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DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Leonardo Sbaraglia presentó «Puan» en San Sebastián: «Hay un cine valioso e importante que debe seguir haciéndose en Argentina»

Leonardo Sbaraglia tiene un rol vital en Puan, la comedia escrita y dirigida por María Alché y Benjamín Naishtat y protagonizada por Marcelo Subiotto, que se estrenó mundialmente en el Festival de San Sebastián, donde obtuvo dos premios: al Mejor Guion y al Mejor Intérprete Protagonista (Subiotto).

La película, que se estrena en la Argentina el jueves 5, se centra en Marcelo, un profesor de filosofía en la Universidad de Buenos Aires, cuya vida da un giro inesperado tras la muerte de su mentor. La posición de titular de Cátedra parece destinada para él, hasta que surge un nuevo contendiente: Rafael, interpretado por Leonardo Sbaraglia, un colega carismático y seductor que regresa de Europa para competir por el codiciado puesto. Lo que sigue es un hilarante duelo entre ambos personajes, desencadenando un espiral de caos en la vida de Marcelo. 

-¿Cómo surgió la posibilidad de encarnar a ese profesor?

Vi Rojo y ¡me encantó! Tenía ganas de trabajar con Benja. De la misma manera, también me gustó Familia sumergida. Me propusieron hacer este personaje. Si bien no es el protagonista, tiene sus cosas bien nutritivas: se habla mucho de él porque además es quien desencadena la historia.

-Benjamín Naishtat y María Alché nos dijeron que te vieron en La noche de los lápices y quedaron fascinados con tu trabajo. Desde entonces te siguen.

 (Sonríe). Ellos son muy amigos de Leonardo Brzezicki, el director de Errante Corazón y estuvieron muy presentes en el proceso del montaje junto a Leo. Creo que eso los acercó a la idea de hacer algo juntos.

-En aquel debut tuyo eras un estudiante y ahora, casi 40 años después, sos un profesor. ¿Te imaginabas en ese momento que ibas a tener esta proyección? Y además, con una premiere mundial en San Sebastián.

La primera vez que vinimos a este festival fue con Cenizas del paraíso, de Marcelo Piñeyro, en 1997. ¡Fue hermoso! Después volvimos varias veces más. Hace casi 40 años que laburo en esto. ¡No sé! Uno siempre se imagina lo mejor. Es lindo imaginarse y proyectarse cosas lindas para uno mismo. Después se cumplen de alguna manera, aunque no sea de manera literal. La vida siempre es mucho más compleja que los propios sueños.

-En España comenzaste en películas independientes y te consolidaste también con series. Estás prácticamente instalado.

Viví entre ocho y diez años prácticamente en España, entre 1999 y 2009, aunque iba y venía mucho. La primera vez fue con Caballos salvajes, de Marcelo Piñeyro). Con él y Héctor Alterio fuimos al Festival de Venecia. En España funcionó bastante bien. A partir de ahí empecé a trabajar con Ramón (NR,: Pilacés, representante). Fue en 1995. Más tarde se estrenó Cenizas del paraíso, que también funcionó. Y terminé de entrar con Plata quemada.

Puan está entre la comedia y el drama ¿qué te atrajo, más allá de tu relación con María Alché y Benjamín Naishtat?

Trabajar con ellos. Me entusiasmó la historia, por supuesto y también pude haber hecho otro personaje más pequeño. Me parece que uno no siempre elige por lo que le puede hacer bien o mal en su carrera, por un personaje determinante o la cantidad de minutos que estás en la pantalla, sino también porque tiene ganas de que esas películas se hagan. Y tiene la posibilidad de colaborar con ese cine. Un cine valioso e importante que debe seguir haciéndose en la Argentina. Esa es la razón principal. ¡No hay otra! Me costó mucho hacerla, porque estaba trabajando en otro lado y tuve que volver, dejar un trabajo antes… ¡fue toda una organización poder hacerla!

-Sin spoilear, ¿qué dirías que es Puan?

Es el viaje de la crisis de un hombre a los 50, después de la muerte de un maestro y de un padre. Está puesto en el mundo de la filosofía, pero podría estar relatado en cualquier persona de mediana edad, que toda la vida ha estado cobijado por la sombra y la protección de un maestro, un padre. La película tiene la complejidad de tener un tono de comedia en muchos momentos, de diálogos muy inteligentes que tienen que ver con la filosofía. La filosofía es la puerta de entrada a preguntas que nos hacemos todas las personas. Por ejemplo: ¿qué hacer cuando se muere un padre? ¿Qué hacer al estar tanto tiempo en un lugar un poco acomodado? Y de pronto aparece alguien –el personaje que interpreto-, que pone en crisis al protagonista, a quien le suceden estas cosas. Creo que habla de Argentina.

-Tras las proyecciones en San Sebastián, se estrena en la Argentina y en festivales de distintos lugares del mundo. ¿Cómo creés que la pueden interpretar?

En San Sebastián fue la primera presentación en otra cultura. Tuve una experiencia de enfrentar a otra cultura cuando presentamos Aire libre, de Anahí Berneri, que en Argentina mató y en San Sebastián pasó de largo. Fue en 2014, mi último año en el Festival. Vine por dos películas: la otra era Relatos salvajes. A veces depende del momento. Este es un momento político donde la gente está bastante sensibilizada en varias zonas del mundo, no solo en Argentina. Es un momento en donde la derecha está entrando en juegos en muchos países como Italia, España, Francia, en Europa en general. Me parece que Puan propone una reflexión en ese sentido.

Julia Montesoro

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