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DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Axel Kuschevatzky, productor de «La hija de Dios»: «Cada cual tiene su Maradona en la cabeza, pero nos importaba contar el de Dalma»

Axel Kuschevatzky es productor de La hija de Dios: Dalma Maradona, el documental biográfico dirigido por Lorena Muñoz que revive al Diego padre a través de hechos públicos, anécdotas desconocidas, viajes, entrevistas y un impactante material de archivo.

La miniserie consta de tres capítulos y es una producción de Infinity Hill (la productora de Kuschevatzky con Cindy Teperman y Phin Glynn) y de Nativa Contenidos (Karina Castellano y Helen Roca) que ya está disponible en la plataforma de streaming HBO Max.

-A esta altura, ¿se puede decir que tenés un don de detectar proyectos que, a priori, se pueden considerar un éxito?

(Risas). No, no, por favor. ¡He tenido muchos muertos! Soy muy bueno ocultando mis fracasos. La gente que ve lo que hice bien no se acuerda de todo lo que me salió mal.

-¿Cómo te llega entonces un proyecto como La hija de Dios y cómo decidís participar?

Yo persigo el talento. Lo que le gusta a los demás también me gusta a mí. Como espectador me pasa eso. Si leo un guion o hablo con alguien a quien algo le llama la atención, seguramente es porque a otras personas también les pasó lo mismo antes. ¡No me siento un descubridor! Tengo la suerte de poder participar.

-Podría pensarse que una producción vinculada con Diego Armando Maradona puede llegar a ser un éxito. Visto en sentido inverso, ¿cuál era el riesgo de producir La hija de Dios?

Tenía que ver con el orden del humano. Se puede contar la vida de Diego desde distintos ángulos, porque es inabarcable. Podés contar los aspectos luminosos, polémicos y complejos. Los que te hacen enamorarte de la persona y sentirte en otra galaxia porque ¡Diego tiene todo!

Nosotros no salimos a decir que esta es la verdad absoluta, en la que vamos a contar un documental que explora a Diego en su totalidad, ¡lo cual sería imposible! No se puede posicionar a Diego en un lugar específico. Primero que no lo necesita. ¡No existe la idea de hacer un documental para limpiar la imagen a Diego! Es una cosa ridícula. Si vos tenés opiniones formadas sobre Maradona, no importa el documental que haga: eso no va cambiar, ni a favor ni en contra.

Pero pude sostener la promesa que le había hecho a Dalma: este es un documental sobre su punto de vista. No es una producción donde ella va a decir una cosa y va a haber otro interlocutor diciendo todo lo contrario, como pasa en los documentales periodísticos. No se trata de que Dalma cuente “la verdad”: alcanza que sea la verdad para ella. No es importante desafiar las creencias del entrevistado en ese tipo de documentales.

-Que a través de Dalma aflore su verdad sobre el personaje. Que además es nada menos que Maradona y nada menos que su papá…

¡Claro! Ella lo cuenta en sus términos. Desde mi lugar de productor, pero en sociedad con los guionistas y la directora, era muy importante entender que era sobre eso. Teníamos que respetar la mirada de Dalma, estuviésemos o no de acuerdo. No era tan importante si estábamos o no de acuerdo.

-¿Qué revela La hija de Dios sobre Diego Maradona?

Lo más interesante de entrar en el mundo Diego, cuando empezás a hablar, es que todo el tiempo aflora la persona: el Diego humano, el Diego frágil, el Diego pidiendo ayuda, el Diego no sabiendo cómo resolver los temas. El tipo tenía una nobleza increíble, natural y muy grande. Al mismo tiempo era un tipo con muchas habilidades y a la vez con muchos puntos ciegos. Por lo general –y es lo que hablamos con Dalma-, peleaba con los puntos ciegos hasta que no pudo más. Todos tenemos un Diego en nuestra cabeza y hay un Diego por persona. ¡Y todos son posibles! No hay un Diego verdadero. Pero el de Dalma es solo de ella y eso era lo que nos interesaba contar.

-La serie comienza con el video del gol a los ingleses. ¿Cómo y por qué se decidió que el punto de partida fuera un guiño futbolero?

Es verdad que Dalma narra en primera persona los avatares de su papá, pero hay una historia previa -quizás los años de mayor gloria de Diego como jugador-, que son anteriores al nacimiento de ella. Estaba bien que ella fuese a buscarlos y recuperarlos. Tenía que ver con eso. Cuando se aborda una figura pública te preguntás cuánto sabe la gente de estos temas y cuánto debería saber. Con Diego llegamos a la conclusión de que no podíamos sentarnos a explicar quién era, porque el que no lo conoce no va a ver el documental. No se ve una serie sobre Dalma y Diego sin tener alguna información previa.

La hija de Dios tiene tres episodios. Seguramente debe haber quedado muchísimo material que no se verá, salvo que haya una nueva temporada. ¿La hay?

No sé. Siento que fue un ejercicio muy cerrado. Por supuesto que Diego vivió muchas vidas en un hombre. Esto es lo que a mí me mata: ¡es inagotable! Así como Dalma contó su historia, hay mucha gente que puede hacerlo como Claudia (Villafañe), Giannina (Maradona), los que estuvieron alrededor… Toda la gente que lo conoció tiene buenas anécdotas con él. Hasta en los momentos más terribles aparece una anécdota que decís: ¡No lo puedo creer! Dalma narra que se dio cuenta que Diego estaba realmente mal cuando perdió el sentido del humor, que fue muy al final, en el último año. Diego tenía mucho sentido del humor, todo el tiempo. A mí me parece muy interesante que la docuserie no le huye a momentos como a los ataques de abstinencia o de recuperación. Un montón de cosas que nosotros no pensamos que a priori se iban a querer contar. Siempre pensamos que no tanto Dalma sino la gente entrevistada iba a querer preservar a Diego, que solo iban a querer contarte las cosas maravillosas. Y nos encontramos con que la gente estaba muy dispuesta a contarle a Dalma momentos muy duros y áridos de la vida de Diego.

-¿Qué descubriste al ver la serie terminada’

Lo que más me gusta del resultado, que tiene que ver con la química entre Dalma y Lorena, es la humanidad que tiene la serie. Es una serie profundamente humana. Mucha gente se va quejar con el título y justamente Dalma dice eso, que para ella no era un Dios sino su papá. Ella lo dice claramente. También dice que para ella, durante muchos años, su papá era un tipo que jugaba un poco bien al fútbol. ¡Es hermosa esa frase! Todos nosotros vemos a nuestros padres como las personas y no como las figuras públicas.

-Ella estuvo inmersa en un montón de circunstancias que le eran ajenas.

-Sí, como la falta de vida privada. La gente no lo sabe o no lo termina de entender: era una familia que no podía ir a la esquina, al súper o irse de vacaciones. ¡No podían ir comer a un lugar porque la gente se sentaba alrededor de a ver cómo comía el bife o la milanesa con papas fritas! Dalma vivió su vida muy tironeada por la mirada del otro. Nació y creció siendo observada. Diego y Claudia llegaron un poco más grandes a eso. No terriblemente más grande, pero tuvieron que aprender a lidiar con la expectativa de los demás.

Julia Montesoro

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