tu familia al ver Convaleciente?

Cuando la hice me dije “espero que nadie se sienta demasiado identificado, que nadie me pase factura” (risas). Si bien hay situaciones reales, no era una biografía de mi abuela ni un documental, sino una ficción: mi intención fue crear personajes. Que tienen similitudes con gente real, tal como cualquier guionista construye un personaje. Es obvio que parte de mis vivencias quedaron reflejadas en la película. Creo que lo entendieron: la gran mayoría de mi familia me dijo que les gustó mucho. Muchos se emocionaron; además vieron la casa, tuvieron mucha memoria emotiva. Pero nadie se lo tomó como algo personal. ¡No me metí en la vida de nadie! (Risas).

-¿Y cuál fue la reacción del público, qué percibiste al acompañar el estreno en Mendoza?

Tuvimos la suerte de entrar en un festival internacional en España a comienzos de marzo y de ganar premios. El festival fue online. ¡La vieron casi tres mil personas! Durante la semana y media que duró no paré de recibir audios de gente emocionada. También de amigos y colegas que celebraron que nos hubiéramos animado. Tocamos fibras sensibles y nos lo hicieron saber. No tuvimos críticas negativas. O no se animaron a decírmelas (risas).

-Con una primera película terminada y estrenada, ¿es un buen estímulo para pensar en una segunda película? ¿Tenés en mente algo para desarrollar?

¡Sí! Tengo muchas ganas de ir por la segunda. La realidad es que esto es cine independiente y demanda mucho compromiso. Horas y horas de trabajo, que va desde leer las bases de un festival hasta poder buscar salas para exhibirla.

Tengo cinco proyectos propios de guiones dando vueltas. Algunos los escribí a los 25 y los reencontré a los 30. En diciembre grabamos un corto, Más allá de diciembre, con Graciela Muñoz, que estamos incorporando al circuito de festivales. Y también recibí propuestas de otros guionistas para dirigir sus pelis. Me metí en el proyecto de mi próxima película, pero me encontré con que debo adaptar situaciones con mucha gente o en espacios cerrados. Así que tal vez deje ese proyecto para cuando volvamos a otra normalidad y mientras tanto, quizás avance con otros. Pero es seguro que sí, y que voy a tener novedades en muy poco tiempo más.

Julia Montesoro

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