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Todo el cine y la producción audiovisual argentina en un solo sitio

DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Mariano Frigerio, codirector de «Leyenda feroz»: «Buscamos mostrar a ‘Tango feroz’ como homenaje y como fenómeno cultural»

Leyenda feroz, el documental de Mariano Frigerio y Denise Urfeig que rinde homenaje a Tango feroz, continúa su segunda semana de exhibición. Se presenta en funciones diarias en el cine Gaumont a las 14.30 hs. y 22.15 hs. y en el Atlas Flores a las 21.40 hs.

El documental cuenta con la participación de los protagonistas centrales de la ópera prima de Marcelo Piñeyro (Fernán Mirás, Cecilia Dopazo, Leonardo Sbaraglia, Imanol Arias, Federico D’Elia, David Masajnik, Mirna Suárez) y se percibe como un tributo emotivo y cariñoso hacia aquella película icónica y también a los años 90.

Mariano Frigerio detalla aspectos desconocidos del rodaje de Leyenda feroz y a la vez evoca su preadolescencia y la incidencia que tuvo Tango feroz en su formación como cinéfilo…y como rockero.

-¿Querías hacer un tributo emotivo y cariñoso o los mismos testimonios te fueron llevando en esa dirección?

Yo soy muy fanático de Tango feroz y del cine de Marcelo Piñeyro en general. La parte del homenaje nos iba a salir inevitablemente, porque a la película la amamos y partíamos de esa base. Pero a la vez buscamos entrar en Tango feroz como fenómeno cultural. Buscamos reflejarla de la manera más completa posible. Nos parecía importante las voces de los desertores, de los que están en contra.

-¿Qué recuerdos tenías de esos años 90?

Soy del 81. Cuando se estrenó Tango feroz tenía 12. Pero me acuerdo todo. Más allá de la película en sí, por el fenómeno cultural. Todo el mundo estaba hablando de eso. Era chico y sabía que la película era para más grandes. Como todos mis amigos buscábamos convencer a nuestros viejos para que nos lleven a verla. Cuando la vi fue como una explosión en el cerebro. Quedó como un hito que uno tiene en la adolescencia o la preadolescencia. Que a partir de ahí me permitió descubrir partir el mundo del cine y por otro el mundo del rock argentino.

-¿Te hiciste rockero después de Tango feroz?

-Sí, sí.

¿Se incrementó con Leyenda feroz?

-Sí, igual ahora ya está. ¡Tengo 40 y pico! (Risas). Pero me hice más fanático de Marcelo Piñeyro. Volví a descubrir ese ese cine que para mí era inicial.

-Los jóvenes no se acercaban al cine argentino.

Me parece que no había películas dirigidas para nosotros.

-¿Leyenda feroz es capaz de acercar a los jóvenes a las salas?

Piñeyro nos dijo algo que nos emocionó mucho: que la película puede ser independiente de Tango feroz. Hay quienes van a ver Leyenda feroz sin haber visto Tango feroz. Salen del cine con la idea de verla cuanto antes.

Me gustaría mucho que la vean estudiantes de cine. Porque contamos cómo se hacía una película. Y hay muchas cosas de esas que me parece que siguen pasando hoy, a la hora de escribir un proyecto. Marcelo (Piñeyro) cuenta el proceso de escritura, desde como pensó la película hasta cómo tuvo que ir cambiando de rumbo. Los timonazos y las complicaciones que genera hacer una película.

-¿En qué circunstancias percibieron que Tango feroz podía ser objeto de un documental?

Desde el principio me parecía que había sido tan potente que no era simplemente una película. Que íbamos a encontrar en el camino muchas historias que contar alrededor de eso. Y así fue.

Teníamos la fantasía de que había sido una superproducción. Siempre pensamos que Marcelo la tenía recontra clara y que sabía que a los jóvenes los iba a copar. Y descubrimos que no era para nada así. Le costó un montón conseguir la plata y una vez que la consiguió se licuó con la hiperinflación. Eso en sí mismo era una buena historia para contar.

Por otro lado me interesaba el mundo de los críticos o de la crítica. Por qué había películas tan exitosas en las que se ponían en la vereda de enfrente. Me entusiasmaba investigar eso. Así llegamos a entrevistar al máximo referente de la crítica de los 90, que es Quintín, el creador de El Amante. El se mantiene tan firme como en 1993. Nos gustaba armar esa secuencia.

-Hay como un correlato entre el antes y el ahora no solo en la crítica.

