Hasta el lunes 16 está abierta la inscripción para el Taller con Perspectiva de Género de la Comisión de Género de DAC, que se realizará entre junio y agosto en modo online. Las tutoras serán Natalia Smirnoff y Bárbara Sarasola-Day y la curaduría estará a cargo de Tamae Garateguy y Vivian Imar. Está orientado a proyectos de largometrajes dirigidos y producidos por mujeres que no hayan comenzado el rodaje, en cualquier género y temática. Las propuestas deben ser enviadas a cultura@dac.org.ar. Los cupos son limitados.
Por tercer año, Natalia Smirnoff –junto a Bárbara Sarasola-Day- están a cargo del Taller.
-¿Cuáles son las características de este taller, que va por su cuarta edición?
Está dirigido a mujeres. Con proyectos producidos y escritos por mujeres, tanto en documental como ficción o híbrido. Pondremos el foco en tratar de profundizar los proyectos y discutir y charlarlos entre todas. Yo lo voy a hacer desde el guion y Bárbara desde producción y guion, por separado.
-¿Cuántos proyectos se seleccionan?
Se elegirán ocho. Algo que caracteriza el taller –y que para mí es un hallazgo- es que todas las participantes leen y opinan sobre los proyectos de las demás. Por eso acotar la cantidad es importante: en el tiempo asignado tienen que entrar todas las voces. Más allá de la mejora que significa tener ocho puntos de vista trabajando sobre un proyecto –en el guion o en el tratamiento-, es a su vez una discusión sobre las formas narrativas. Solemos hablar de cuestiones de guion, de personajes, de narradores, para reflexionar sobre el cine que estamos haciendo.
-El taller se llevará a cabo de modo virtual. ¿Qué las llevó a tomar esa determinación?
El online es fundamental porque se abre a un encuentro federal. Si fuera presencial se perdería esa oportunidad. En oportunidades anteriores tuvimos participantes de Salta y de Bariloche. Además, Bárbara está en México. Cuando hablamos de género lo fundamental es la diversidad de miradas. Si el encuentro es solo con mujeres de Buenos Aires el diálogo se acota, se empobrece. Aun estando en Buenos Aires, en ocasiones anteriores participaron mujeres de otros países. La riqueza es automática: el encuentro de culturas de diferentes patrones lleva a un intercambio mucho más rico. La virtualidad es esencial para poder seguir.
-A partir de tu experiencia en talleres anteriores, más las consultas que ocasionalmente pueden formular para este taller, ¿hay alguna inquietud o algún comentario o un suceso que se repite? ¿Qué exponen las interesadas?
En general, hay mayor cantidad de protagonistas mujeres en las historias. Y se piensa claramente en situaciones sobre género. La característica principal tiene que ver con el tipo de narrativa, el tipo de foco y el no miedo a ciertos temas que suelen quedar fuera cuando los narradores son hombres. Varios tuvieron que ver con la prostitución. También hay mucho sobre el mundo de la familia y lo doméstico.
-¿Se interesan por describir los roles femeninos desde las propias mujeres?
Totalmente. A la vez, suele no haber una sola respuesta. Inclusive en personas políticamente activas hay disidencias en las posturas. Por eso el encuentro de ideas es interesante: los proyectos se potencian y salen muy transformados, muy diferentes a como empezaron. Hasta ocurrió que un proyecto comenzó como ficción y pasó a documental. No vi ninguno que no hubiera crecido. Lo importante es que es un encuentro de crecimiento y reflexión. Allí se aborda qué tipo de estrategias narrativas se utilizan, qué forma hay de ver el género, qué tipo de protagonistas aparecen, cómo se habla de los hombres. Lo que ocurre después es lo que se sabe: hacer cine es muy complejo.
-¿Cómo siguen vinculadas las postulantes al taller si quieren continuar con el desarrollo del proyecto?
Ellas mismas van armando redes y quedan conectadas entre sí, de acuerdo a sus afinidades. A nosotras como docentes nos siguen escribiendo y consultando. El cine es un acto tan solitario, tan sufrido y tan largo que cuanto más se comparten las tareas comunes (como presentarse a otros laboratorios o a fondos), más genera hermandades. Todos naufragamos mejor juntos que solos y abandonados (Risas).
-¿Por qué es necesario un Taller de Desarrollo de Proyectos?
Trabajando para otros países como Colombia o Uruguay entendí que el INCAA tuvo pocos concursos de desarrollo. En Argentina no hay instancias de apoyo al desarrollo. Y es fundamental. Es la base: si no hay un buen desarrollo, la gran mayoría naufraga. En el rodaje hay que resolver solo lo previsto: no hay tiempo para lo que no se planeó o no se profundizó. Este es uno de los pocos talleres que existen de desarrollo. Y creo políticamente en él porque necesitamos muchos más.
Julia Montesoro