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DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Teresa Costantini estrena el documental «Wainrot, tras bambalinas»: «La vida de Mauricio Wainrot está marcada por la resiliencia»

Teresa Costantini estrenará el próximo martes 24 su primera película en siete años, el documental Wainrot, tras bambalinas, un tributo al eximio coreógrafo Mauricio Wainrot. La première se va a celebrar a las 21 hs. en la sala Leopoldo Lugones del teatro San Martín; a las 19 hs., como apertura del evento, el Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín ofrecerá en el Hall Alfredo Alcón una presentación especial de un fragmento de Estaciones porteñas, coreografía del propio Wainrot, con música de Ástor Piazzolla. Luego del espectáculo, el público será invitado a ingresar a la sala para un conversatorio con Wainrot y la directora (modera Constanza Bertolini) y luego será la proyección. 

La proyección se repetirá el miércoles 25 a las 18 hs. y el jueves 26 a las 15 hs.

-¿Con qué se va a encontrar el público que asista a las funciones de Wainrot, tras bambalinas?

Van a conocer -y ver- un poco más de la intimidad de Mauricio. Un poco de su historia, de su trayectoria y de la relación personal con su obra artística. Porque su vida que invariablemente está atravesada por el arte. Y como él dice, es una película, porque no la considera un documental.

Por otro lado, se me cruza la emoción de estrenar en la Sala Lugones, un lugar que todos los cineastas valoramos tanto. Ha sido el refugio de nuestra manera de ver cine en una época importante. De aquel cine que no estaba en los cines. A la vez, como dice Mauricio, es su casa. Que nos hayan dado la oportunidad de que se estrene el documental es un premio.

La vida de Mauricio Wainrot está marcada por la danza, el exilio, la memoria y la creación permanente. ¿Qué aspectos decidiste enfocar?

Hay algo determinante que atraviesa el documental: la presencia de La tempestad, la obra de Shakespeare que habla del exilio y de las luchas entre hermanos. Allí hay una clave para comprender el significado de la película. Mauricio revela que él se identifica con Próspero, el personaje principal de la obra. Y allí sentí que el documental tenía que atravesar La tempestad, por su significado simbólico.

La tempestad fue el puntapié inicial del proyecto, que se inició cuando Mauricio me llamó para invitarme al reestreno que se iba a hacer en el San Martín. Yo estaba en Madrid presentando Tita y obviamente no podía regresar, pero no sé por qué le constesté que en algún momento iba a acompañarlo y que quería hacer un documental sobre su trayectoria. Se lo propuse sin saber de su vida personal, su resiliencia, su exilio y de lo que me fui enterando a partir de los años que fuimos caminando juntos. En ese recorrido nos pasaron cosas a ambos: atravesamos la pandemia y más tarde él se enfermó y eso demoró la propuesta.

-¿Quién era Mauricio Wainrot antes de emprender este desafío?

Sabía poco de él. Lo había conocido socialmente en lo de Graciela Dufau. En realidad, Tita Tamames me los presentó, pero quien se quedó conversando conmigo fue su pareja, Carlos Gallardo, gran artista y además escenógrafo de muchas de las obras de Mauricio. Después lo vi en Cancillería, durante su gestión allí, para hablarle de Tita. Yo no lo conocía tanto, pero la danza siempre me atrajo como una de las manifestaciones e inspiraciones de nuestra tarea de artistas. ¡A veces pienso que me hubiera gustado bailar!

Aquella puesta de La tempestad (y también de Un tranvía llamado deseo) que tienen que ver con el teatro me generó imágenes muy potentes cinematográficamente. Y desde que le propuse la película hasta el final lo descubrí mucho más. Además, la película es un homenaje a Margarita Gómez, mi productora, que nos dejó el 1 de abril. Fue la primera que conoció el proyecto. Cuando le dije: “Mirá lo que acabo de hacer” me respondió que era maravilloso.

-El documental se complementa con testimonios de personalidades cercanas al universo de Mauricio Wainrot. ¿Qué aspectos desconocidos aportaron?

Es muy interesante meterse en la transición de bailarin a coreógrafo. No todos hacen ese trayecto, como dice Julio Bocca. Pienso en eso como «de actriz a directora», por ejemplo. No todos los actores quieren dirigir.

También me hizo descubrir que es muy popular. En el Festival de Mar del Plata me asombró la cantidad de gente que lo sigue. Uno piensa que la danza es algo bastante hermético y que como la ópera, tiene su propio público. Y no es así.

Creo que cada uno de los testimonios aportó lo que significa Mauricio desde lo creativo, desde lo artístico, desde la conexión muy amorosa que tiene con aquellos a quienes les dio oportunidades y con los que trabajó. Muchos testimonios también reflejaron su trato con sus bailarines. Yo lo vi ensayando y dirigiéndose a los bailarines, en el San Martín y también en el Sodre. Tiene todo muy claro: sabe lo que quiere, es muy amoroso y directo en lo que explica. Y transmite mucha pasión.

¿Qué aspectos del documental descubriste al verla en pantalla grande con público, en el Festival de Cine de Mar del Plata?

En lo personal, sentadas con Margaret (Margarita Gómez), nos emocionó verlo en pantalla grande. Esa misma emoción también me la transmitió la gente: todo lo que nos decían a la salida me impactó muchísimo. Se generaron diálogos abiertos donde apareció el tema del exilio, su propia historia, la resiliencia y la emoción. Sumale a eso la repercusión en los medios y las críticas tan favorables. Es que Mauricio genera mucho amor.

-¿Cuál fue su reacción al ver su imagen en una sala de cine?

Se emocionó mucho. Es imposible poner exactamente todo lo que hizo, porque la cantidad de obras que tiene Mauricio es impresionante. Pero en este recorte de su historia, se permitió ver la importancia que tiene en el mundo de la danza contemporánea. Tiene un gran agradecimiento por habernos embarcado en este proyecto. Él me dice «tu» película y yo le digo que es suya.

Julia Montesoro

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