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Todo el cine y la producción audiovisual argentina en un solo sitio

DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Mercedes Morán recibe el Premio Retrospectiva en Málaga: «Revisar mi trayectoria me hizo ver todo lo que aprendí gracias al cine»

Mercedes Morán recibirá el Premio Retrospectiva en el 25º Festival Internacional de Cine de Málaga que se lleva a cabo del viernes 18 al domingo 27. “La actriz argentina ha intervenido en títulos imprescindibles del cine latinoamericano de las últimas décadas”, se expresa en una comunicación oficial del festival. Morán es convocada por primera vez a la muestra. Llamativamente, no lo hace presentando una película, sino nada menos que recibiendo un reconocimiento a su trayectoria.  

-¿Cómo te tomó este premio?

Me pone muy feliz. Me siento muy afortunada, porque he tenido la enorme suerte de trabajar con directoras y directores tan versátiles, talentosos y diferentes y acompañar óperas primas. El motivo de este reconocimiento son los trabajos que yo he hecho en cine. Iba a suceder en la edición pasada del festival, pero por la pandemia la edición solo fue virtual y se pasó para este año.

-¿Cómo es tu relación con el Festival de Málaga?

¡Nunca fui al Festival de Málaga! Estuve allí en los últimos Goya, en los que participé por Araña, la película que rodé en Chile dirigida por Andrés Wood. Muchos colegas me han hablado del Festival, del cariño enorme que se tiene por el cine argentino, Graciela Borges y Cecilia Roth recibieron la misma distinción.

-Es decir que es todo un debut, entonces. Cuando te dicen que es un premio en retrospectiva, ¿en qué pensás?

¡En los años que tengo! (Risas).

-¿Te lleva a repensar tu trayectoria, tu carrera?
Sí, me lleva a conectarme otra vez con las películas. Yo no estoy pensando todos los días en cuántas tengo hechas, en cuál fue la primera. Pero cuando me enviaron la lista desde el festival, empecé a pensar de una manera que, habitualmente, no lo hago: en cada una de las experiencias, de las directoras, de los directores, de cuánto sabía yo de cine en cada una y cuánto fui aprendiendo del cine. Además de todo lo que hay para aprender.

-Tu trabajo más reciente es el rodaje de Empieza el baile, de Marina Seresesky, argentina radicada en España. ¿Qué conexión tuviste con ella y con la película?

Siempre pienso que cuando la gente se va a vivir a otro país -por la razón que sea-, hay algo de ese momento y de esa época que imprime de una manera muy fuerte. No sé si lo habrá hecho concientemente o no, pero observé en el guion y los personajes la nostalgia y el amor de Marina por una parte de un Buenos Aires y una Argentina que quedó medio detenida en el tiempo cuando ella se fue.

Junto con Darío Grandinetti y Jorge Marrale, rodamos contra viento y marea, entre los calores más altos y el covid. Cada día que terminábamos de rodar brindábamos, como si terminara la película. Empieza en Madrid, pasa por Buenos Aires, Rosario y termina en Mendoza. Está claramente la mirada de Marina de cómo recuerda a la Argentina.

-Este año se va a ver la serie Iosi, el espía arrepentido. Y ya vimos tus caracterizaciones en El Reino, como pastora o en Maradona: Sueño bendito, donde interpretabas a Doña Tota. ¿En qué te inspiras para componer esta variedad de personajes?

A mí me resultan más atractivos los personajes puramente ficcionales, porque me desprendo de la presión de estar a la altura de las circunstancias en el imaginario que tiene la gente de ese personaje que no fue ficción.

Somos el resultado de nuestros vínculos: hay una conjunción de cómo sos como madre, amiga, esposa, hermana, cómo sos con la gente con la que trabajás; todo eso habla de vos, de cómo sos. Trato de abordar a los personajes por ese lado. Me resulta bastante funcional a la hora de empezar a entender cuál es el pensamiento que circula por la cabeza del personaje, para que todas las decisiones que tome en la ficción sean producto de un pensamiento que al espectador le resulte creíble y orgánico. Siempre ha sido mi obsesión en la actuación el tema de la verdad, de ser muy verdadera: de no hacer el “como que” (soy una reina o una pastora), sino hacer un ejercicio más presente, un “estar siendo” determinado personaje.

Son mis reglas de juego, mi “laboratorio creativo”, en el que mantengo el deseo de jugar y de investigar. Me gusta que cada personaje no se parezca al anterior, que me represente un desafío de algo que no he probado. Me mantiene más deseosa e imaginativa, con esa disponibilidad al juego.

-Entre los proyectos inmediatos, se vienen las segundas temporadas de Iosi y de El Reino, ¿no?

Sí. Y en cuanto termine, entre septiembre y octubre, me espera el rodaje de una película que dirigiría Santiago Giralt (NR: se trata de Norma, anticipada por GPS Audiovisual). Es un viejo proyecto sobre una mujer de provincias, un libro sobre el que venimos trabajando hace muchos años. Cada tanto lo rescatábamos, lo releíamos, observábamos si seguía vivo o ya estaba dormido. La historia se mantuvo vigente. Ahora coincidieron los tiempos y estoy con ganas de cumplir ese deseo.

-Un recreo después de estar inmersa en una sucesión de series.

Sí. De todas maneras, una serie no te demanda mucho más tiempo que una película: son entre tres y cuatro meses de trabajo, mientras que una película se hace entre dos y tres. Es un formato audiovisual que se filma del mismo modo: por locaciones y con mucha intensidad, pero cortos en el tiempo.

-Todas estas experiencias, ¿te hacen pensar que las plataformas llegaron para quedarse y reemplazar al cine?

Vinieron para quedarse, sin dudas. Yo siempre estoy a favor de los cambios.  Como todo cambio, trae un montón de cosas buenas. Para los actores y las actrices, es importante porque las plataformas te permiten ser conocido en el mundo. Además hay un conocimiento y una frecuentación entre los mismos actores que nos enriquece. Y también hay otras cosas, que deberá ser reglamentado. Desde SAGAI estamos tratando de que las plataformas paguen los derechos de imagen. Y también hay que implementar que el ingreso de una plataforma a un país no solamente recaude beneficios para ellos, sino que deje algo para el audiovisual de cada lugar. Es un proceso que se tornó más largo y complejo porque las plataformas fueron consumidas de una manera brutal en la pandemia.

Con respecto al cine el hecho de ir a una sala, de participar de la ceremonia, de compartir con otros esa experiencia, es muy diferente a ver una película en tu casa. Quedará un grupo de gente que nos gusta eso. Como pasó con los libros: creíamos que no iba a haber más y todo se iba a leer por internet. Pero hay cosas que son irremplazables, como el teatro o el cine, que conllevan ceremonias y ritos. Eso siempre es necesario y bienvenido y eso va a perdurar.

-Tras la vuelta a las salas, el cine argentino vuelve a acentuar las dificultades respecto de las salas disponibles.

La industria del cine argentino siempre fue difícil de sostener, porque salimos a competir con los grandes monstruos de la gran industria en desigualdad de condiciones. Aparece uno de estos productos y dos meses antes todo el mundo quiere ir a verla porque te están comiendo la cabeza todo el tiempo. Ellos lo tienen clarísimo: la industria americana sabe que crear expectativas es fundamental. Salimos a competir en las mismas salas con esos monstruos, con presupuestos acordes a una industria como la nuestra.

Julia Montesoro

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