spot_img
spot_img

Todo el cine y la producción audiovisual argentina en un solo sitio

DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Hernán Casciari producirá la ópera prima de Diego Peretti: «Es un drama muy negro que habla del miedo a la muerte»

A través de Comunidad Orsai, Hernán Casciari trabaja en un nuevo proyecto audiovisual, que marcará el debut de Diego Peretti en su rol de director. Se trata de un largometraje aun sin nombre (por ahora se lo conoce como Peretti Project), que será codirigido por Javier Beltramino, con guion de Casciari y de Chiri Basilis y que se rodará entre Buenos Aires y Bruselas.

El proyecto será financiado en forma autogestiva, de la misma que las producciones anteriores de Orsai, a través de su sitio web. Quienes adquieran los bonos se convertirán en socios productores del proyecto y tendrán el derecho a ser parte del proceso completo junto con Orsai mediante una App que da acceso a archivos de producción, cronograma de tareas y reuniones de los departamentos creativos, así como también a participar de decisiones relevantes.

En este innovador proceso de financiación colectiva, el proyecto superó los 500 mil dólares, aportados por cerca de 3.500 socios productores.

De estos temas y de su futuro como un productor no tradicional –ni siquiera se reconoce como tal- habló Hernán Casciari.

-¿Cómo surgió el encuentro entre Diego Peretti y Orsai? ¿Quién eligió a quién?

Fue a partir de una tercera persona a quien no conocía. Hizo algo que me pareció muy divertido: le mandó un mail a Peretti diciéndole que estaba en contacto conmigo y que yo quería hacer algo con él, al mismo tiempo que hizo lo mismo conmigo. ¡No nos conocía a ninguno de los dos! Nos citó en un bar y los dos fuimos creyendo lo mismo. Lo primero que nos dijo cuando nos encontramos fue “los engañé a los dos”. Esa persona es Javier Beltramino que va a codirigir con Diego. Así empezó la historia hace más de tres años.

-¿Qué vieron en Orsai de la narración de Peretti para convertirla en una película? ¿Cómo se llegó a esa decisión?

No son decisiones que ocurren de manera orgánica. Nunca sabemos cómo empiezan las cosas: no hay una estrategia ni nos sentamos a pensar en una oficina.

Inicialmente no había historia: Beltramino propuso inventar algo. El guion surgió a partir de temores de Peretti sobre la muerte, el paso del tiempo, los objetivos de la vida. Nosotros tomábamos nota de sus preocupaciones de esa época, que no son muy parecidas a las de ahora. El nos iba diciendo qué le gustaría hacer como actor y nosotros íbamos pergeñando el guion.

-¿Hay alguna forma de definirla?

Es un drama muy negro protagonizado por Diego, que tiene su entonación de comedia dramática. Es la historia de un actor argentino, de los mejores coemdiantes que dio la Argentina, que en medio de una película decide que no tiene sentido lo que está haciendo y se va. Deja el rodaje a medias y viaja a Bruselas a buscar un cómic que había perdido cuando era chico.

-¿Hay un plan de rodaje establecido, una idea de desarrollo?

Del mismo modo que hicimos con las experiencias anteriores, vamos trabajando sobre la marcha. Este caso es diferente a los anteriores, como una tercera estrategia: en La uruguaya trabajamos con dos actores prácticamente desconocidos y en Canelones, con otros dos que tienen una agenda complicadísima y entonces todo gira en torno a ellos. En el caso de Diego el actor es un socio. Ni siquiera trabajamos con su representante: es un proyecto nuestro. Vamos a rodar cuando termine de rodar con Damián Szifron. Y nunca se sabe cuándo termina Szifron de rodar (risas). No hay plan de rodaje; dependemos de que se sienta cómodo con su película. Puede ser en el 2024 o 2714. No sabemos, por eso estamos tranquilos.

-¿Qué los deja tranquilos de esta forma de trabajo?

Una de las cosas que más nos interesa de este sistema es poder estar relajado, sin correr atrás del dinero ni que nos corra quien lo puso. Lo único que tenemos claro es que nos queremos divertir.

