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DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Soledad San Julián y Marilina Calós dirigen «Moxos», con apoyo de Jujuy Audiovisual y premiado en Málaga: «Vamos al rescate del patrimonio cultural»

Moxos, el proyecto de Soledad San Julián y Marilina Calós que contó con el apoyo del Instituto de Artes Audiovisuales de Jujuy, fue elegido y galardonado en el Foro de Coproducción MAFIZ, que formó parte del 26° Festival de Málaga. La cineasta fue seleccionada junto a 22 proyectos de 13 países de Latinoamérica que participaron de un espacio dedicado a la industria cinematográfica.

El proyecto participó en sus inicios del Doculab de las Alturas, programa que forma parte del Festival Internacional de Cine de las Alturas. Además, estuvo presente en Bolivia Lab, que tiene alianza con el Festival de Málaga con el intercambio de proyectos potenciando el crecimiento de los mismos.

Se trata de un largometraje documental que fue reconocido con el premio Acorde Music Library Latinoamericano en la sección Women Screen Industry para proyectos en desarrollo, premio que nace como impulso para la equidad y la diversidad del sector audiovisual potenciando la carrera de mujeres cineastas.

Moxos transcurre en la Amazonía boliviana. Una mujer emprende la ardua tarea de rescatar las partituras de música barroca legadas por los jesuitas en riesgo de desaparición y a su vez, recuperar las melodías de tradición oral. Raquel ahora debe asumir una nueva misión: otorgarles otros futuros posibles a las mujeres Moxeñas a través de la enseñanza de la música.

La participación de Mojos en el Mercado del Festival de Málaga tuvo el apoyo del recientemente creado Plan Jujuy Audiovisual, que destina parte de su presupuesto al fomento de las producciones locales.

-¿En qué consiste Moxos? ¿Cómo surgió el proyecto?

Soledad. Marilina es el alma de este proyecto. Nació de un viaje, en el que ella vio al Ensamble Moxos.

Marilina. Fue hace unos diez años. Los escuché en un teatro y me sucedió algo impresionante. Me di cuenta de que necesitaba entender de dónde salía esa música, de dónde venía esa gente, qué era lo que estaba pasando ahí. Impulsivamente, un mes después viajé a Moxos, ubicado en la Región del Beni, en Bolivia. En el comienzo de la Amazonía Boliviana.

Me encontré con una escuela de música, con un montón de gente haciendo música barroca en un entorno de selva. Allí conocí a la directora, Raquel Maldonado. Esa experiencia fue un manantial de historias muy increíbles. Volví con muchas fotos -soy fotógrafa-, grabaciones, entrevistas, música. Sin saber para qué. Por simple interés.

Cuando se lo mostré a Soledad, mi amiga de toda la vida, me dijo “acá hay una película: hay que hacer algo con esto”. Había un montón de material que servía como investigación. Y además había entablado una buena relación con la gente de la región.

-Una vez que decidieron avanzar con el proyecto, ¿cómo se dividieron los roles?

Marilina. Soledad es la que tiene la pata en el cine. Entre las dos tuvo la visión para hacer una película, para avanzar. Me hizo entrar en este terreno del cine y empezar a ver un montón de cosas que también me parecieron alucinantes. Como unir la fotografía con la música y el sonido con la imagen.

Como yo tenía la historia muy presente, el primer impulso fue dirigirla. Con Soledad y su experiencia en el rol de productora. Cuando viajamos el año pasado, para que ella también conozca a la gente y producir el teaser y traer nuevos materiales audiovisuales, nos entendimos bárbaro. Empezamos a escribir y de repente pensé que debíamos codirigirlo.

Soledad. Con Mari (Marilina) nos une la música también, aparte de una gran amistad de muchos años: es la compositora de la música original de todas mis películas, de mis documentales. Nos faltaba esta experiencia de codirigir.

Moxos recibió apoyo, entre otros, del primer DocuLab de Las Alturas. ¿Cómo era el proyecto en esos inicios y cómo fue variando?

