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DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Carmen Guarini dirigió «María y los Doce de la Santa Cruz» en 360º: «Nunca se puede contener la emoción»

Carmen Guarini desarrolló la idea y la realización de María y los Doce de la Santa Cruz, trabajo disponible en el portal de TEC, el espacio transmedia del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, que registra la ceremonia que cada 8 de Diciembre se realiza en la Iglesia de la Santa Cruz para conmemorar la memoria del grupo de doce desaparecidos-detenidos en ese lugar.

La historia se repite cada año desde 2007, en la Iglesia de la Santa Cruz, en el barrio de San Cristóbal. Allí, una pequeña estatua de una joven campesina embarazada que representa a la virgen María, preside una ceremonia que se inscribe en los procesos de Memoria, Verdad y Justicia.

Para Guarini, acceder a esa ceremonia la impulsó a dejar un documento fílmico. La experiencia está realizada en 360º, toda una novedad para la realizadora.

-¿Cómo podés definir este trabajo, que además tiene la particularidad de haberse filmado en 360 grados?

Es mi primera experiencia en cine expandido, un cine que sale del formato clásico del 2D, de la pantalla plana, de la sala y que permite instalarse en diversos espacios. El trabajo está disponible en una plataforma, pero perfectamente podría estar en un museo, acompañando una exposición o en un teléfono.

La iniciativa surgió porque desde dos años antes venía filmando la misa del 8 de Diciembre. Al tercer año se planteó una cuestión de tipo especial y me dije “acá hay que poner una cámara 360º”.

-¿Qué encontraste allí, en la Iglesia de la Santa Cruz, como material documental?

Recorriendo los distintos espacios dentro de la iglesia, en un predio trasero que es como un lugar de encuentro, descubrí en un rincón una pequeña estatua de una virgen. Yo solo vi la imagen de una campesina embarazada y descalza, pero me explicaron que era una Virgen María. Los Padres Pasionistas la habían llevado a algunas misas en la época de las fábricas tomadas y los 8 de Diciembre presidía la misa.

El primer año que me propuse filmar la ceremonia me asombré al ver que le colocaban un pañuelo blanco y una Madre (en estos últimos años fue Norita Cortiñas) decía algunas palabras. La misa no solo giraba en torno a la celebración de la Virgen sino también a los desaparecidos de la Santa Cruz, porque fueron también secuestrados en esa fecha.

Es una ceremonia muy conmovedora. Cuando estuvo de visita Jean-Louis Comolli, junto con Ana María Careaga lo llevamos a visitar la Iglesia de la Santa Cruz.

-¿Qué aspectos de la misa te sensibilizaron?

La misa tiene dos etapas: una es la que transcurre dentro del altar. La otra es en la parte exterior, en un lugar que llaman “Solar de la Memoria”. Allí se erigieron doce lápidas negras que representan esos doce desaparecidos. Toda la ceremonia es muy conmovedora, pero sobre todo lo es la segunda parte. Es muy muy muy movilizante para mí. Pero los dos años que fui con una cámara común a filmar no le encontraba demasiado interés. Era bueno reproducir

la ceremonia, pero entendí que había algo más para descubrir.

-¿Cómo continuó ese desarrollo?

Investigué mucho sobre la figura de María embarazada. Es un ícono muy importante dentro de la Iglesia Católica, cristiana. La manera en que esta Virgen es resimbolizada a partir de la gestualidad de colocarle un pañuelo me generó muchas más preguntas y significados.

Allí encontré algo interesante: una de las cosas sobre las que yo he venido trabajando son no solo los procesos de memoria sino dónde aparecen. Me pareció que esto lo materializaba. Y lo hacía a través de un oficio religioso. Que en realidad no es por lo religioso, porque todo lo que se dice en la misa es bastante secular y está llevada adelante tanto por los Padres Pasionistas como por algunos laicos que trabajan en la iglesia.

Pero en esta ceremonia hay un ida y vuelta: van las Madres, hablan, luego habla (Adolfo) Pérez Esquivel, quien acompaña casi todos los años esa ceremonia.

-Allí encontraste un nuevo significado para poder filmar.

Yo no seguí la investigación tratando de explicar todo, pero me interesaban los sentimientos que aparecían allí. Y todo eso fue conmocionante. La Iglesia Católica generalmente tiene una disposición vertical como la cruz: el altar siempre está allá delante y la misa transcurre delante de los fieles. En este caso, la misa se hace en la mitad de la iglesia y los fieles están alrededor, en una disposición de 180 grados respecto de ese altar. Por lo tanto, están mucho más cerca. Además, detrás del altar hay un cuadro maravilloso pintado por Pérez Esquivel, que habla sobre la historia de Latinoamérica.

Por otra parte, en esa iglesia figuran las fotos de los desaparecidos: de las madres desaparecidas, de las monjas desaparecidas, de los familiares desaparecidos. Están como en pancartas en distintas paredes; tienen una puesta en escena también muy particular.

Me pareció muy interesante poder poner una cámara 360 para lograr obtener una audiencia activa, que te convoque a interactuar con la imagen, porque implica necesariamente hacer distintos movimientos para seguir lo que ocurre en ese espacio.

-El trabajo está disponible en el portal de TEC. ¿Cómo se generó el acercamiento al Ministerio de Ciencia, Innovación y Tecnología?

Quien colaboró con la cámara y el registro en 360º es Lucas Turturro, el actual director del TECTV, aunque en ese momento no lo era. Yo tenía filmado todo desde tiempo atrás y no sabía qué hacer. Entonces, ya con él a cargo del canal de TEC, le propuse terminarlo. Me interesaba que se pudiera ver en algún medio. El se entusiasmó. Trabajé con una productora de 360 y un editor. Era mi primera experiencia en ese formato. Entendí que tiene un registro limitado con respecto a la filmación convencional, porque uno no puede tener primeros planos o acercar la cámara o ir hacia la emoción. Entonces hubo que buscar cómo construir o cómo restituir esa emoción, que en este caso se da por lo que ocurre en la ceremonia.

-Sin pretensión de ser original, ¿se puede conservar la distancia emotiva cuando se está frente a un tema tan sensible como la memoria de los familiares desaparecidos?

Nunca se puede contener la emoción. Durante muchos años filmé marchas. Y estuve muy cerca de las Madres de Plaza de Mayo. Hice la película La voz de los pañuelos. Tengo películas con los Hijos. la emoción es un elemento que tiene que formar parte de la narración. Y tiene que ayudar en ese registro, porque no podemos hablar de objetividad en ningún tipo de instancia de lo cinematográfico. Eso no existe. Hay una emocionalidad presente. Y a mí me interesa usar esa emoción. No para apelar al golpe bajo sino para contribuir al relato: para que el espectador visualice dónde estoy yo, dónde está mi mirada.

Julia Montesoro

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