Creo –es una sensación- que Diego con Los Simuladores va a encumbrarse a nivel internacional. Que nosotros vengamos justo después de eso con su ópera prima me parece tentador para un inversor.

La uruguaya, el primer proyecto audiovisual de la Comunidad Orsai, fue adquirida por una plataforma. ¿Pertenecés a la generación de nuevos productores que planifican pensando en plataformas? ¿El nuevo mercado a conquistar está allí?

No soy productor. De lo único que entiendo es de contar cuentos. Y cuando cuento no me fijo ni en el lector. Yo ni siquiera quería vendérsela a las plataformas: estaba en contra hasta de venderla. Pero como los socios inversores toman decisiones económicas, les preguntamos qué querían. Aunque yo no quería que fuera a cines, perdí. Con un 73% de los votos, en un plebiscito se decidió que fuera a salas y a plataformas. Obviamente antes de que respondan tuve un discurso muy encendido en contra del cine, de las plataformas. Pero perdí.

¿Cuál era tu posición con respecto a dónde debía estar La uruguaya?

Siempre tuve la sensación de que no debía estar en un shopping al lado de Rápido y furioso. Si eso ocurre mi corazón se va a estrujar. Al mismo tiempo, socios de mi núcleo duro -de adentro de Orsai- me decía que el cine es un hecho romántico: que se apague la luz, que la vean muchas personas al mismo tiempo, en una pantalla gigante, y que no es lo mismo que verla en tu casa en un televisor.

Pusimos esos dos argumentos a disposición del socio productor. Mi discurso fue contrario, el de mi amigo Chiri a favor y ganó. Incluimos en la negociación a plataformas que al mismo tiempo son distribuidoras cinematográficas.

-¿En qué consistió la negociación con la plataforma?

Además de haberla vendido en muy buenos términos, conseguimos el control de festivales y la posibilidad de venderla solo a una región y no a todo el mundo. De ese modo, después de participar en festivales podremos venderla a otras regiones. Y tampoco nos tocaron el producto. Nos salió todo mucho más redondo de lo que pensábamos.

-Una de tus premisas es no aburrirte. Seguramente para mantener ese principio es que creaste la Primera Olimpiada Nacional de Ideas Cinematográficas para estudiantes de Secundaria. ¿En qué consiste?

Tiene que ver con que profesores de lengua y literatura de nivel secundario de todo el país y de otras asignaturas narrativas puedan armar un equipo de entre 5 y 12 alumnos y que durante todo el segundo semestre, con tutoriales impartidos por gente de la industria cinematográfica, armen la idea de un largometraje. En septiembre debe estar la idea, en octubre la escaleta y en noviembre el guion. Finalmente, la Comunidad Orsai, integrada por más de 30 mil personas, le van a poner fichas de un dólar a las ideas que más le gusten. Las seis ganadoras se van a convertir en un largo compuesto por seis cortos hechos por menores de 18 años.

-¿En qué etapa se encuentra Canelones?

El rodaje empieza el 2 de octubre y continúa hasta los primeros días de diciembre. En el aspecto cinematográfico, que tiene que ver con la construcción de un producto, no tiene nada diferente a lo que se suele hacer con el mayor profesionalismo en el cine y la televisión argentina, con respecto a paritarias y sindicatos. Lo que cambia es el inicio y el final: quién te da la plata y a quién se la devolvés. Pero los actores cobran lo que tiene que cobrar, no es que somos unos hippies mugrientos (risas).

-Decís que no sos productor pero planteás cuestiones de producción muy concretas.

El nuestro es un modelo muy bueno que está en etapa de revisión, sobre todo en el medio del sándwich. No estoy muy a favor de cómo funciona. Me parece que el costo cinematográfico esta infladísimo. Hay algo que me huele raro, que está muy consensuado y nadie quiere tocar, pero tengo muchas ganas de patear ese tablero. Solo que no quiero hacerlo antes de entender. Estoy en eso.

Julia Montesoro

Related Articles

GPS Audiovisual Radio

NOVEDADES