Soledad. Cualquier proyecto -sobre todo en el rubro independiente, como el cine que hacemos nosotros-, se hace a partir del trabajo de formación de audiencia desde una etapa temprana del desarrollo. Moxos no fue la excepción. La etapa de desarrollo y de laboratorios internacionales sirven mucho para visibilizar el proyecto. El DocuLab de Cine de las Alturas fue el primer laboratorio del que participamos. En esa instancia, el proyecto estaba como muy naciente. Estábamos como muy enfocadas a la historia del ensamble y de la escuela. Era lo que queríamos contar.

Marilina. Esta escuela además forma 250 alumnos indígenas de todas las edades por año. El ensamble es la cara visible hacia afuera, pero es muy importante el trabajo que se hace de fondo, otorgándoles una transformación también en sus vidas.

A través de los laboratorios que fuimos participando (seis laboratorios internacionales y dos mercados), nos dimos cuenta que había una cuestión de género muy fuerte. Porque las niñas que en el comienzo eran alumnas de Raquel, hoy son mujeres que son miembros del ensamble y que son -la mayoría- sostén de su familia. Ese proceso nos llevó a entender que teníamos que ir por otro camino que el que estábamos eligiendo.

-¿En qué lugar del camino están ahora?

Soledad. El punto de vista hoy está más puesto en la mirada de Raquel. Finalmente entendemos la misión que tiene, que es poder atraer a más niñas y formarlas a través de la música. Un poco para que elijan también ellas mismas su propio camino y no el digitado por una sociedad machista y hostil como son la mayoría de estos pueblitos latinoamericanos. La transformación que ha hecho Raquel en ese sentido es enorme y en algún punto -creo que Mari coincide conmigo- la sobrepasó. Como si fuese algo que no se lo propuso, sino que surgió. Este fue el recorrido que hizo Moxos en estos cuatro o cinco años de desarrollo.

-¿En qué instancia están con el proyecto?

Soledad. La peli se va a filmar en el 2024. Actualmente incorporamos la coproducción de Bolivia de la mano de Alejandro Suárez Castro, un productor de Santa Cruz. También nos postulamos para Ibermedia, buscando poder cubrir el resto de la financiación. Y estamos buscando un socio coproductor preferentemente europeo, porque tenemos parte de rodaje en Europa.

-¿Este reconocimiento en Málaga puede abrir ese camino?

Marilina. Es el disparador para nuevas conversaciones. Que ya empezaron a surgir.

-¿En qué consiste la etapa del rodaje en Europa?

Soledad. Como parte del sustento de la escuela, periódicamente –cada año o dos, dependiendo de las posibilidades- hacen una gira por varios escenarios de Europa. Queremos registrar la intimidad de esa gira, porque hay gente que deja su casa, sus hijos, y se va por mucho tiempo a mostrar lo que hacen.

Lo tenemos previsto entre mayo y junio del año que viene y luego filmaríamos entre julio y agosto en San Ignacio de Moxos. En donde están las comunidades y estos músicos indígenas, que además no sabían leer ni escribir y de todos modos fueron transcribiendo esas partituras, que eran heredadas por los jesuitas. Raquel recuperó todas estas músicas que salen de la selva.

-Parte del valor de Moxos es mostrar ese trabajo de recuperación de las músicas y también de la historia.

Marilina. Es el primer enganche. A quienes le contamos la historia se enganchan por ahí, del rescate que ella hace del patrimonio cultural. No solo de las partituras de los jesuitas, sino de toda la tradición oral que se estaba perdiendo.

Y después empiezas a abrir el abanico de todo lo demás: estas personas que están ahí, que son parte de la escuela, cómo van rescatando y preservando y transmitiendo la cultura de la música del lugar. Gracias a este aprendizaje y esta herramienta de la música transformaron completamente sus vidas y también son ejemplo para las otras mujeres del pueblo. Esa transformación les permite ser mujer, música, madre, sostén de la familia e independiente.

Julia Montesoro

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