Nicolás Gil Lavedra presentó Traslados -el documental con producción de Orca Films que aborda el tenebroso tema de los Vuelos de la Muerte- en el marco de la jornada de apoyo al cine argentin del Festival de San Sebastián. Presentado fuera de competencia, convocó a una audiencia que colmó la sala Príncipe el martes 24 y que se mostró notablemente conmovida con el impacto generado por el documental.
–Traslados se presentó en el marco de la jornada de apoyo al cine argentino, lo que le agrega un valor simbólico muy importante al documental. Tratándose de una tragedia local que describe los vuelos de la muerte, ¿cuál es la importancia internacional?
Hay un gran reconocimiento del documental a partir de lo que significan los procesos judiciales en la historia argentina. Argentina es uno de los pocos países que tuvo un juicio como el que se hizo a las Juntas, aunque después tendría pasos para atrás con las leyes de Punto Final y Obediencia Debida y los indultos. Pero se pudo conseguir Justicia. Eso implica el reconocimiento internacional. Es un mundo en donde muchos países han tenido dictaduras como Chile, Brasil, Uruguay y España mismo, pero no se ha resuelto todo en la Justicia. Es un reconocimiento también al proceso democrático. Y tiene un gran valor simbólico que la película se presente el día de apoyo del cine argentino, en tanto se habla de nuestra identidad, de nuestro pueblo y de lo que hemos vivido hace casi 50 años, aunque lo seguimos sufriendo.
-La revisión de la tragedia de los Vuelos de la Muerte genera dos preguntas en sentidos opuestos, pero que a lo mejor se contestan en una sola. ¿Por qué ahora? Al mismo tiempo, ¿por qué no ahora?
Cuando empecé el proyecto sabía de los Vuelos de la Muerte. Es un tema que me conmueve y me interesa. Cuando vi toda la investigación sobre la mesa, los testimonios y el archivo que pudimos conseguir, se tornó en una propuesta muy potente. Siempre tenemos que estar hablando de estos temas, para que no vuelvan a pasar. No es casual que la película termine con un «Nunca Más».
Desde mi filmografía siempre procuré hablar de la identidad y de la búsqueda de la verdad también. No para educar sino para concientizar: para que se sepa lo que pasó, para que no vuelva a pasar y para que nuevas generaciones que no lo vivieron, como yo, no caigamos en ese lugar.
.Tu papá, Ricardo Gil Lavedra, tuvo una incidencia fundamental en la condena a las Juntas, ya que integró el tribunal que las juzgó. ¿Qué parte de esa influencia familiar determinó que vos abordaras específicamente este tema?
El tema me interesa desde siempre. Por supuesto que mis papás tuvieron muchísimo que ver. Por un lado mi viejo, con el Juicio a la Juntas y por otro mi vieja, quien trabajó muchos años en restituciones de nietos. Eso marcó mi vida desde un lugar de empatía. De entender a las víctimas, a aquellos que perdieron un familiar o un ser querido y también de entender que como sociedad, todos somos víctimas.
-¿Traslados es una película explícitamente política?
Es una película ideológica y política, en tanto todo hecho que hace el ser humano es político. Lo que no tiene es ideología partidaria. No hay intención de conquistar adeptos. La película habla de un hecho humano y busca una empatía con la gente, con las víctimas, pero no desde un lugar de una militancia partidaria.
Vivimos muchos años creando una grieta sobre este tema, para un lado o para el otro. Lo importante es que todos nos embanderemos en este tema.
-Cuando se accede a esta documentación se puede pensar que nunca es suficiente y siempre es necesario, pero ¿cuál fue el momento en que, con la cantidad de información que había, vos mismo decidiste que había que hacer un corte?
El punto de partida tuvo que ver con dar contexto: ¿de dónde aprendieron los militares estos métodos de Terrorismo de Estado? Había que empezar por involucrarse con el tema, entender cómo lo hacían, marcar el inicio desde el momento del golpe militar.
Con respecto al final, fue muy simbólico que el Skyvan PA -51, el avión que formó parte de esta metodología, haya regresado a la Argentina. Me parecía que ese arribo marcaba el cierre, que era como encontrar el arma homicida en una película policial. Cerraba así la historia, que estaba contada cronológicamente.
-El cierre apareció en el curso del rodaje, ya que seguramente el regreso del avión no estaba previsto en el comienzo del proyecto.
Sabíamos que ya lo habían encontrado porque lo había hecho Miriam Lewin varios años antes, pero cuando nosotros empezamos a rodar, en febrero del año pasado, no sabíamos que lo podían traer de vuelta.
-¿Hubo algún testimonio o algún documento que quedaron afuera del documental? ¿O que te hubiera agregado más información después de que se terminó el montaje?
¡Muchísimos! Podíamos habernos extendido más. Cada entrevista duraba dos o más horas. Había mucho más material y por ahí cuando lo veo digo: “Qué lástima que acá no está esta frasecita que sumaba algo más”. Pero hubo que tomar decisiones -tanto el guionista, el editor y yo- para condensar cincuenta años de historia en 90 minutos.
-Además articulado como un thriller porque en el último tercio de la película se develan algunas incógnitas y aparece más específicamente el tema de los vuelos, la ruta de los vuelos y los nombres que identificaron a los pilotos.
Esa forma de narrar era muy importante, porque soy director de ficción. Traté de lograr que los testimonios de alguna manera sean personajes. Que le den voz a esa ausencia, que eso pueda funcionar bien con el archivo y que el archivo también sea un personaje. Que las recreaciones ilustren un poco lo que nos están contando, pero no de manera obvia, sino también cinematográfica. Todo es como un gran hilo que se va formando y va haciendo la película..
-Ver tu película terminada y en pantalla grande con público, ¿te incentiva a volver sobre el tema? ¿Sobre este concepto de la recuperación de la memoria y de estos temas de la historia Argentina?
Ahora quiero descansar la cabeza, porque hice dos películas seguidas y muy distintas entre sí. Más allá de que las dos hablan de la identidad y de la memoria y no es casual. Por supuesto, tengo ganas de hacer más cosas relacionadas con este tema. Pero también quiero ver en qué consiste el proyecto, porque quiero evitar repetirme. Estos temas me conmueven y me convocan. Y quiero seguir en esa dirección.
Norberto Chab / Desde San Sebastián