Natural Arpajou presentó su segundo largometraje, Libre, en la Sección Oficial del 25º Festival de Málaga, muestra que concluye el domingo 27.
Libre es una producción propia con un presupuesto de 2 mil euros, que compite en la sección más importante del certamen como un grito de denuncia sobre la falta de oportunidades y el conflicto social de las villas. Maxi llega a su casa en una villa de Buenos Aires, después de estar ocho años preso, e intenta recuperar su vida, pero su madre ha muerto y en el barrio ya nada es como antes.
La directora, quien también es guionista junto con Alan Nicolás Gómez, contó que Libre nació a partir de las clases de cine que imparte en un centro cultural de una villa de Buenos Aires, cuyos alumnos son los protagonistas. Le pareció interesante rodar con su propio equipo de alumnos, que, a pesar de estudiar cine, no tienen acceso a la industria del país. Todos pertenecen al mismo barrio y se ha apoyado en ellos junto a algunos actores famosos. “Sin la gente de allí no habría sido posible contar esta historia”, sostuvo en la rueda de prensa oficial la directora, quien acaba de concluir Unicornio.
Esteban El As, Alan Nicolás Gómez, Nancy Duplaa, Gastón Pauls, Richard Waggener, Paloma Contreras, Guido Ledezma, Sofía Diéguez, Carolina Miranda y Susana Varela componen el reparto.
También aclaró que demoró más de siete años en sacar adelante su proyecto por el bajo presupuesto y los pocos recursos con los que contaba, pero a la vez le resultó muy satisfactorio: «Hacer Libre me sirvió para reivindicar la importancia del cine independiente».
La directora detalló que desde que empezó a impartir clases en el barrio, se fue haciendo amiga de la gente para empezar a entender sus ideas, ya que «una villa es casi un universo dentro de la ciudad con sus propias reglas». Desde que comenzó a impartir las clases en el barrio fue estrechando vínculos con la gente de allí para conocer su realidad y escucharlos: «el cine de autor tiene que ser muy cercano» y de ahí esa empatía que experimentó con ellos.
Por otro lado ha destacado que no ha querido guionar las palabras porque para ella cada palabra significa algo. De hecho solo elaboró una escaleta, para que los actores tuviesen mucho espacio para la improvisación. Y ha recordado emocionada la ilusión y la implicación de todo el equipo. “Es como si todos fuesen directores”, expresó.
Alguna de las realidades que Arpajou retrata es la violencia policial que sufren sus propios alumnos. De hecho, uno de ellos, que interpreta a un personaje policía, empleó la actitud violenta que él mismo había sufrido.
Por último, destacó el poder de la cultura para garantizar la reinserción de las personas que han cumplido condena en prisión o que no disponen de recursos ni oportunidades.
La ópera prima de Arpajou, Yo niña, había participado en la sección Zonazine del año 2018.