spot_img
spot_img

Todo el cine y la producción audiovisual argentina en un solo sitio

DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Guillermo Pfening protagoniza «Los impactados», de Lucía Puenzo: «Ante cada situación límite, tenemos que reconfigurarnos para no volver a ser los mismos»

Guillermo Pfening coprotagoniza Los impactados, drama dirigido por Lucía Puenzo que está en su segunda semana de exhibición en salas.  

Con un elenco conformado por Mariana Di Girolamo, Germán Palacios, Osmar Núñez, Malena Sánchez y Moro Anghileri, cuenta la historia de Ada, una médica veterinaria que trabaja en zonas rurales y al quedar atrapada en una tormenta es impactadada por un rayo que la reconfigura física y psíquicamente. Al despertar de un coma inducido semanas más tarde, se da cuenta de que ya no es la misma.

Los impactados cuenta una historia que pudo tomar distintos caminos: es un thriller, también un estudio psicológico en la búsqueda introspectiva de una mujer, un drama de amor, una de superhéroes y hasta puede ser visto como un documental. En esta diversidad de interpretaciones, ¿qué encontraste en el relato?

Creo que se acerca más al realismo fantástico. Me gustaba pensarla así. Lo interesante que tiene la película es que recorre dos ramas: por un lado, a la protagonista (Mariana Di Girolamo) le impactó un rayo y eso genera muchísimas consecuencias físicas, ya sean sonoras o visuales. Inclusive su apetito sexual cambia, ya que se vuelve más voraz.

Pero también la película habla de cómo se reconfigura en cuanto a su pasado y a las cosas que le pasaron. Ella sufre un trauma de chica y la película plantea qué le pasa con eso. Un trauma que puede ser un rayo pero también un accidente, la muerte de alguien o lo que sea, que hace que a uno lo reconfigure. Para mí, la película habla mucho de eso. Ante determinada situación shockeante, tenemos que reconfigurarnos y ya no somos más los mismos.

-¿Te pasó alguna vez que te atravesara un rayo simbólicamente y te obligara a reconfigurar tu camino?

Sí. Tuve una situación bastante traumática que fue el suicidio de mi madre. Yo encontré a mi mamá muerta. Ahora lo recuerdo como una electricidad en el cuerpo cuando vi lo que vi. A la vez fue una liberación para ella: tenía una enfermedad psiquiátrica muy jodida y venía luchando mucho. Yo la estaba cuidando y era muy joven, demasiado como para hacerme cargo de tanto. Entonces me reconfiguré. Pero no hacia un lado angustiante sino de liberación.

-El rayo nos impacta a todos, en tanto habla de cómo reconfigurarnos en la vida.  

Sí. Es una película muy humana, que habla de vivencias y sentimientos. En general, en el cine las historias siempre atravesadas por algún conflicto amoroso, pero acá no es lo esencial… Acá lo que realmente le pasa al personaje tiene que ver con su reconfiguración, su pasado y cómo, de allí en más, va a decidir vivir.

De todas maneras, también asistimos a una persona en un estado muy traumático, muy shockeada por lo que le pasó. Si ves la película en el cine, de repente estás dentro de algo que no sabés bien adónde va a terminar, porque el sonido te envuelve. De repente ella mete los dedos en los enchufes y hay un ruidito pequeño. Y la gente en la sala salta porque está adentro de la película, que te sumerge en imágenes y sonido.

-El cine de Lucía Puenzo no es precisamente cómodo. En tu caso, ¿cuál fue el desafío que asumiste con Jano, el esposo que contempla sin entender la transformación de su esposa?

Siempre le hago la broma a Lucía de cuándo vamos a hacer una comedia romántica (Risas). También le digo que en las dos películas que hicimos juntos me meten los cuernos y siempre es Germán Palacios. En Cromo (2015) también me engañaba. La próxima los quiero meter yo (Risas).

La historia empieza con que mi pareja hace 15 días está internada, durmiendo, en un hospital. A Jano, mi personaje, me lo imaginé todos esos días en esa pieza. Ahí lo empecé a armar: como un tipo mal dormido, un poco demacrado al principio, que no sabe qué va a pasar con su mujer. Es un tipo muy apoyado en su pareja y si eso se le acaba va a tener que reconfigurarse.

También era un poquito tibio, en cuanto a que por momentos se deja sobornar por el padre de su pareja. Es un personaje un poco ingrato, porque tiene buenas intenciones, pero no hay nada del otro lado: la persona que estaba ya no está. Él la desconoce, así como ella a él. Quiere acompañar, pero no sabe cómo.

-¿Qué te interesó de Los impactados?

Me atrae que Lucía me llame para trabajar. Siempre sé que es una aventura increíble. Leí el guion y le dije que sí, más allá de que me iban a meter los cuernos (Risas).

En este caso filmamos muy cerca, en un campo en Diego Gaynor, que es una localidad de la provincia de Buenos Aires. Pero siempre que Lucía te invita a trabajar en sus proyectos recorrés la Argentina. Vas a un montón de lugares increíbles.

