La Mostra de València – Cinema del Mediterrani, que celebrará su 38ª edición del 19 al 29 de octubre, realizará un tributo a la pionera del cine español Helena Cortesina, nacida en 1904 y fallecida en Buenos Aires, la ciudad donde se exilió durante la Guerra Civil, a los 80 años.
El Festival editará conjuntamente con IVC La Filmoteca el primer estudio monográfico sobre quien es considerada precursora como actriz, directora y empresaria. La autora de la publicación es Irene de Lucas, licenciada en Comunicación Audiovisual y doctora por la Universidad de Valencia.
Conocida como la Venus valenciana, Cortesina debutó en el cine argentino en 1938 con Bodas de Sangre, la única incursión como realizador del periodista Edmundo Guibourg.
Basada en la obra de Federico García Lorca –amigo de Helena Cortesina- el elenco estuvo íntegramente conformado por actores españoles exiliados: Margarita Xirgu, Pedro López Lagar, Amelia de la Torre, Amalia Sánchez Ariño, Enrique Diosdado, Alberto Contreras, José Navarro, Eloísa Vigo, Antonia Calderón y Eloísa Cañizares.
Guibourg también fue el guionista adaptador del argumento original de Lorca, creado como obra teatral. Contó con el fundamental aporte del productor Manuel Peña Rodríguez, gallego de La Coruña radicado en la Argentina, el verdadero pionero del coleccionismo cinematográfico en el país, aunque lamentablemente nadie lo reconozca y permanezca tan invisibilizado como la Cortesina.
Ya en 1945 participó en uno de los grandes títulos de la historia de Estudios San Miguel, fundada por el español Miguel Machinandiarena: La dama duende. Dirigida por Luis Saslavsky, con guion de los autores de la Generación del 27, María Teresa León y Rafael Alberti según la comedia homónima de Pedro Calderón de la Barca, estaba protagonizada por una sola argentina (Delia Garcés) y un elenco íntegramente español, conformado por Enrique Álvarez Diosdado, Paquita Garzón, Manuel Collado Montes, Antonia Herrero, Amalia Sánchez Ariño, Alejandro Maximino, Andrés Mejuto, Ernesto Vilches y Manuel Perales. Ganó cinco Premios Cóndor de Plata en 1946, entre ellos el de mejor película.
En el cine nacional, Helena Cortesina también intervino en María Rosa del pionero del cine sonoro argentino Luis Moglia Barth (1946); Los tres mosqueteros de Julio Saraceni (1946); A sangre fría de Daniel Tinayre (1947); La niña de fuego de Carlos Torres Ríos (1952) y la casi desconocida coproducción con EE.UU. El ojo de la cerradura de Leopoldo Torre Nilsson (1966), entre otras películas.
Su figura será reivindicada en el Festival, ya que Flor de España (1923) está considerado como el primer el primer largometraje producido y dirigido por una mujer –rótulo que también se puede atribuir a su coetánea Elena Jordi-. Por desgracia, y como sucede con muchas otras películas del periodo mudo, no se conserva ninguna copia de la película, y apenas unos cuantos fotogramas atestiguan la existencia de esta producción independiente, pero con vocación comercial, ya que combinaba dos de los grandes géneros en auge de la época: la adaptación de una novela taurina y la zarzuela.
“Cortesina es una persona especialmente moderna para la época. Por ejemplo, nunca se casó a pesar de tener hijos, además de ser una artista completa: bailarina primero, luego actriz de cine, directora y productora –asegura Irene de Lucas, la autora del libro-. Por si fuera poco, crea dos empresas teatrales. Lo que más me sorprende es esta audacia y su capacidad de reinventarse en un contexto muy complicado. Durante la Guerra Civil fallece una de sus hijas, se marcha al exilio embarazada y consigue, a pesar de todo, que su carrera no deje de crecer”.
El libro es fruto de una rigurosa investigación con escalas en Madrid, Barcelona, Granada, Nagasaki o Buenos Aires, que desmonta leyendas previas, revela nuevos datos sobre la cineasta y repasa su periplo biográfico, desde sus inicios como bailarina, pintada por Sorolla y conocida como «La Venus Valenciana», hasta su trabajo en el teatro y el cine, así como su exilio en Argentina tras la guerra civil y su relación de amistad con Federico García Lorca y otros autores de la Generación del 27.
Flor de España fue la única experiencia como directora de Cortesina, que como otras actrices de la época, montó su propia productora para relanzar su figura: “Las actrices productoras no dirigían, pero ella se atreve a hacerlo y además protagoniza el film. En nuestra investigación hemos descubierto que la película estuvo en cartel a lo largo de seis años y que logró su objetivo: Cortesina entró en el circuito teatral como actriz gracias al reconocimiento que le dio esta cinta”, destacó De Lucas.
Cortesina fue un ejemplo de modernidad y reinvención cuando pocas (por no decir nadie) se atrevían. Se asegura que fue una de las primeras artistas en bailar desnuda e incluso hay imágenes que lo demuestran, aunque ella misma se encargó de desmentir la leyenda. Como sea, fue feminista en tiempos en que el término aun no había sido acuñado.
El ensayo se complementará con una exposición en torno a Helena Cortesina que acogerá la Galería del Tossal en el mes de octubre, también comisariada por Irene de Lucas. Según Eduardo Guillot, director artístico de Mostra de València, “es imposible entender el cine del presente sin conocer su pasado, y es misión de los festivales establecer ese nexo entre uno y otro. En ese contexto se enmarca la recuperación de una mujer como Helena Cortesina, que a partir de este libro debe pasar a ser considerada un referente en la historia del cine español”.
La 38ª edición de Mostra de València-Cinema del Mediterrani está organizada por el Ayuntamiento de Valencia y cuenta con la colaboración del Institut Valencià de Cultura (IVC), el Palau de la Másica, Barreira Arte + Diseño y À Punt Mèdia como medio oficial.