Laura Citarella estrenó Trenque Lauquen, una propuesta enigmática y cautivante, que a lo largo de cuatro horas estalla como un collage de géneros que van desde un romance ardiente ambientado en la década de los 60 hasta el misterio de un enigmático ser encontrado en la laguna de la ciudad homónima de la película.
Protagonizada por Laura Paredes, Ezequiel Pierri, Rafael Spregelburd, Cecilia Rainero, Juliana Muras, Elisa Carricajo y Verónica Llinás, se exhibe los sábados de febrero a las 20 hs. en el Malba y el viernes 17, domingo 19, viernes 24, domingo 26 de febrero y domingo 5 de marzo a las 18 hs. en la sala Leopoldo Lugones.
La fascinación por los relatos y el espíritu de aventura funcionan como claves que estructuran la película; la pampa bonaerense, extensa e inabarcable, esconde infinitas ficciones. Dos mundos conviven en Trenque Lauquen: el de la vida cotidiana, con sus rutinas y actividades laborales, y otro de historias ocultas y vidas pasadas, que puede emerger a la superficie si uno tiene la curiosidad
Escrita por Citarella y Laura Paredes, es coproducida por El Pampero Cine (Laura Citarella, Ezequiel Pierri, Ingrid Pokropek) y la distribuidora alemana Grandfilm (Stefan Butzmuehlen, Patrick Horn, Mikosch Horn).
-Pasaron festivales y premios y ahora, finalmente, Trenque Lauquen se presenta en salas y frente al público. ¿Qué nuevos significados fuiste advirtiendo en estas proyecciones?
Tuve miedo pensando en la dificultad de que fuera el público, ya que es una película larga. Pero noté que eso no ocurre: la gente se queda. Entonces entendí que la experiencia genera entusiasmo. En una era donde es difícil mover a la gente, en ciertos sectores se activa algo que tiene que ver con el deseo.
-¿La seguís viendo como parte de un tríptico que comenzó con Ostende?
La veo más como una saga. No sé si va a terminar en trilogía o no vamos a pasar de la segunda. Lo hablaba con Mariano (Llinás): él decía que si siempre decimos que son dos películas, hay que considerar a la segunda parte de Trenque Lauquen como otra. Ahí se podría decir que hay una saga de tres: la primera fue Ostende y ésta, que está dividida en dos partes.
-La idea de saga es que no importa tanto la cantidad sino la continuidad. ¿Y si estuvieras siempre contando la misma película?
Para mí sigue siendo parte de un mismo juego. Que no dialoga solamente con la propia saga, sino también con otras películas que hicimos en el camino. Que no son necesariamente las que yo dirigí, sino también en las que participé. Se termina armando una pequeña comunidad de películas con muchas relaciones entre sí, con muchas conversaciones entre sí. Esa idea de filmografía me interesa: se trata de seguir pensando y haciendo evolucionar las preguntas y seguir haciendo películas para ver si pueden (o no) responderlas.
-¿Quiénes son estas tres Lauras (el personaje, la protagonista, vos)? ¿Qué similitudes y diferencias encontrás respecto de las de Ostende?
Antes que nada, una no existe: es un personaje de ficción (Risas). Cuesta mucho nombrar a los personajes de otra manera, sobre todo cuando no son actores y los papeles están escritos para esas personas. Es también el caso de Ezequiel, que es el productor-actor, aunque no sea actor. La película absorbe algo de él y se escribe para él.
En el sistema de nuestros nombres, el de Laura Paredes y el mío, pasa algo parecido. El personaje es una construcción basado en un montón de antojos que tenemos nosotras. En la Laura de ficción, habita mucho el mundo de la curiosidad. Es porque nosotras tenemos mucha afinidad con ese aspecto: nos interesa la mirada, el voyeurismo.
–Trenque Lauquen es una producción que demandó más de cinco años. En ese trascurso surgieron Las poetas visitan a Juana Bignozzi, La flor, el nacimiento de tu hija Lucía, la pandemia. ¿Cuánto de lo que quedó en la película estaba planificado inicialmente?
La película se viene pensando desde antes de que hiciera La mujer de los perros. En el camino se incorporaron elementos, permanentemente. Como una idea que circulaba alrededor de la radio, ya que mi tío tenía un programa en Trenque Lauquen. A raíz de eso se me ocurrió que quería filmar en la radio de la ciudad. Finalmente, él es uno de los actores.
Pero las ideas esenciales siempre fueron parecidas. Como la aparición de un elemento fantástico de dos mujeres de la ciencia. O la utilización de los medios para comunicar un rumor. También negociamos y transformamos ideas de otras películas. Como Las poetas visitan a Juana Bignozzi. En la película que hicimos con Mercedes Halfon aparece el momento exacto en que encontramos un libro de Alexandra Kollontai. Y reaparece en Trenque Lauquen cuando Rafael buscaba correspondencia de Laura y su amante.
–Tus cuatro películas tienen personajes femeninos como protagonistas. ¿Cómo pensás tu obra en relación con el feminismo?
Que haya personajes mujeres no creo que se vincule con el feminismo, que atraviesa las películas de millones de maneras. Sí puedo decir que me resulta más cómodo anclar en un personaje protagónico de una mujer. Más allá de que hay personajes masculinos en la película y que son bastante protagonistas, supongo que una directora mujer los puede llegar a pensar de manera diferente.
Que los personajes centrales sean mujeres es como extensivo: sucede de manera muy natural, no porque tenga que ver con una posición. Hay algo allí que me da la posibilidad de seguir investigando cuestiones del género. Sin tematizar ni teorizar sobre ese tema. El solo hecho de poner en escena una mujer implica un despliegue de pensamientos y de preguntas.
-¿Encontrás en ellas algún eje en común?
Lo que más me interesa cuando tratamos de retratar o de ilustrar personajes femeninos es que surge algo del mundo de la desaparición del lenguaje. Esos personajes no se pueden definir, no se pueden nombrar. No se puede revelar cuál es el misterio que lo rodea. Simplemente, estamos todo el tiempo asistiendo a ciertos misterios que las rodean.
En la investigación sobre Juana Bignozzi encontramos una mujer que no está. Algo parecido pasa en Trenque Lauquen, donde el personaje de Laura se empieza a definir primero por sus objetos y por cómo la miran otros más que por ella. Durante un rato largo no la entendemos: solo la vemos rodeada de cosas y de misterios. Me interesa la idea de trabajar el misterio como algo propio de los personajes femeninos.
-Con Trenque Lauquen ya estrenada, ¿tenés en mente otro proyecto?
-Me parece que me voy a retirar (Risas). Me consumió mucha cabeza, mucha energía y mucho tiempo. Creo que es tiempo de ordenar el caos, después de muchos años en que no podía pensar en otra cosa que no fuera esta película.
Julia Montesoro