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DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Brenda Taubin dirige «Telma, el cine y el soldado», que se estrena el jueves 2: «Tiene que ver con nuestros sueños y búsquedas»

Brenda Taubín estrena el próximo jueves 2 de junio su ópera prima, Telma, el cine y el soldado, con producción de Salamanca Cine (Jorge Leandro Colás, Carolina Fernández) y la participación de Telma D’andrea, Alicia Rubio, Elena Sosa, Liliana Vazquez, Ernesto Antonio Gulla, Antonio Orlando D’Abato, Genoveva Guarnieri, José Luis Andino, Santiago Kuster, Manuela Begino Lavalle, Alejandra Marcela Taibo y Claudio Rodriguez.

Se trata de una comedia documental sobre Telma, que a los 77 años tiene algunos sueños por cumplir. Uno de ellos es reunir a su hija Lili con un soldado de Malvinas con quien intercambió cartas de amor durante la guerra de 1982. Con la ayuda de sus compañeros jubilados del cineclub y contra la voluntad de su yerno, Telma intentará reunir a su hija y al soldado buscando concretar, después de muchos años, el encuentro prometido.

-¿De qué trata Telma, el cine y el soldado?

Es una comedia documental sobre la vida de Telma y sus amigas, que comienzan a buscar a un excombatiente de Malvinas que durante la guerra se escribía cartas con la hija de Telma. Aunque pasó hace cuarenta años, ellos nunca se encontraron. Por eso ahora lo buscan para generar este encuentro. Tiene que ver con los sueños, las búsquedas y los pequeños gestos de humanidad que le dan sentido a nuestra existencia.

-¿Cómo llegaste a Telma y cuando entendiste que a partir de sus sueños y sus búsquedas había guardada una película?

Hace unos ocho años coordinaba unas salidas al cine de un grupo de jubiladas que ella integraba. Cuando salíamos de la sala hablábamos de la película que habíamos visto, pero también compartíamos nuestras historias, nuestras vidas. Un día contó sobre la carta. Al siguiente encuentro la trajo y la leyó. Nos dijimos que había que buscar a ese soldado y hacer una película registrando esa búsqueda, convirtiendo a ella y a este grupo de jubiladas en protagonistas.

-¿Qué vio Telma en vos para aceptar protagonizar una película en la que además integró a su núcleo familiar y a sus afectos más cercanos?

(Risas) Es una muy buena pregunta para hacerle a ella. Al principio lo tomó como un juego. Le parecía divertido, nunca había hecho algo así. No terminaba de imaginarse que iba a hacer una película, pero ella es muy aventurera y avanzó. Es un grupo que necesitaba ir a chequear sus aventuras. Y así nos encontramos en esa búsqueda.

-¿Cómo fue evolucionando esa búsqueda hasta tener la película terminada?

Desde que Telma trajo la carta, en 2017, empezamos a presentar carpetas. Un año más tarde ganamos un concurso de documentales en desarrollo en el INCAA. Ahí empezó la aventura más concreta de empezar a filmar. Grabamos, paramos por la pandemia y volvimos a grabar. Más que nada buscando. La búsqueda no fue tan sencilla como se pensaba.

-¿Cómo llegó Salamanca Cine a este proyecto? ¿Qué les interesó de este relato y en qué medida aportaron sus ideas para completar la película?

Somos docentes en la FADU con uno de los productores, Jorge Leandro Colás. Sabía que también era productor de cine documental. Un día lo encontré de casualidad y le dije que había que hacer esta película. Me invitó a la productora, me presentó a Carolina Fernández y entre los tres decidimos hacerla. Me propusieron presentarla al concurso del INCAA. Ganamos y ese fue el camino para ir a festivales, conseguir financiamiento y empezar a filmar. Tenían más claro que yo el proceso y me acompañaron desde el comienzo. Esa comunidad me permitió poder dirigirla.

-Conociste a Telma hace ocho años acompañándola al cine. ¿Allí ya tenías presente tu interés por dirigir?

Las ganas siempre estaban: yo había estudiado cine y había hecho algunos cortos. Tenía muchas ganas de hacer un largometraje, pero no encontraba qué contar. Cuando las conocí, me dije claramente que esa era la historia que me conmovía y me convocaba. Y ellas eran las protagonistas que necesitaba. Tienen mucho carisma, son muy espontáneas.

-La carta de un combatiente de Malvinas que queda guardada por cuatro décadas es determinante en la historia. ¿Qué referencias tenías de Malvinas antes y después de la película?

No estaba tan involucrada en la causa: en 1982 no había nacido y no tenía ninguna referencia cercana. No sabía mucho más de lo que había leído en algunas notas. Claramente entré a Malvinas a partir de esta carta. Arranqué con una mirada un poco ingenua. A medida que fui avanzando me di cuenta de que estábamos hablando de la guerra, de alguien que estuvo ahí, que vio morir personas alrededor suyo con solo 19 años. A partir de ahí empecé a ver material de archivo y a hablar con excombatientes. Terminé mucho más involucrada, eligiendo con cuidado qué mostrar y qué contar. Viendo además que hubo dos guerras, marcando la diferencia entre la gente de la isla y la que mandaba cartas desde el continente. El material todavía late.

-Telma, el cine y el soldado tuvo su estreno en el BAFICI. ¿Qué te devolvió el público, qué observaste de esa proyección?

Yo llevaba a este grupo de jubiladas al cine, hasta que la actividad se cortó por la pandemia. Volver con ellas a verse a sí mismas en pantalla grande fue una experiencia increíble. También ver la película con tanta gente y ver las reacciones de risas y llantos, de gente que se les acercaba a ellas para abrazarlas y pedirles autógrafos. Nunca esperamos tanto.

Julia Montesoro

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