Valeria Santa e Ignacio Quesada son dos de los personajes principales de Cambio cambio, ficción de Lautaro García Candela con producción de Gong Cine (Magdalena Schavelzon, Pablo Piedras) y 36 Caballos (Iván Moscovich, Juan Segundo Alamos), que revela el mundo que existe detrás de la fiebre por el dólar en un escenario urbano muy identificable: la calle Florida.
-¿Qué vieron ustedes en los roles que les tocó encarnar, qué los atrajo de la propuesta?
Ignacio: Había recibido algunas escenas para hacer el casting y al leerlas me entusiasmé. La historia de los cambistas es un mundo para recrear. Me pareció una propuesta muy interesante. Después me enviaron el guion completo y me terminó de decidir, porque me gustó mucho.
Valeria: A mí también me llegó el casting con una sinopsis que hablaba de “arbolitos”. ¡Yo no sabía lo que eran, así que no entendía! (Risas). Era un mundo desconocido para mí. Cuando leí el guion me gustó mucho que la ciudad fuera un personaje importante dentro de la historia. Me conectó con el romanticismo de Buenos Aires.
-¿Qué conocían del mundo de las cuevas financieras, cómo prepararon su papel e internalizaron sus personajes?
Valeria: Sabía que se cambiaba plata en la calle Florida y cuando pasaba por el microcentro, escuchaba “Cambio, cambio”. Pensé que era solo para extranjeros, no sabía que no eran de casas de cambio. ¡Y menos que le decían arbolito! De ese mundo no sabía casi nada: de hecho, Lautaro (García Candela) nos explicaba, contaba y enseñaba todo el tiempo porque nos resultaba difícil entenderlo, incluso haciendo las escenas.
Ignacio: Yo no había tenido contacto con ese universo. Conocía lo que eran las cuevas y el dólar blue por quienes utilizan esos lugares para cambiar plata –algún jefe, algún familiar-, pero nunca estuve tan cerca como en esta película.
-Ignacio, vos ganaste un premio a la mejor actuación en el Festival de Mar del Plata 2022, donde Cambio cambio tuvo su estreno mundial. ¿Cómo asumiste ese crecimiento, ese reconocimiento?
Ignacio: Fue la primera vez que me dieron un premio por una actuación. No sabía que se hacía la entrega de premios en ese momento. Era mi último día de estadía en Mar del Plata y estaba en la playa jugando a la pelota. De repente, miré el celular y vi que me estaba llamando el director. Su mensaje decía que gané un premio. Empecé a saltar y tiré la pelota al agua. ¡Fui corriendo a recibirlo, así con la ropa que tenía, todo lleno de arena!
Es un regalo muy lindo y me genera una gran motivación para seguir con el oficio. Soy chico y estoy empezando y un reconocimiento es un estímulo importante. Por un lado, el trabajo me gustó mucho. Por otro, lo que aportó el director fue fundamental para poder recibir ese premio.
-Ignacio, ¿qué nuevas vivencias tuviste en el rodaje?
Ignacio: No sé si es por falta de experiencia o qué, pero aunque abordo las cosas con la preparación y las herramientas que tengo, siempre hay un grado de inconciencia al no saber cómo está saliendo lo que hago. Tenés el guion, pero te arrojás sin saber cómo va a quedar. Pero fue muy importante la confianza que generó el director, las otras personas que estuve actuando y el resto del equipo.
-Valeria, vos naciste en Colombia pero mantenés una continuidad laboral en la Argentina. ¿Qué significó Cambio cambio en ese marco?
Valeria: La mitad de mi vida la llevo acá. Empecé a trabajar a los 7 años, en televisión y en cine en Colombia. A los 18 me vine a vivir a la Argentina. Fue muy importante esta peli y más allá del proceso de rodaje hermosísimo, el resultado final me gustó mucho.
-Ahora que Cambio Cambio entra en su segunda semana de exhibición, ¿con qué creen que conecta la gente al verla? ¿Qué ven ustedes que no vieron antes?
Valeria: Una de las cosas que más nos dicen es que se ve muy bien reflejada la cotidianidad. Los sonidos del microcentro, esa adrenalina de estar ahí, el estar apurado todo el tiempo, eso que es muy del porteño y muy del centro. Eso se logró gracias al trabajo de sonido y cámaras, que hace que sientas que estás caminando por Buenos Aires. ¡Como espectador estás ahí!
-Buenos Aires es un personaje más. ¿Notan eso?
Ignacio: Sí, absolutamente. La película está llena de factores y decisiones que hacen a esa construcción y representación del microcentro de Buenos Aires, ya sea desde los personajes o de los simbolismos que van apareciendo. Como una imagen al principio de la película donde se empieza a mostrar Florida. O una con esos puestos de los que hay un millón de cosas, todas random, que no tienen que ver una con la otra. Hay un montón de cosas que hacen a la identificación con la actualidad. Cada espectador, desde su punto de vista y con lo que más cercanía siente, percibe eso.
Valeria: Mientras filmábamos se acercaba gente pensando que éramos arbolitos de verdad para cambiarnos dinero. No se daban cuenta de que estábamos haciendo una película. Estábamos muy inmersos en ese escenaro urbano.
-¿Qué hacían en esos momentos?
Valeria: Los engañábamos un par de metros. Hasta que salían de cámara y recién ahí les contábamos la verdad (Risas).
Julia Montesoro