Pionera del cine experimental argentino, cineasta, artista plástica y escritora, Narcisa Hirsch murió el domingo 5 a los 96 años en San Carlos de Bariloche, donde había sufrido un accidente cerebrovascular en los últimos días. El fallecimiento fue anunciado en las redes sociales por la Filmoteca Narcisa Hirsch, espacio dedicado a preservar y difundir su obra.
Su actividad, relacionada con el arte, se dividía entre su casa en el barrio porteño de San Telmo y Bariloche. En sus comienzos se dedicó a la pintura y el dibujo, expresiones que fueron derivando a formatos audiovisuales tales como intervenciones murales, performances, instalaciones y objetos.
Poco antes de volcarse al cine, incursionó en los “happenings”, intervenciones artísticas con la participación del público. Una de sus performances más conocidas fue La Marabunta (1967), realizado junto con Marie Louise Alemann y registrado por el documentalista Raymundo Gleyzer.
En los efervescentes años 60, Hirsch exploró su actividad audiovisual a través de instalaciones, objetos, performances, graffitis e intervenciones urbanas, lo cual determinaría su estilo. De la producción en 16 mm pasó al Super 8. Desde el inicio, su cine fue experimental, con una obra que comprende una treintena de cortos que van desde Manzana (1966) a El mito de Narciso (2011).
«Cine es lo que ocurre entre fotograma y fotograma, decía Werner Nekes, también es luz en movimiento y reflejada sobre una pared, también es la imagen grande atrapada por el lente, minimalizada, concentrada en 8, 16 o 35 milímetros y vuelta a ampliar, más grande que la realidad, larger than life.
Cine es lo que fluye y se va, lo que no queda, una imagen cada vigésima cuarta parte de un segundo, cine es estar a oscuras con otros en una sala compartiendo el ritual», definió Narcisa Hirsch acerca de su labory del cine en general..
“La primera película de cine experimental que vi fue Wavelength, del canadiense Michael Snow. Fue en el MoMA, en Nueva York, y recuerdo que la gente se levantaba y se iba… Era un zoom de 45 minutos donde no pasaba nada y, después de los primeros diez minutos, yo estaba clavada al cielorraso. Pero entonces pensé: “Esto en algún momento termina”, me relajé y empecé a ver; pude ver. Después me contaron que Snow tenía una película que era una diapositiva de un estante de su taller y su voz describiendo lo que se veía en dicho estante. Me interesó la idea y quise darle una vuelta más; entonces filmé con cámara fija una pared de mi taller y fui describiendo lo que no se veía, y así nació Taller. Un amigo mío, Federico Windhausen, crítico y curador que enseña cine experimental en San Francisco, conocía esta historia y, en un festival, se topó con MS y se la contó; así fue como entre los dos cocinaron la idea de exponer ambas películas juntas para yo viera la famosa A Casing Shelved y él viera Taller, cosa que ocurrió muy recientemente en Canadá. Lo que son las casualidades de la vida…”, reveló en 2013 a Página 12.
“El cine experimental de nuestra época era ideológico, quería ir en contra de lo industrial y comercial. Venía con la militancia y la vehemencia de hacer un arte distinto. Tenía más que ver con la poesía. Lo realizábamos con la conciencia que lo podía hacer cualquiera sin tener que ser un gran empresario. En la mayoría de los casos éramos autodidactas”, detalló a Infobae Cultura.
Cuando el formato Super 8 desapareció del mercado y fue reemplazado por el VHS, Hirsch se volcó a la literatura. Entonces publicó tres libros: La Pasión, El Silencio y Aigokeros, un libro de ensayos acompañado de Haikus escritos en español y traducidos luego al japonés.
En 2016, la cineasta Silvina Szperling le dedicó el documental Reflejo Narcisa, que observa a una mujer en su transcurrir final, atestiguando cómo ella se mira a sí misma en su obra.
“Te quiero mucho, Narcisa.
La primera vez que me recibiste en tu casa de San Telmo, una tormenta de granizo se abatió sobre Buenos Aires.
Te vi cargar a tus 80 y pico de años pesadas bolsas de arena para tapar los espacios entre las puertas de tu casa y el piso, te vi recoger hojas de otoño en tu patio bajo la lluvia.
Te conté de mis ganas de hacer un documental sobre tu obra. Me dijiste: «Es el momento».
Ese día comenzó un viaje por el que siempre te estaré agradecida”, evocó Szperling en sus redes sociales momentos después de conocerse su muerte.
En 2018 recibió el Premio Distinción a la Trayectoria otorgado por la Academia Nacional de Bellas Artes de Argentina y en 2022, con un Premio Konex de Platino en 2022 en la disciplina Arte y Tecnología.
En 2023, el Centro Cultural Kirchner inauguró La intensidad de una mirada, la primera exposición retrospectiva dedicada a la artista. Ese mismo año el Museum of Modern Art de Nueva York (MoMA) de Nueva York le dedicó la muestra Narcisa Hirsch, Una Famosa Cineasta Desconocida, como parte del 20º Festival Internacional de Preservación Cinematográfica.
Hirsch deja un legado imborrable como madre del cine experimental en Argentina. Si bien su obra cinematográfica surgió en circunstancias históricas del todo desfavorables, o tal vez por esa misma razón, sus películas fueron siempre un espacio de libertad y resistencia. Artista integral, llevó adelante una filmografía innovadora que prestó tanta importancia a los temas como a los procedimientos de creación. Su lenguaje íntimo y poético nos invita a reflexionar sobre la condición humana y la esencia del arte.
Foto: Reflejo Narcisa (Silvina Szperling, 2016)