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DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

María Laura Cali y Raquel Rocchietti: «‘Sebastián Moro, el caminante’ contribuye a la investigación porque cuenta los hechos tal como sucedieron»

María Laura Cali es la directora del documental Sebastián Moro, el caminante, que se presenta en su tercera semana de exhibición en el Cine Gaumont todos los días a las 12.40 hs. y en el Malba, todos los domingos de junio a las 20 hs. Raquel Rocchietti es la madre de Sebastián Moro, periodista mendocino fallecido en noviembre de 2019 en Bolivia, sobre quien gira la película.

El documental reconstruye sus últimos días con la propia voz de Sebastián extraídos de sus audios de Whatsapp, además de sus programas radiales y sus mails. En una Bolivia que arde, con la tensión y el peligro a su paso, Sebastián haría una y otra vez el recorrido que fatalmente lo llevará al encuentro de su destino.

Sebastián Moro, el caminante es una coproducción entre Argentina y Bolivia. Por Argentina, Barakacine (Marcelo Schapces) y la mendocina Buda Casa Productora y por Bolivia, Fundación Grupo Ukamau (Pedro Lijerón Vargas). Cuenta con el apoyo de INCAA y Mecenazgo, y participó de los mercados Mendoza Film Lab, Doc Montevideo, Ventana Sur-Doc Sur, Vision Du Reel Market.

-Raquel, ¿qué fue lo primero que pensaste cuando María Laura te propuso un documental?

Raquel. Es tremendo lo que me preguntás, porque hasta hoy trato de encontrarle una respuesta y no la tengo. Cuando María Laura llegó con esa propuesta, nosotras (NR. ella con sus hijas Melody y Penélope “Penny”) acabábamos de llegar del sur, de un viaje que íbamos a hacer con Sebastián de vacaciones, porque para eso lo estábamos esperando. Y estábamos en un duelo incipiente: no sabíamos dónde estábamos paradas. Nunca supimos cómo llegamos a Las Grutas porque una sola de mis hijas manejó, pero teníamos que llegar al mar porque íbamos con parte de las cenizas de Sebastián. Y cuando volvimos de ese viaje, María Laura estaba ya en casa.

Cuando nos habló del documental, realmente estábamos las tres bajo un estado de shock en el que no sabíamos lo que nos pasaba. Estábamos en una etapa de negación, de no ser concientes de la pérdida. Le dije que sí posiblemente porque como madre no quería que mi hijo fuese olvidado. No sé qué hubiera pasado un año más tarde, cuando a lo mejor ya había asimilado que Sebastián no estaba. Pero en ese momento de locura dijimos que sí.

-María Laura, ¿esperabas contar con la voz de Sebastián para tu película o te sorprendió tener ese material disponible?

María Laura. Sí, lo planteé desde un principio. Fue mi primera necesidad. Me acerqué a la familia y tuvimos ese encuentro que cuenta Raquel que fue muy fuerte, muy emocionante. Ellas todavía estaban empezando su duelo y compartieron ese momento conmigo. Después de eso hablé con varios exiliados de Bolivia en Buenos Aires. Más tarde encontré la obra inmensa de Sebastián en Mendoza como periodista y en Bolivia también. Pero mi primera necesidad siempre fue encontrar audios del último tiempo de Sebastián. Fue mi necesidad de que se lo escuche, de que se sepa de parte de él cómo sucedieron los hechos.

-¿Hubo algún trabajo conjunto para seleccionar esas voces?

María Laura. Con Raquel, Melody y Penny ya somos familia. En tres años y medio pasamos por muchas instancias. Y fueron muy generosas con el material. Hubo un acuerdo, obviamente, de que yo iba a protegerlos como a mi alma. Pude trabajar en el relato y pedirles cosas que me faltaban para completar la narración, pero también les mostré la película antes de terminarla.

Raquel. Hubo un gran compromiso y respeto con ese material. Si bien entregamos todo lo que nos pidió María Laura, hubo partes demasiado tristes, que tenían que ver con el drama y hubo comprensión de parte de ella cuando le pedimos no seleccionarlo. Si bien se trata de mostrar una realidad, hubo algunas partes que eran muy nuestras, de Sebastián y su madre, de Sebastián y sus hermanas.

-¿La película buscó aportar nuevos documentos o testimonios que sirvieran para el esclarecimiento del crimen?

María Laura. En lo personal, sí. Quería recorrer esos pasos, aun sin saber lo que me iba a pasar. Si bien había disparadores en la escritura del guion, no sabía lo que iba a suceder cuando fuera a filmar a Bolivia. Tenía que estar preparada para lo que ocurriera. Y nos pasó que coincidió con la declaración judicial de la familia y con la pericia. Eso no estaba en la estructura original.

Necesitábamos investigar qué había podido suceder con Sebastián.

Las entrevistas que realizamos a los más cercanos –colegas que trabajaron con él-, fueron sumamente extensas, porque había una necesidad

mía de saber. Porque también teníamos preguntas: por qué salió a caminar, por qué no buscó refugio, qué pasó con el celular del jefe que lo ataron a un árbol, por qué todo el mundo se iba de los WhatsApp, cómo estaba marcado Sebastián. Eran preguntas que necesitaba responderme a través de los testimonios.

Pero tampoco el documental intenta tener respuestas, sino más bien deja una teoría. Tengo mi postura como directora como mi postura de que fue un Golpe de Estado, porque en ese momento se negaba. Hasta hoy mucha gente dice que no fue un golpe. Por eso hubo una investigación y hay disparadores que pretendo que se sigan debatiendo.

-¿Creen que la película sirve para visibilizar el estado de la causa?

Raquel. Sin duda. El documental contribuye a la investigación porque está narrando los hechos tal como sucedieron. Es una herramienta más y además, ya no se puede borrar ni olvidar: está, es parte de un material que se va a perpetuar en el tiempo y en la historia latinoamericana. Es una narración en voz propia en tiempo y forma y puede sumar absolutamente a la investigación.

María Laura. Estamos evaluando la parte legal, pero de hecho ya nos lo pidieron. Y nos gratifica saber que cumple con ese propósito.

Julia Montesoro

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