También me atrajo volver a trabajar con Germán (Palacios) y con Mariana Di Girolamo, a quien había visto en Ema. Cuando la conocí le dije que la película no me había gustado, pero su trabajo sí (Risas).

También es importante saber que la película tiene una proyección internacional y que se va a ver en plataformas. Estuvimos en el Festival de San Sebastián, que no conocía y me encantó. Y me entusiasmó encontrarme con amigos, porque el cine es parte de una familia. Lucía trabaja de una manera muy familiar y su gente se va repitiendo en todos los equipos.

¿Qué sabías vos de rayos?

No mucho. Sabía que quedás sensibilizado a nivel auditivo, sensorialmente, pero no más. Me fui enterando de cosas increibles. Como que si un rayo te impactó una vez es muy probable que lo haga nuevamente, por la carga que te queda en el cuerpo.

A mí me encantan los rayos y las tormentas. Soy una persona de lluvia. No salgo a cazar rayos, pero me gusta (Risas). Igual, en las tormentas me quedo en la calle porque le tengo pánico a los árboles. Vi árboles cayéndose en la ciudad de Buenos Aires de día y sin viento, así que imagínate con viento.

-Naciste en Marcos Juárez, provincia de Córdoba, conocida por su crecimiento económico vinculado a la explotación agropecuaria y a la agroindustria. ¿Qué sabías de las tareas de campo?

He tenido contacto con el campo; no de mi familia cercana, pero sí de primos, en lugares donde he ido de chicos. Me gusta mucho el campo y mucho más los animales que las personas. ¡Amo a los animales! Fuimos con Lucía dos días a prepararnos y a estar con los terneritos. Entrar al tambo no es una situación para nada idílica porque de repente te cagan en la cara las vacas. ¡Así de simple! (Risas).

El campo tiene una mística y un olor que me gusta y me resulta familiar. Alguna vez había ordeñado a mano, pero acá es todo industrializado. Es muy macabro también, por cómo sufren y cómo le dejan las ubres.

-Trabajando en cine, hiciste el paso a las plataformas. ¿Te atrae más el mundo de las series?

No, para nada. En un momento parecía que las series se iban a comer el mundo. Ahora me parece no va a haber ni series ni cine. ¿Qué vamos a hacer, Julia? (Risas). ¿Un programa de finanzas?

En la pandemia explotaron las plataformas y hubo mucho trabajo. Tuve la suerte de hacer Nadie nos mira con Julia Solomonoff, que me desembarcó en España, porque fue coproducida por Isabel Coixet. Isabel le pidió mi teléfono a Julia y le dijo ‘quiero que este pibe sea protagonista de Foodie Love’. De repente, sin casting, sin nada, me encontré trabajando con ella y la gran Laia Costa en España. A partir de eso salió una película que hice con Mario Casas y después dos temporadas de Bienvenidos a Edén. Las dos series se vieron en todo el mundo. Es muy gracioso entrar a las plataformas y verse doblado en árabe, italiano, alemán o húngaro. Me divierto viendo eso.

-¿Y cómo te ves?

Siempre que veo cine en otro idioma siento que actúan mejor. A veces veo cine coreano y por ahí están actuando mal, pero uno no sabe, todo suena bien. Después veo a alguien en Argentina y digo ‘este zapato’… (Risas).

-Dejando de lado tu rol actoral, ¿en qué estado se encuentra Alice, tu proyecto como director?

Estamos en conversaciones con productores españoles y mexicanos. Esto nos permitiría filmar el año próximo la mayor parte de los interiores en España y los exteriores en Buenos Aires. Lo seguimos trabajando con Cecilia Roth con mucho interés. Como ya lo dije en otra ocasión, reflexiona sobre el tema de las cirugías estéticas, a partir de cómo este sistema empuja a todos, a las mujeres -y sobre todo a las actrices-, a permanecer jóvenes y bellas.

-Antes de dedicarnos a hacer un programa de finanzas, ¿cómo sigue tu agenda en lo inmediato?

Tengo propuestas en el veremos, por la situación que atravesamos. También hay una propuesta del exterior, que tiene que madurar un poco.

Un amigo me decía que si yo estaba con poco trabajo no me tengo que imaginar cómo está el resto. No puedo quejarme: en los últimos 15 años trabajé un montón. En mi círculo siempre soy el que más trabajo. Ahora pararon las ofertas y las lecturas de guion. Sé que hay gente -grandes actores-, que está en la misma situación. Esto pasa en Argentina, pero también en España se cerró bastante a los extranjeros. Sacaron a relucir una Ley de Cupo, que existía pero no se aplicaba. Tampoco mueve mucho la vara, pero parece que no quieren más argentinos por ahora (Risas).

Julia Montesoro

Related Articles

GPS Audiovisual Radio

NOVEDADES