La numerosa oferta fílmica argentina en el 62° festival de San Sebastián -fundamental como vidriera para los estrenos del último trimestre del año- tiene como estandarte al drama sentimental Aire libre, de Anahí Berneri, encabezado por Celeste Cid y Leonardo Sbaraglia, que concursa en la Sección Oficial, donde será exhibido por primera vez al público el miércoles próximo.
Otra sección destacada, Horizontes Latinos (que premia la producción latinoamericana) tendrá una cuantiosa delegación nacional: participan ocho películas. A la mencionada Jauja (reconstrucción decimonónica del periplo de un militar danés en la Patagonia, coproducida por productoras de siete países), se le agregan La tercera orilla, (de Celina Murga) y Dos disparos (de Martín Rejtman),

dos dramas intergeneracionales protagonizados por adolescentes; Refugiado, (de Diego Lerman, con Julieta Díaz), que aborda la violencia de género; Historia del miedo (de Benjamín Naishtat), con eje en las tensiones sociales; La princesa de Francia (de Matías Pñeiro), drama romántico; Ciencias naturales (de Marías Lucchesi), retrato de la vida hostil en las montañas y La Salada (de Juan Martín Hsu), mosaico de la experiencia de los nuevos inmigrantes, ganadora de Cine en Construcción 2013.
La primera participación de Argentina que se verá en el festival se presentará el viernes 19: es la coproducción con Uruguay Una noche sin luna (de Germán Tejeira). Corresponde a la sección Nuev@s director@s.
Pero de todas las películas que componen esta embajada, la que más expectativa genera es Relatos salvajes (de Damián Szifrón). Integra la sección Perlas, en la que los premios son otorgados por el público, y su primera proyección está prevista para el jueves 25. Aquí, todos parecen interesados en ver el nuevo trabajo de Ricardo Darín, del que tienen magníficas referencias. Tras la muestra donostiarra, y después de pasar por los festivales de Hamburgo y Londres, se estrenará comercialmente en España el viernes 17 de octubre. No hace falta ser clarividente para augurarle el éxito. A juzgar por el boca a boca generado aun antes de descubrirla, ya se lo puede advertir.
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Fuente: Julia Montesoro para La Nación