spot_img
spot_img

Todo el cine y la producción audiovisual argentina en un solo sitio

DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Damián Carretero Seisdedos, productor de «El escuerzo»: «Nadie recomienda hacer una película con animales, niños y 100% en exteriores»

Damián Carretero Seisdedos es el productor de El escuerzo, la sorprendente ópera prima de Augusto Sinay, que en su segunda semana de exhibición se presenta en el Cine Arte Cacodelphia de Buenos Aires y en la Sala Bustriazo Ortiz de Santa Rosa, La Pampa; Espacio INCAA Cine Teatro Municipal de Puerto Rico, Misiones; Espacio INCAA Cine Teatro Victoria, Entre Ríos; Espacio INCAA Sala José Fernández de Caleta Olivia, Santa Cruz y Espacio INCAA Nuevo Cine Italia de Formosa.

El escuerzo, calificada como apta para mayores de 13 años, conjuga elementos de diversos géneros como el terror, fantasía, western gauchesco y drama.

Con un elenco conformado por actores y actrices cordobeses y por el español Javier Pereira (merecedor del premio Goya), protagonizado por Cristóbal López Baena, Lucia Castro, Eva Bianco y Valeria Beltramo, el filme fue rodado en paisajes naturales y muy inaccesibles del Valle de Traslasierra y tuvo como complemento escenas filmadas en estudio para crear ranchos de época, túneles subterráneos y escenarios propios del mejor género fantástico, algo infrecuente en el cine argentino.

El Escuerzo es una película inspirada en el cuento homónimo de Leopoldo Lugones que conllevó un proceso de 7 años de producción que incluyó un exhaustivo trabajo de investigación histórica por su director, Augusto Sinay, recopilando notas de periódicos, discursos de Alberdi, Mitre, cartas de la época, juicios a campesinos, cuatreros y gauchos, lo que proporcionó un invaluable recurso para el guion.

-El escuerzo arrancó en su primera semana con una gran convocatoria. Estuviste en Buenos Aires, en La Plata y en Córdoba y en sus presentaciones quedó gente fuera de las salas. ¿Qué rescatás de cada función?

En el cine club municipal de Córdoba tuvimos funciones a sala llena, con 60/70 personas afuera todas las funciones sin poder entrar. En La Plata presentamos la función el domingo 4, también a sala llena. Nos acompañó Demian Rugna. ¡Hubo que agregar sillas en los pasillos!  Y en Cacodelphia se agotaron las entradas de los sábados 3 y 10. ¡Es una locura!

Es impresionante, sobre todo sabiendo el momento que está pasando el cine argentino. Esto demuestra que la gente quiere ver cine argentino y está dispuesta a ir a las salas de cine.

-En estos encuentros con el público, en estas rondas de conversaciones que se dan después de la película. ¿Qué es lo que te sorprende? ¿Qué es lo que marca el público respecto de El Escuerzo?

Les sorprende el tiempo que nos llevó poder hacer esta película. Llevamos diez años desde el inicio de la escritura del guion y ocho desde el primer concurso que ganamos, que fue el “Raymundo Gleyzer – Cine de la Base”, un concurso del INCAA para egresados de las escuelas de cine que no existe más. La película fue hecha con fondos públicos: en 2001 tuvimos un fondo de fortalecimiento, más el apoyo de la provincia de Córdoba y por último, una coproducción de Ibermedia entre España y Argentina.

Sorprende la calidad técnica en una película de estas características a mucha gente que no está acostumbrada a ver cine de terror, fantástico y de género. Probablemente no hubiera ido nunca a ver esta película por convocatoria. Hay algo del boca en boca que empieza a propagarse y que genera que las salas se llenen.

Cuando acecha la maldad abrió una puerta muy, muy grande a mucha gente que por ahí no conocía ni el cine argentino ni mucho menos el cine argentino de género. Demian nos viene acompañando a nosotros de una forma muy generosa.

-Antes de esa convocatoria hubo un proyecto, al que vos apostaste. ¿Qué viste en El escuerzo para afrontar la tarea y el riesgo de producir?

El primer punto clave es la amistad. Con parte del equipo técnico de la película estudiamos juntos en la sede central de Buenos Aires del ENERC, la escuela pública y gratuita que depende del INCAA. Estudiamos dirección con Augusto (Sinay) y con Tulio (Billone), que fue el asistente de dirección. También era compañero nuestro Sergio Acosta, el actual presidente del IAAviM, quien estudió guion. Y también nos conocimos en la escuela con el director de fotografía, Martín Heredia.

Se formó un vínculo atípico porque somos todos del interior: yo soy de un pueblo de la provincia de Buenos Aires que se llama Quiroga; Augusto es de Córdoba; Tulio de Tucumán; Sergio de Misiones y Martín de Villa Dolores, en Traslasierra, muy cerca de donde se filmó la película. Eso también hizo que nos nucleáramos desde un lugar en común, porque las historias que teníamos para contar no desde la urbe y la gran ciudad sino de otro lugar. Ese fue el motor que nos unió para juntarnos a presentar este proyecto.

También entendimos que el cine no se puede hacer de forma individual. Es una obra colectiva, que se hace en conjunto, con otras personas que nos acompañan.

Pero además está la calidad de la historia, la escritura, el guion. Es un proyecto que se fue desarrollando y trabajando a lo largo de más de siete años, para poder conseguir participar en programas de desarrollo de guion e ir consiguiendo la financiación.

Este proyecto, a priori y en el papel, era imposible de convertirlo en una película.

-Había una firme decisión de hacer esta película y no otra, de no resignar la calidad técnica ni artística.

Exactamente. En una conversación de las que tenemos en estos días comentábamos que a priori lo que te pueden decir en una escuela de cine es que no hagas lo que nosotros hicimos. Porque tuvimos animales, niña, niño, 100% de exteriores en las sierras. Desafiar eso puede rápidamente convertirte en un tonto si no sabés cómo llevarlo adelante. Buscamos no tropezar con esa recomendación que es absolutamente válida, porque es un rodaje complejo. Sabíamos que queríamos hacer una película de estas características.

En una de las proyecciones, les pregunté a los espectadores si podían imaginarse esta misma película sin caballos, cabra, escuerzo, gallina, niña, niño y sin exteriores. La respuesta es no. Se convierte básicamente en una película de departamento. No tiene nada que ver con ésta. Sabíamos que llevar adelante este proyecto era un desafío enorme, pero a la vez no podíamos abandonar el poder de decisión.

-¿De qué forma surgió la idea? ¿Cuál fue el origen de El escuerzo?

Fue en una caminata que hicimos desde Malabia y Corrientes hasta San Telmo, cuando Agustín y yo vivíamos en Buenos Aires. Decidimos que íbamos a hacerla y que yo iba a tener el control de las decisiones desde la producción, porque sabíamos que cualquiera que no estuviera en la misma sintonía nos iba a empezar a poner limitaciones para todo esto. Hay algo fundamental en la génesis de la película que tiene que ver con conservar el poder de decisión. De otra forma no la hubiéramos podido hacer.

Julia Montesoro

Related Articles

GPS Audiovisual Radio

NOVEDADES