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DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Roly Santos estrena “Agua dos porcos”: “La novela negra me atrae por la forma narrativa y no por la resolución del caso”

Roly Santos estrena el jueves 30 de julio el film noir Agua dos porcos, rodado en la Triple Frontera y cuyo eje parte de un expolicía contratado para resolver un crimen cometido en esa franja limítrofe entre Argentina, Paraguay y Brasil. Al descorrer el velo del asesinato advierte que detrás hay facetas ocultas y escabrosas, como la trata de niños y la prostitución infantil. El protagonista deberá resolver las dificultades, llegar hasta el fondo del caso y al mismo tiempo entender que esa lógica de traiciones y complicidades, también está en riesgo su vida.

Agua dos porcos es una coproducción argentino-brasileña que se exhibe en Cine.ar. Está protagonizada por Roberto Birindelli, acompañado por un elenco que integran Daniel Valenzuela, Juan Manuel Tellategui, Mayana Neiva, Allana Lopes, Luiz Guilherme y Leona Cavalli. El guion es de Oscar Tabernise, basado en su novela El Muertito.

Roly Santos dialogó con GPS audiovisual acerca de Agua dos porcos.

-¿Cómo llegó la novela a vos? ¿Cuándo y cómo advertiste que podía convertirse en película?

Veníamos trabajando con Oscar Tabernise en varios proyectos. Ya habíamos realizado juntos en un documental que se filmó, y en otra ficción que no logramos hacerla. Coincidió que Oscar hizo un viaje a la frontera que terminó en novela, pero casi simultáneamente estaba elaborando el guion. Estamos habituados a trabajar con nuestros manuscritos siempre pensando en filmarlos.

-Al leer la novela, ¿por dónde decidiste que pasara el eje narrativo? ¿Qué elementos fundamentales de la trama se modificaron? 

Nunca leí la novela, no quería dispersarme. Fui directo al guion. Cuando algo no tenía coherencia, lo hablaba con Oscar y él me decía “eso está en la novela”…Pues bien, en el guion no estaba. Y eso era lo que me importaba. Me pareció mejor no intoxicarme con las partes literarias para solo enfocarme en el guion, que diera origen a un nuevo lenguaje, el audiovisual; es decir, la película.

-¿Qué te interesa de la novela negra como género cinematográfico? ¿Quiénes son tus referencias?

La novela negra tiene hinchada, hay una comunidad de lectores y cinéfilos que aman este género. No estoy muy seguro por qué, pero en mi caso, lo que más me atrae es la forma narrativa. El crimen en el cine noir es lo que menos importa; sin embargo, siempre hay un crimen, y eso me parece fantástico: que lo que parece superficial en realidad esconde otra cosa. La estética, los personajes resbalosos, la empatía controlada, las subtramas, adquieren una importancia por encima de la inocencia de una historia de un crimen. La forma por sobre el contenido.

-¿Cómo fue la tarea de conseguir la Triple Frontera como locación? ¿De que haya apoyo de regiones que en la película no salían favorecidas? 

No fue una complicación. Lo bueno es que, podíamos filmarla en Brasil, Paraguay o Argentina, donde se dieran las condiciones. Tuvimos el apoyo del ANCINE en Brasil, del IAAVIM de Misiones y del INCAA en Argentina, además de los apoyos privados. En esa zona funciona naturalmente la coproducción. Desde Curitiba, pasando por Florianóplis hasta Asunción del Paraguay y Misiones, hay un flujo de talento creativo y de producción importante. Se está construyendo un polo audiovisual muy grande en toda esa región a pesar de los estados, como toda frontera, valga la redundancia.

-La primera escena es un largo traveling aéreo que muestra la belleza del paisaje. También la dificultad para acceder al mismo. ¿Qué conocías vos de esa locación? ¿Cómo fue el traslado, la adaptación y la convivencia?

Esa escena inicial primero descubre a un cadáver flotando en el río, y cuando la cámara se aleja (en realidad es un drone) va descubriendo que ese río es parte de un lugar con cascadas y selva. Ese lugar no es más que la selva misionera o paranaense, una de las áreas más exuberantes de Sudamérica. Allí esta la Triple Frontera y es allí donde se localiza Agua dos Porcos, que no es más que un paraje en territorio argentino, pero con nombre portugués.

