76 89 23, el documental de Federico Benoit que tiene su estreno mundial en el BAFICI, rinde tributo a la oveja negra del Nuevo Cine Argentino de comienzos de siglo, aquel 76 89 03 de Flavio Nardini y Cristian Bernard, que reformuló los códigos narrativos 25 años atrás, pintando con trazos despiadados a la fauna urbana de una ciudad hostil.
El documental se presenta jueves 3, a las 18.45 hs. en el Cine Teatro Alvear; el domingo 6 a las 21.50 hs. en Houssay y el viernes 11 en el Centro Cultural San Martín 2. En todos los casos, con entradas agotadas.
Como un homenaje a la controvertida película original, estrenada hace un cuarto de siglo, 76 89 23 busca deconstruir el pasado y el presente desde un enfoque sociopolítico, cultural y económico, explorando momentos clave de la historia argentina. «Alrededor de la película de Nardini y Bernard, Federico Benoit arma otra, una con impacto y atractivos diversos, también aluvional y en ocasiones afortunadamente contradictoria en términos de declaraciones y opiniones muchas veces fuertes acerca del estado del país, del cine y sobre los sentidos de una película que sigue dando que hablar», detalló el director del BAFICI, Javier Porta Fouz

-¿Por qué un tributo a 76 89 03? ¿Qué había allí que te impulsó a hacer este documental?
La idea surgió de Ezequiel Mendoza, el productor ejecutivo, con quien estudiamos cine mucho tiempo atrás, en el momento en que se estrenó la película. Él tuvo un gran fanatismo. A mí me había gustado, pero no tanto. Me reencontré con la película hace dos años y vi que era la misma Argentina de siempre: el universo donde se mueven los tres protagonistas no está para nada lejos de lo que estamos viendo hoy.
Tuvimos varias reuniones con Ezequiel y nos entusiasmó la idea de hacer un tributo. Como me gusta el género documental y me entusiasma la idea de remarcar lo cíclico que tiene la historia argentina y de qué forma nos tropezamos siempre con las mismas piedras, le dimos esa orientación.
-¿Qué cuenta 76 89 23?
Podemos dividirla en dos partes. Hay un homenaje a Flavio Nardini y Cristian Bernard, los directores de la película original. Son los protagonistas porque son quienes llevan adelante el relato. Antes de comenzar no los conocía. Descubrí dos personas increíbles.
El relato se estructuró a partir de más de 45 entrevistas, de las cuales varias tienen que ver con el detrás de escena y con gente que participó. La gente que es fana de la peli se van a encontrar con cómo están hoy los actores y los técnicos que han participado.
Por otro lado, tiene una cuestión de un análisis sociopolítico, cultural, económico de los últimos 50 años en Argentina, tomando justamente como referencia las fechas del título de la película de ellos y la nuestra.
-Entre finales del siglo 20 y comienzos de éste hubo un momento de gran actividad y fertilidad, impulsado por un movimiento que se identificó el «Nuevo Cine Argentino». ¿Por qué considerás a 76 89 03 como la oveja negra?
Me baso en los hechos. Descubrimos que dividió mucho a la crítica. Se generó una efervescencia ahí que quizás antes no venía sucediendo.
El Nuevo Cine Argentino también tenía que ver con modelos de producción, que permitían recuperar una gran parte de lo invertido. Se empezaron a producir películas que pasaban más por lo contemplativo. Ellos, al venir de la publicidad, tenían una estética bien marcada, que escapaba al canon de ese Nuevo Cine Argentino. De hecho, cuando me reencuentro con la película, noté que me acordaba del blanco y negro, de ese brillo en la noche.
También es una película en la que los personajes no eran buenos tipos. No eran para nada agradables. De hecho, entre ellos mismos se cagaban con el dinero. Era difícil empatizar con ellos. Era un retrato, o como dicen los directores dicen, un bestiario de los porteños. Esta cuestión que no nos gusta ver y reconocer porque a veces la verdad duele.
Creo que eso generó mucha controversia. No es la película clásica donde está el héroe y el antihéroe. Los directores fueron muy jugados al contar esa historia.
-Además, sin estar haciendo un documental político, ese retrato de época tenía una mirada sociopolítica explícita.
Totalmente. Por más que dice «89», la película transcurre en la mayor parte del menemismo. Con los niños formados en la dictadura, híper mega religiosos. Se puede ver en los exteriores esa cosa previa a la crisis del 2001: la desolación, la basura en la calle, la sensación de que todo estaba por explotar.
-¿Cuál fue el punto de partida? ¿El testimonio fundacional, que te llevó a pensar que allí encontraste tu documental?
En las reuniones con Ezequiel Mendoza me hizo ver cosas que estamos viviendo cotidianamente hoy. Pero el puntapié inicial fue conocer a los directores. Quería saber si teníamos algún tipo de apoyo y preguntarles qué les parecía a ellos también, porque queríamos hablar de una película de hace 25 años. Estar con ellos me terminó de convencer.
-¿Hubo algún protagonista o testimonio te hizo revisar el eje de la narración?
Varios. Me sirvió mucho hablar con Gabriela Copertari, una docente que trabaja en Argentina y en Estados Unidos. También entrevistar a sociólogos e historiadores. Y apelar a mis recuerdos, a esos momentos que yo vivía en los 90 y que está muy tristemente ligado a lo que está pasando. Aunque ahora se presenta de manera más exacerbada, más rápida y más violenta todavía.
También nos pasó que todos los días encontrábamos material. Podríamos haber seguido y seguido, pero en algún momento hay que cortarla. Empezamos a hacer el documental amtes de las elecciones. Por dentro sabíamos que iba a ganar este tipo. En las jornadas que siguieron después de consumado el hecho, todo el tiempo nos daba material. Tuvimos que decidir poner un límite.
-Por otro lado, ¿qué protagonista o testimonio hubieras querido tener?
A Claudio Rissi. Lamentablemente, cuando empezamos a filmar él ya estaba mal. Hubo intercambio de mensajes. Por momentos se sentía bien. Pero no pudimos. Es una deuda pendiente.
-¿Qué reacción tuvieron Flavio Nardini y Cristian Bernard cuando supieron de tu proyecto?
Están muy contentos. Sobre todo porque sienten que fueron muy injustos con su película, que la hicieron pelota. A ellos realmente les afectaron las críticas. De hecho, tardaron mucho tiempo en volver a filmar una película juntos. Si hablás con Flavio, él no quiere saber nada. Cristian hizo Ecos de un crimen hace poco, retomando su pasión por el cine.
Lo sienten como una revancha. Están muy agradecidos. Lo toman como una reivindicación a su trabajo: era su ópera prima y los hicieron pelota. Eso también nos da mucha felicidad: que 25 años después se los pueda reivindicar.
Julia Montesoro