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Todo el cine y la producción audiovisual argentina en un solo sitio

DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

El Laboratorio Residencia del Lago de Misiones seleccionó seis proyectos de largometraje

Ruega por mí, de Fremdina Bianco (Misiones); La carne de dos dioses, de Elian Guerin (Misiones); Eccos, de Germán Roberts (Misiones); Yayo, de Lara Loncharich (Paraguay); Caça, de Gabriela Poester (Brasil) y El Ciclo, de Andrés Tamagnini (Córdoba), resultaron finalistas de la 2ª edición del Laboratorio Cinematográfico Residencia del Lago, que se llevó a cabo durante cuatro días en la localidad de Candelaria, en la provincia de Misiones. Se trata de un espacio destinado al desarrollo de proyectos cinematográficos en etapas iniciales, que reunió a guionistas, directores y productores del NEA argentino, sur de Paraguay y sur de Brasil, en una experiencia única de formación, intercambio y creación.

Organizado por la Fundación Julio Salinas, el Instituto de Artes Audiovisuales de Misiones (IAAviM), y las productoras SA Cine y AH! Cine, el laboratorio se consolidó como un lugar de encuentro para los nuevos talentos de la región. Los seis proyectos de largometrajes fueron seleccionados entre 54 propuestas para trabajar intensamente en sus historias, reflexionar sobre el lenguaje y desarrollar un plan para las siguientes etapas de escritura, diseño de producción y búsqueda de financiamiento.

Trabajaron junto a los tutores Carolina Álvarez, Clarisa Navas y Augusto Sinay en el desarrollo de sus películas, delineando personajes y contextos.

Axel Monsú, director del IAAviM, destacó el impacto y crecimiento de la iniciativa: “La segunda edición del Laboratorio Cinematográfico ‘Residencia del Lago’ comenzó el año pasado y viene creciendo mucho. Se presentaron 54 proyectos de toda la región, de los cuales se seleccionaron seis. Fueron cuatro días de intenso trabajo para estos potentes proyectos que, además, en su mayoría son coproducciones que se filmarán en nuestro territorio. La residencia es un espacio que no existía en la región y que ahora permite a los cineastas dar pasos sólidos en sus proyectos.”

Carolina Álvarez, quien se sumó este año como tutora y productora de la RDL desde AH! Cine, resaltó la incorporación de una perspectiva productiva y sustentable al laboratorio: “Este es mi primer año acá, y vine para darle una dimensión de producción a la residencia. Si bien está enfocada en guionistas, consideramos fundamental trabajar el diseño y la sustentabilidad desde el desarrollo. Pensamos los proyectos para minimizar el impacto ambiental, fomentar la inclusión social y la perspectiva de género. Además, buscamos construir vínculos que impulsen coproducciones y colaboraciones futuras. Estoy muy feliz por los proyectos que se están desarrollando; son muy importantes para la región.”

Clarisa Navas, también tutora del laboratorio, habló de la importancia de este espacio único para la región: “Estoy disfrutando mucho este espacio, que es casi un milagro en la región. Poder trabajar en Misiones, desde Misiones, sobre procesos de películas por venir, con inquietudes y desafíos sobre cómo hacer cine en este momento, es muy potente. Este laboratorio no solo permite que pensemos nuestras historias, sino que también nos invita a reflexionar sobre lo que nos atraviesa como comunidad y como región. En ese diálogo, con proyectos de otros lugares, se generan nuevas miradas y perspectivas que enriquecen el proceso.”

La directora de Las mil y una también destacó el ambiente de trabajo basado en la escucha y el intercambio: “El trabajo que venimos haciendo en la residencia se basa en un proceso de lectura de los proyectos, pero también en un espacio de diálogo y construcción. Muchas veces, este tipo de espacios permite desbloquear ideas y superar trabas que surgen en el proceso creativo. Además, la atmósfera propicia la escucha, el respeto por la palabra del otro y la reflexión conjunta, lo cual resulta vital para los proyectos que estamos acompañando.”

Desde el lado de los participantes, la experiencia fue igualmente enriquecedora. Gabriela Poester (Porto Alegre, Brasil), una de las guionistas seleccionadas, expresó: “Mi película ocurre en Misiones, en la frontera con Brasil. Participar en este laboratorio me permitió detenerme, escribir, reflexionar y escuchar devoluciones sobre mi proyecto. Esta oportunidad me está dando momentos para digerir, aprender y pensar de manera más profunda. También me ha sido muy valioso aprender de los proyectos de mis compañeras, pues me enseñan tanto sobre mí misma como sobre mi proceso creativo.”

Por su parte, Fremdina Bianco, otra participante del laboratorio, destacó la importancia de trabajar en un entorno tan cercano a sus raíces: “Participar en un laboratorio o residencia de guion creo que es el mejor campo de batalla para discutir y poner en crisis nuestros proyectos. Son espacios increíblemente ricos porque nos permiten escucharnos entre nosotros, repensar nuestros proyectos y, lo más importante, tener el tiempo y la disposición para ocuparnos de nuestras historias. Es un lujo poder hacerlo en el entorno donde nacimos y queremos construir nuestras películas. Es como escribir en el escenario donde transcurre la magia, y eso es hermoso.”

Bianco también valoró profundamente la oportunidad de trabajar con tutores de la región, algo que considera fundamental para el desarrollo de su proyecto: “Trabajar con tutores de la región me parece maravilloso porque hablamos el mismo lenguaje, compartimos un código cultural. Tener a Clarisa, por ejemplo, es un sueño para mí; la admiro mucho y su cinematografía me inspira. Además, el laboratorio se enfoca en incluir miradas de mujeres, lo cual es esencial. Para mí, contar con la perspectiva de mujeres en el cine es crucial para enriquecer el proceso. También es muy importante poder establecer diálogos con otras provincias, como lo hacemos con Augusto Sinay, que viene de Córdoba. En tiempos tan convulsos como los que vivimos, el intercambio de experiencias y miradas es fundamental. Todo lo que nos dicen los tutores enriquece el proyecto y me impulsa a seguir adelante.”

Concluido este segundo capítulo, la Residencia del Lago reafirma su importancia como motor para el cine de la región, no solo por el nivel de los proyectos seleccionados, sino también por la construcción de un ecosistema colaborativo que promueve el intercambio, el fortalecimiento de la identidad audiovisual local y el impulso de nuevas voces y perspectivas en el cine latinoamericano.

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