-La película también gira en torno a los mitos y creencias populares. ¿Hubo algún episodio vinculado a eso durante el rodaje?

El equipo de rodaje estuvo cuatro semanas en un resort de Tijuca do Sul, con selva y lago propio. Durante la primera semana en las cabañas cercanas al lago donde dormían los técnicos se escuchaba el ruido de un balón de fútbol caer sobre el agua. Era un ruido especial de pelota de cuero cayendo al agua. Chiquinho y Zero, dos técnicos del equipo de fotografía se quedaron una noche frente al lago esperando descubrir de dónde salía ese ruido. Repentinamente se les apareció la figura gigante de Bruno Rangel haciendo jueguito con el balón en el medio del lago. Rangel había fallecido cuatro años atrás en la tragedia del avión caído con todo el equipo del Chapecoense.

El tema escaló entre el elenco y otros técnicos hicieron una asamblea previa al rodaje. La producción no quería que se frenara la filmación, entonces ofreció a Chiquinho y Zero alojarlos en un hotel de Curitiba (a 50kms, de la locación), pero ellos adujeron que preferían quedarse en la cabaña y “pagar la culpa”. Nadie entendía nada a esta altura. “¿Qué culpa?” les preguntó el productor brasileño. Entonces Chiquinho contó que ellos eran jefes de la torcida (hinchada) de Atlético Peñarol, rival histórico del Chapecoense, y que siempre le desearon la muerte a Bruno Rangel por los goles que les había hecho a su equipo. Nunca pensaron que se les iba a ir la mano con la magia negra. Decidieron continuar trabajando. Desde ese momento, no se escucharon más ruidos hasta el final del rodaje.

-Tratándose de una región con un clima cambiante e incierto, ¿cuáles fueron los imprevistos que surgieron y que obligaron a cambiar escenas o situaciones?

El clima nos favoreció porque se rodó en invierno en las zonas de Tijuca do Sul, Curitiba y Andresito, en Misiones. Esto quiere decir que no llovió, lo que suele complicar bastante los rodajes. Pero el tema a resolver fue el frío, ya que el 70 por ciento del film transcurre en la selva calurosa a 40 grados, y en rodaje hubo una media de 8 grados, ya que Curitiba está a 800 metros de altura, y además hay una humedad atlántica. Es decir que la sensación térmica era aún menor. Los actores debieron soportar el ventilador encendido en las escenas con vestuario de verano, y maquillaje para colorear y sudorizar la piel antes de cada toma.

-El protagonista está descripto (en la novela, no en la película) como un “extodo”: expolicía, exadicto, exesposo. ¿Hay una necesidad de redención en la aceptación de la misión que le toca? ¿Busca, antes que la resolución del caso, otra oportunidad de algo?

Sí, puede ser una lectura. Lo cierto es que la única conexión afectiva antes de su “trabajo rápido en la frontera” es con su hija, con quien trata de recuperar un amor filial no correspondido. También es cierto que “la resolución del caso” termina siendo una anécdota: después deberá salvar su propia vida y resolver cuánta autenticidad hay en sus nuevos afectos. No hay que olvidar que los personajes en este género son “resbalosos”, difíciles de empatizar. No es un antihéroe sino un personaje que -como espectador- me tiene que resultar incómodo empatizar. Esa sensación es la que pretendíamos exprimir en el film.

-Si bien se trata de una ficción, hay determinados tópicos (venta de bebés, trata de menores, autoridades cómplices) del cual se infiere que forma parte de la realidad del lugar. ¿Qué complicaciones (y que riesgos) tuvo el hecho de rodar esos temas justamente allí? (Como dice un personaje para dar a entender que allí todo se sabe rápidamente, “esto no es Buenos Aires”).

Es cierto que toca temas duros, pero como no es una película de denuncia no tuvimos ningún tipo de complicación. Al fin de cuentas, se trata nada más que un film de ficción que aborda un tema casi cotidiano. Lo único para recordar es que habíamos elegido un resort ideal para localizar a este rodaje, y cuando quisimos alquilarlo nos pidieron el guion. Lo leyeron rápidamente y nos invitaron a dejar el lugar. ¡Se trataba de un resort propiedad de una comunidad luterana!

Norberto Chab

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