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DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Carlo Argento protagoniza «Román»: «Hay que permitirse elegir sin replanteos ni psicologismos»

Carlo Argento es el coprotagonista de Román, el drama romántico de Majo Staffolani que se estrena en Cine.ar el jueves 8 de octubre. Junto con Gastón Cocchiarale, Gabriela Izcovich y Lara Crespo, encarna a un hombre que al llegar a la mitad de su vida comprende que no lo satisface ni su matrimonio ni su trabajo. Una situación fortuita lo lleva a conocer a un hombre dos décadas menor. Eso lo lleva a transitar cambios internos que vive con naturalidad y –tal vez, por primera vez- con felicidad.

-¿Cómo asumiste transitar ese personaje que va redefiniendo sus sentimientos y sus estados de ánimo?

Si bien es una historia con aristas conflictivas -a Román lo conflictúa su nuevo descubrimiento- es simple. Porque no se cuestiona si se enamora de otro hombre. No era que estaba adentro del closet, no se habla de ese tipo de replanteos: sencillamente, transita lo que le sucede. Y le sucede a mediana edad, con un matrimonio establecido y con una hija, pero lo sorprende la vida a sus cincuenta años. Simplemente le pasa, lo siente, lo atraviesa y lo transforma.

-Lo enriquecedor de Román es que se permite experimentar este nuevo sentimiento en su vida y lo hace de una manera natural.

Exactamente: hablo de esa simpleza. No es poco. Los seres humanos no somos tan sencillos: fuera de la ficción nos complicamos. Lo normal ahí sería un replanteo, “no, pero si es un hombre”. Bueno, acá la cuestión es amar sin etiquetas. ¡Encima, se enamora de un hombre más joven! Y además, lo novedoso de la idea de Majo es que elige cuerpos, actores y edades totalmente diferentes de lo cotidiano, de lo normal. Cuando vi el guion me pregunté por qué no, si esto le puede pasar a la gente normal, en lo cotidiano.

-Hay una insistencia de Majo de rechazar el concepto de “cuerpos hegemónicos”. ¿Cómo observará el público ese cambio de paradigma?

Cuando presentamos la película en México –allí se estrenó en marzo- conversé con gente que agradecía eso: permitirse elegir sin replanteos, sin psicologismo, como algo que le cabe a cualquiera y en cualquier circunstancia.

-¿Cuál es la propuesta novedosa que incorpora Román? ¿Por qué la considerás necesaria?

Román viene a plantear esto: ¿estoy conforme con la pareja con la que duermo, con el trabajo que tengo hace quince años, estoy conforme con esta vida? Sacamos lo genital de lado para hablar del ser humano. No se trata de que sea hombre o mujer: Román podría haberse enamorado de una mujer y no cambiaba el eje. Pero se enamora de un hombre y lo vive sin culpas. La película propone reflexionar sobre esto.

-Un aspecto interesante de Román es que trata de un vínculo entre dos hombres, retratado por mujeres. La película tiene un equipo mayoritariamente femenino, y esta es también otra mirada sobre los vínculos y refuerza esto que venías diciendo vos, sobre que no se trata sobre la identidad sexual o la genitalidad, sino de las elecciones de vida, ¿no?

Exactamente. Más allá de que cuando Majo me presentó el guión confié plenamente (de hecho ya hicimos tres películas juntos), eso habla muy bien de ella. Contar una historia entre hombres por una mujer le dio un plus a muy importante a esta historia. Podría haberlo contado con dos mujeres, pero se quiso distanciar de su idea original y lo plasmó entre dos hombres y con mucho respeto.

-¿Qué encontraste en ese guion, en este rol tuyo que te impulsó a aceptar participar del proyecto?

Primero, porque me encanta trabajar con ella. Es una directora fascinante y una excelente directora de actores y actrices. Por supuesto, por todo esto que hablamos de la historia, sobre cómo contamos esta elección de la libertad del deseo. Para mí era fundamental contarlo. También me gustó el equipo. Y también algo que me emparenta un poco con Román, que es esto de que a él a los cincuenta años la vida lo sorprende, y creo que a mí la vida me sorprendió con esta película a la misma edad.

-Desde tu lugar de director teatral, ¿qué mirada le aportaste a Román para enriquecer la historia?

A mí cuando me dirigen soy feliz, descanso. No soy ese actor que también dirige y está todo el tiempo encima. Me entrego totalmente. Mi aporte fue en la previa, en la construcción: hubo mucha conversación, cuestiones técnicas de las escenas de sexo. Hablamos mucho con Gastón para generar confianza, porque se muestran momentos delicados. Pero en el momento del rodaje respeté mucho la cuestión cinematográfica. Vengo del palo del teatro y es muy diferente el rol de la dirección y el encuadre de las cámaras.

-Acompañaste el estreno en México. ¿Qué devolución tuviste del público? ¿Qué aspectos de la película destacaron?

El público entendió la cuestión de separarse de la historia homosexual. Esta peli te permite eso, correr de lado eso y hablar de la libertad del deseo, de querer y de querer vivir una historia sin cuestionársela. Contaba Majo que en Londres, un señor de ochenta y pico de años se le acercó después de la película y le dijo que se sentía muy identificado con la historia, aunque vivía con una mujer y nunca se lo dijo. Tiempo después le escribió para confesarle que le contó a su mujer que estaba viviendo con un señor. Esto es lo que define a la película: hay que permitirse ser, vivir sin etiquetas, vivir el hoy porque el mañana no lo conocemos.


Julia Montesoro

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