Allí es importante el fetiche de las locaciones. Tango feroz tiene a la Ciudad de Buenos Aires como una protagonista más. En ese sentido investigamos qué escenarios usaron y si seguían en pie. La película también muestra cómo cambió la ciudad y desde ya, el mundo que rodea al cine. Como la secuencia que armamos de la peatonal Lavalle, desde tener un al lado de otro a lo que se convirtió. Eso estaba muy a priori en la idea nuestra y en el guion. Y nos entusiasmaba mucho entrevistar a los actores en las locaciones. ¡Queríamos ver qué pasaba cuando los llevábamos ahí!

-¿Qué descubriste al toda esa movida?

Muchas cosas que no sabía o no registré. No sabía que la escena donde ellos tienen relaciones por primera vez se filmó en la terraza del Colón. Nos pareció como un hallazgo. Y más que hayamos podido usarla y que sea un edificio que no hayan tirado.

Algo parecido pasó con el muelle de los pescadores, que está igual.

-En sentido opuesto, ¿qué salieron a buscar que ya no existía?

Cuando empezamos el primer guion, La Cueva, que quedaba en Paseo Colón y Brasil y estaba reconvertida en una escuela-taller, existía. ¡Yo la vi! Me asomé y vi el sótano donde funcionaba La Cueva y se filmó Tango. ¡Hasta estaba el graffiti! Nos recontra entusiasmamos porque pensamos que allí se podía hacer mil cosas. De repente, un día desapareció. ¡Literalmente! De un día para el otro, porque estaban haciendo el Metrobús. Pasó una topadora y se lo llevó puesto.

-¿Cuál de los testimonios recogidos te dejó pensando en el camino que debía recorrer la película?

Fernando Barrientos y Daniel Martín son unos seres divinos. Pudimos grabarlos en Mendoza. Y que cuenten su historia fue muy enriquecedor. El amor es más fuerte fue un temazo muy famoso y recordado hasta hoy, hecho por dos pibes que en su momento no eran famosos ni conocidos, ni tampoco habían compuesto miles de canciones. Ni agarraron el guion: probaron en un fin de semana y les salió ese temón.

Claudio Pustelnik estaba con la idea de una nueva versión del tema y cuando nosotros aparecimos cerró todo. La hicieron como si fuese para la película. Originalmente la había cantado Ulises Butrón y ahora la hicieron los mismos compositores.

Todos los que conocimos del equipo de Tango feroz es gente muy grosa. Como Jorge Ferrari, es un director de arte zarpado para la historia del cine y del teatro argentino. Es un tipo divino, que está muy contento de lo que nosotros hicimos y está muy orgulloso de que podamos mostrar lo que para nosotros también era importante. Nosotros estamos metidos en el mundo del cine, pero el espectador común no está pendiente del arte, pero queríamos resaltar eso. No fue solo un gran guion: Marcelo armó un gran equipo.

-Tango feroz” empezó como una película independiente, pero justamente tenía una gran riqueza en los rubros técnicos y eso le daba el perfil de una gran producción.

Sí, sí, sí. Tenía las dos cosas. Arrancó como una película más indie, no es que Marcelo en el comienzo tenía millones. Me contó que ese año se hicieron 13 películas. Doce fueron compradas por los canales de televisión, que eran los que tenían la plata fuerte. Tango feroz fue la única que no compraron. Y fue la única que rompió todos los récords.

Tenía esa dualidad de indie, hecha con sus amigos, escrita de a poco, que de repente se convirtió en un mega éxito.

-Sos un apasionado de Tango feroz y también del cine argentino, lo cual se agradece.

Estrenamos en un momento muy triste del cine argentino. Todos los días nos despertamos con una noticia pésima a raíz de las decisiones que toman alrededor de la cultura y del cine. Y justamente nos toca estrenar una película que reivindica eso: nuestro cine.

Nos quieren hacer creer que el cine argentino no importa o que no lo ve nadie. Acá mostramos que no. ¡Nada de eso! Tango feroz abría salas en todo el interior porque la gente se desesperaba por verlo. Un fenómeno que en estos últimos tiempos volvió a reflejarse con Argentina, 1985. Me decían mis viejos, quienes viven en Lobos, que en el cine de allá había una cuadra de cola, la gente se quedaba afuera. Lo digo para seguir sumando a las muestras de que es una estupidez y una mentira decir que la gente no va a ver cine argentino.

Julia Montesoro

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