La coproducción argentino-uruguaya El perfecto David, ópera prima de Felipe Gómez Aparicio con producción de Oh My Gómez (Pablo Ingercher y Ramiro Pavón), Roberto Me Dejó Films (Fiona Pittaluga y Martín Cuinat), fue vendida por la compañía de ventas británica Wildstar Sales a la distribuidora TLA Releasing para su exhibición en EE. UU., Canadá, el Reino Unido e Irlanda.
Coproducido por Federico Moreira (La Mayor) y Nicolás Pérez Veiga (Primo) de Uruguay, con Iván Bein, Bárbara Sarasola-Day, Federico Eibuszyc, Pasto Floreado, Marina Rodríguez-Nazar como productores asociados y Hebe Tabachnik como productora ejecutiva, se trata de un drama definido como “una descripción inquisitiva de las presiones sobre un culturista de secundaria para conformarse con una imagen perfecta de masculinidad”.
El perfecto David fue estrenada en diciembre último en el Cine Gaumont y es el primer largometraje de Felipe Gómez Aparicio, reconocido director de comerciales, quien también es el coguionista con Leandro Custo. Está protagonizada por Mauricio di Yorio, Umbra Colombo, Nicasio Galán, Alejandro Paker, Antonella Ferrari, José Luis Sain y Sofía Saborido.
Se trata de un drama sobre un adolescente obsesionado con su cuerpo. Se entrena día y noche. Es inducido por su madre, una artista plástica, que busca que su hijo llegue a la perfección en cuanto a las proporciones físicas. En esta historia todo crece. Crecen los músculos del chico, crecen sus dudas sexuales, crece la relación oscura con su madre. Hasta que en algún momento, todo explota.
David (Mauricio di Yorio) no es un adolescente cualquiera. Trabaja obsesivamente en su cuerpo, día y noche, para alcanzar el yo idealizado de un culturista. Su madre Juana (Umbra Colombo), una artista muy conocida, controla cada movimiento y comportamiento de David, supervisando todos los aspectos del régimen de su hijo y su entrenamiento diario de levantamiento de pesas. A medida que David se dedica a desarrollar aún más su físico, su vida social comienza a llamarlo. Su pandilla de amigos varones, que disfrutan haciendo bromas lascivas e inapropiadas cada vez que pasan el rato, comienza a invitar a David a ser más extrovertido, mientras que la atractiva compañera de clase Mica pone sus ojos en David y trabaja para ganárselo. A medida que los compromisos sociales comienzan a inmiscuirse en su compromiso con su implacable entrenamiento físico, un David desorientado comienza a buscar otros métodos para alcanzar la perfección física.