Marcelo Altmark es el director artístico del 1º Festival Internacional de Cine de la UBA, que se desarrolla hasta el domingo 30 en la FADU, el Cultural San Martín y el Cine Cosmos. Es, además, director de la Carrera de Diseño de Imagen y Sonido de la UBA, ámbito en el cual se gestó esta muestra.
El Festival quedó inaugurado en la noche del lunes 24 con una ceremonia de apertura que fue coronada cuando los creadores Lucrecia Martel, Manuel Antín y el director ucranio Sergei Loznitsa recibieron el Doctorado Honoris Causa.
-Estamos en plena actividad, pero hubo mucho tiempo previo de producción. ¿Cuál fue el origen del Festival?
Este Festival lo venimos soñando desde la carrera, hace muchos años. Antes de la pandemia empezamos a diseñar la idea, que por obvias razones quedó paralizada hasta el año pasado. Podemos decir que el Festival es hijo de la democracia: su creación está dentro de los festejos que decidió hacer la Universidad de Buenos Aires. Y confió en Ricky Alfonsín y en nosotros –como FADU y como Carrera de Imagen y Sonido- para ayudar en su organización.
Prudentemente, la UBA también prefirió hacerlo antes de que comience el furor de las elecciones. Teníamos un deadline que era a finales de julio y empezamos a correr contra reloj.
-¿Qué significado tiene un Festival de Cine relacionado con la Universidad?
En la Argentina tenemos dos festivales de trascendencia internacional: Mar del Plata, un Festival de clase A y el BAFICI, la gran muestra del cine independiente con un prestigio internacional bárbaro. Nos sentimos muy felices por estos dos grandes referentes.
Cuando nosotros creamos este festival, pensamos que hace 20 años los equipos de filmación o de rodaje estaban integrados por gente que estudiaba otra actividad. Uno se formaba haciendo la actividad. Venían de otros lados: eran contadores, abogados, ingenieros, médicos. Terminaban confluyendo en el cine y aprendían el oficio. Esto cambió: hoy cualquier equipo de rodaje tiene un 95 por ciento de gente que ha participado en nuestra carrera. Este es el aporte que podemos dar a este gran río del pensamiento del audiovisual.
Eso se refleja en un Festival universitario: todos los seleccionadores, el 90% de los jurados o los presentadores del seminario han sido profesores o egresados de la facultad. A la vez, tratamos de amalgamar y hacer un Festival para toda la comunidad.
-Eso se refleja en la gran asistencia que tuvo el Festival en los dos primeros días, el martes 25 y miércoles 26.
Estamos refelices: se llenaron las salas para ver los cortos iberoamericanos y la competencia de cortos UBA en nuestra Aula Magna. Hicimos un seminario internacional de Cine y Democracia. El miércoles vino Lucrecia Martel y explotó todo: tuvimos casi tres mil personas. Pensá que no tenemos clases: todo el que llegó a Ciudad Universitaria viene exclusivamente a las actividades. Y aunque hubo poco tiempo para armarlas, están llenas.
Yo no quería hacerlo en esta fecha porque sabía que no iban a estar los alumnos. Pero la respuesta fue no solo de la gente de la FADU sino del público en general.
-Un aspecto importante de las proyecciones y actividades es que son gratuitas.
Es fundamental. En esta primera experiencia tuvimos mucho apoyo del INCAA, que nos ayudó mucho a montar la sala, con un equipamiento de imagen y sonido de primera. Estas cosas hicieron que todas las actividades sean no aranceladas.
-Y también facilitó las visitas internacionales. En los jurados hay representantes de universidades de México y Brasil.
¡Sí! Fueron los primeros que llamamos e inmediatamente respondieron. Están Maximiliano Cruz, el director artístico del Festival Internacional de Cine de la Universidad Nacional Autónoma de México –mi partner mexicano- y Eduardo Santos Mendes, responsable del audiovisual de la Universidad de San Pablo. Junto con la UBA somos las tres hermanas mayores de la enseñanza universitaria en América y en América Latina. Es un encuentro de gran importancia para nosotros.
-¿Puede ser el comienzo de una alianza de festivales de universidades?
Muy bueno eso… (Risas). En eso estamos trabajando. La UNAM tiene el FICUNAM y San Pablo no tiene su propio festival, sino actividades más internas. Estamos hablando de este tema y encontramos la mejor predisposición. Tratamos de abrir un camino de coincidencia porque ya existen acuerdos marco entre las universidades.
Si lo concretamos va a ser un gran espaldarazo para todos los estudiantes, nuestro mayor objetivo. Pensamos en un programa de incentivos y otras acciones concretas para estimular la actividad. Lo seguro es que este festival ha ayudado muchísimo a este intercambio. Queremos seguir avanzando.
-Entonces, el Festival Internacional de Cine de la UBA, ¿llegó para quedarse?
Eso esperamos (Risas). Estamos convencidos de que valió la pena tanto esfuerzo. Con todas las dificultades que existen, queremos aportar una mirada propia. Este es el inicio del camino.
Julia Montesoro