La Subcomisión de Género de DAC participó de las diversas actividades que se desarrollaron en el recientemente concluido Ventana Sur. Por un lado intervino en la selección de proyectos que formaron parte de la sección Punto Género (creada para visibilizar y promover las producciones de mujeres y no binaries de Latinoamérica). Por otro organizó la mesa Igualdad y Equidad: Contexto Internacional de Nuevas Perspectivas Audiovisuales.
Tamae Garateguy, integrante de la Subcomisión, participó en las actividades.
-Uno de los grandes estímulos de la Comisión de Género de DAC es el premio que otorga en la sección Punto Género. Este año consagró a los proyectos Diamante (Bolivia) y Um casamento (Brasil). ¿Qué elementos diferenciales tuvieron ambos proyectos para merecer el reconocimiento?
Los dos nos impactaron: tuvieron una mirada diversa, con perspectiva de género, expandiendo caminos para nuevas narrativas. Un casamento nos interesó porque está basado en la historia real de una mujer de un pueblo originario que se casa con un hombre blanco, antropólogo, alrededor de 1950. Eso lo transforma en un caso mediático de la época.
La directora, Maira Bühler, toma esa historia verídica para hacer su primera ficción. Había ganado Hubert Bals y tenía ganas de generar la escritura desde el punto de vista de la novia: quería trabajar con gente de ese pueblo, que la ayudara a escribir el guion. Ella sostenía que son dos narrativas, dos maneras de ver el mundo.
Diamante, de Yashira Jordán, es espectacular. Una cantante de trap que canta en quechua sale a buscar a su padre, que fue expulsado socialmente por ser gay. Empieza un camino de autoconocimiento. Cuando llega descubre que su padre ya no es más varón: es una mujer trans. El tratamiento estético del teaser nos impactó porque tiene una mirada muy sensible, encantadora.
-Desde Punto Género, ¿cuáles son los aspectos que privilegian en un proceso de selección?
Tiene que ver con ampliar la mirada. Dar espacio a historias nuevas, a temas que están presentes en el momento. Hubo dos proyectos con la temática del varón trans. Uno de ellos era de un director, M, que tomó su propia transición como material de trabajo. Otro es de dos codirectores, un varón y una mujer, quienes cuentan la historia de un varón trans de Ecuador que quiere recuperar su carrera de boxeador y se transforma en un referente de la lucha LGTBIQ+. Estamos muy contentas con la diversidad.
-En 2021 se incorporó el documental a los premios otorgados por Género DAC. ¿Observan un crecimiento en ese rubro?
Punto Género está creciendo muchísimo, así como está creciendo Ventana Sur. En prestigio, cantidad y calidad. Fue una gran edición. La gente tuvi más ganas de participar.
Y el documental crece proporcionalmente. Sobre todo porque allí está Carmen (Guarini), guerrera del documental, siempre al pie del cañón. Nosotras acompañamos humildemente.
-Punto Género también organizó la mesa Igualdad y Equidad: Contexto Internacional de Nuevas Perspectivas Audiovisuales. Uno de los interrogantes surgidos de allí es ¿Qué tan cerca estamos de lograr una equidad de género dentro de la industria cinematográfica?
Hay una sensación superficial de que esta todo un poco mejor, porque en el line up de algunos festivales hay más películas dirigidas por mujeres y más juradas. Pero las cifras de Argentina, aportadas por Vanina Spataro, demuestra que el techo de cristal sigue allí, entre un 20% y un 27% de directoras mujeres. Con las asimetrías que conocemos: en el caso de la fotografía es menor, en el caso de algunas áreas de cabezas de equipo feminizadas un poco más. Pero en general sigue igual. En Brasil, la productora Vania Catani aportó unos números parecidos. Inclusive con la pandemia bajaron: el comentario fue que las mujeres en el confinamiento se retrotrajeron al ámbito doméstico.
-¿Qué conclusiones se extrajeron de la mesa?
Hubo dos cuestiones fundamentales: Vania Catani planteó que esta conversación se tiene que dar en un horario central y extendiendo el tiempo. Con una hora para un debate que sigue candente nos quedamos cortísimas. La otra propuesta es que también tienen que participar los varones. “Ay, las chicas hablan de sus cosas”, parece el lugar común. ¡No! El debate abarca a todos.
Julia Montesoro