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125 años de cine: el texto que Thierry Frémaux dedicó a Pino Solanas

Fernando Solanas –fallecido a los 84 años, el 6 de noviembre último- tuvo una trascendente relación con Cannes (obtuvo el premio al mejor director en 1988 por Sur) y un entrañable vínculo con su director, Thierry Frémaux. Por eso, al conmemorarse los 125 de la creación del cine, Frémaux escribió un texto alegórico que dedicó al extraordinario cineasta argentino.

El texto es el siguiente:

“En el verano de 1894, en París, Antoine Lumière descubrió el kinetoscopio de Thomas Edison, un aparato individual que permite que una imagen diminuta cobre vida si se introduce una moneda. «Debemos sacar la película de esta caja», dijo de inmediato el padre de Louis y Auguste, «proyectarla en una pantalla grande y ante una audiencia. Y añade: “Vuelvo a Lyon. Mis hijos lo descubrirán. Sus hijos descubrieron y llamaron a su máquina Cinematógrafo, que significa «escribir el movimiento». Genio de la novedad: el mismo aparato filma y proyecta.

A finales de 1895, Lumière decidió dar a conocer el nuevo invento al mundo. El 28 de diciembre de 1895 recibe al público parisino en el Salón Indio del Grand Café, boulevard des Capucines, en el barrio de los ilusionistas y de los magos. Su propietario rechaza un alquiler prorrateado al número de espectadores. La primera noche, se frota las manos: solo había 33. Los días siguientes, la multitud se agolpaba por cientos. Alquilar la sala al tanto alzado fue el primer buen negocio en la historia del cine. Lumière supo abrirse al futuro, y no solo por su apellido.

Media hora, diez películas proyectadas y rebobinadas una tras otra, cincuenta segundos cada una, incluida la primera de ellas: La salida de la fábrica Lumière en Lyon. Y si es cierto que Georges Méliès asistió a esta primera sesión, sentado en la primera fila, y que intentó en vano adquirir el aparato, no lo es, en cambio, que Lumière haya declarado que “era un arte sin futuro”. Como prueba, Louis dirigirá y producirá 1.500 películas (todas magnificas, pero ese es otro tema). Historias hermosas pero falsas, hay algunas en la saga Lumière. Al igual que con John Ford, a menudo preferimos imprimir la leyenda y lo hicimos bien.

El 28 de diciembre fue pues «la primera proyección pública de pago» del cinematógrafo. La primera sesión de cine. Vamos a decirlo así, en esta víspera de aniversario. Este acontecimiento es una larga cadena de trabajos de los predecesores de Lumière : Etienne-Jules Marey, Eadweard Muybridge, Emile Raynaud y por supuesto Thomas Edison. Pero repitámosles a los cascarrabias contrarios a lo francés (y a menudo contrarios a los franceses) que replican desde hace lustros la legitimidad de Lumière, que los americanos también van al cine, no al kineto.

En diciembre de 2020, las salas de cine cumplieron 125 años. Y esta celebración se hace con un poco de tristeza y mucha melancolía. Porque por primera vez están paralizados. Lo que las guerras mundiales no pudieron hacer, lo consiguió un virus, insidiosamente, en una infernal ida y vuelta. Dos veces, en 2020, los cines cerraron sus puertas y apagaron sus pantallas. Hubiera habido una mejor manera de celebrarlos, no fue así como lo planeamos. Y por si fuera poco, los exhibidores y los amantes de las salas tienen que ver cómo las plataformas se apoderan de los tesoros familiares, de las películas, de los cineastas y de los cinéfilos.

Del lado de los editorialistas, más que el enésimo artículo sobre la muerte del cine, quisiéramos un pensamiento tierno, unas palabras de reconocimiento, que se repita lo que el séptimo arte aporta a la civilización. En la febril espera de 2021, los espectadores sí se han expresado. Regresaron durante el primer desconfinamiento, estaban listos para hacerlo de nuevo el 15 de diciembre y volverán a la primera oportunidad. Si Lumière inventó las salas, el público los reinventa, es su presencia la que las hace mágicas. El 28 de diciembre de 1895, él tuvo la intuición correcta: lo que la gente quería era estar juntos para compartir las emociones del mundo. Las plataformas, que no pueden prescindir de «nosotros», de nuestras películas, de nuestros artistas, no son la venganza de Edison: la televisión está ahí desde los años cincuenta. El cine ya ha pasado por muchas cosas. Tiene 125 años “Lumière”, 125 años luz por delante.

Porque de hecho, siempre tenemos ganas de emociones colectivas. En su ausencia, las salas, que son nuestras casas, nuestras iglesias y nuestros rituales, nunca han estado tan presentes. ¿Cuándo nos veremos de nuevo? Pronto tiene que ser. Queremos volver a un cine donde no haya botón de «Pausa». Ver, en una pantalla grande, una película que descubriremos. Sentados junto a alguien que no conocemos. Reencontrar las promesas que el cine siempre ha cumplido y que nunca desaparecerán”.

Thierry Frémaux

Director del Institut Lumière y del Festival de Cannes

Gracias al Journal du dimanche que publicó este texto en sus columnas el 27 de diciembre de 2020.

Traducción: Chema Prado

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