Julieta Zylberberg celebra en estos días un doble estreno. Por un lado protagoniza la serie Post Mortem, junto con Esteban Pérez y Alejandro Awada, que está disponible en Flow. Allí encarna a una periodista de policiales. Por otra parte, Cine.ar estrenó el jueves 15 la coproducción chileno-argentina Tengo miedo torero, extraído de los recuerdos del fallecido escritor Pedro Lemebel, protagonizada por Alfredo Castro en un comprometido rol como travesti, en los años aciagos de la dictadura de Augusto Pinochet.
-¿Qué te interesó de la propuesta de Tengo miedo torero?
Soy muy fan de Alfredo (Castro). Me vuelve loca como actor. Y cuando conocí al director (Rodrigo Sepúlveda) directamente quedé encandilada. Es una persona muy especial, y creo que lo más lindo que tenemos en esta profesión es cruzarse con gente medio increíble, medio mágica. Me pasó eso con Rodri. El libro me encantó. Y después leí la novela de (Pedro) Lemebel, de quien no conocía su obra. El guion es una adaptación muy fiel al libro; de hecho Lemebel estaba involucrado y quería que “La Loca” la hiciera Alfredo. El rodaje fue una experiencia súper especial, con un equipo muy fascinado con el proyecto, con mucho amor. Y nos pudimos sumar con Ezequiel Diaz, Echi, mi amigo, que actúa en la película como amiga de “La Loca”.
-¿Quién es tu personaje en la película?
Una guerrillera argentina que ocupa un lugar importante en el Frente Patriótico. Es compañera de Carlos: no se sabe si son o fueron novios o no, pero están juntos comandando el intento de atentado a Pinochet. Ese es el momento histórico puntual de la película, que describe la historia de amor entre Carlos (un joven guerrillero) y la travesti que hace Alfredo. Carlos y mi personaje le usan la casa a “La Loca” para guardar las armas, la convierten en una especie de casa de seguridad. Ella no está de acuerdo, está disconforme. Y “La Loca” está un poco celosa de ella. Pero finalmente les hago la onda a los dos.
-La película se retrotrae a la dictadura de Pinochet. ¿Cómo viviste la experiencia de recrear ese momento?
Si bien la historia es muy parecida a la de nuestro país, hubo una situación que me llamó mucho la atención. Durante el rodaje hice una nota con un periodista joven, predispuesto, inteligente y me preguntó cuál era mi posición frente a los gobiernos dictatoriales. Me quedé perpleja y tuve que repreguntarle: ¿cómo “cuál es mi posición”? No podía creer que me preguntara eso. En Argentina no existe que alguien lo pregunte, porque no hay posibilidades de que alguien responda que está de acuerdo. Eso me reveló que evidentemente hay un sector de la sociedad de Chile que lo sigue avalando.
-Simultáneamente se estrena Post Mortem, la serie que está disponible en Flow. ¿De qué se trata?
Es un policial bastante emocional, con data concreta de los casos y una recreación muy precisa cuando aparecen los cadáveres. Junto con Esteban Pérez, el coprotagonista, hacemos entrevistas reales a médicos forenses y expertos en balística, algo muy delirante pero que ayuda a entender la trama. Lo que más me interesó es el arco emocional del personaje: a veces los policiales son más duros, van más directamente hacia la historia. En esta serie, se desarrolla un caso por capítulo y ellos elaboran una hipótesis.
-¿En quién te inspiraste para componer a esa periodista?
Nadie en concreto. Cuando leí el guion pensamos en una chica con una traba muy clara, con un pasado que tiene absolutamente negado y atorado. Ella es muy metida para adentro: correcta, prolija, opaca, con pocos amigos. A medida que se desarrolla la serie va aflorando su locura, su pasado. La olla se va destapando hasta terminar como empezó el primer capítulo.
-¿Qué te convenció para aceptar componer a esta periodista?
¡Es que me encanta cuando un personaje empieza de una manera y termina de otra! Aquí se va revelando lo que le pasa al personaje con su historia: cómo va accediendo a otro plano de su conciencia y qué le pasa cuando conecta con la muerte.
Julia Montesoro