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Todo el cine y la producción audiovisual argentina en un solo sitio

DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Paula de Luque publicó su novela «Ficción»: «Escribir genera una sensación de libertad infinita»

Paula de Luque incursiona en la narrativa con Ficción, su primera obra literaria, novela de seis personajes que se mueven entre los desamores, las pérdidas y el deseo. La obra establece un posible (e inevitable) lazo con el cine: una de sus protagonistas es una actriz que debe asumir esa trama en una película.

La cineasta (sus producciones más recientes son la ficción La forma de las horas y el documental Escribir en el aire) desarrolló el texto durante los meses del aislamiento de la pandemia.

Ficción es una publicación de Letras del Sur.

-¿La pandemia contribuyó para que aflorara el deseo de escribir?

La pandemia dio pie para que yo tuviera lugar para la reflexión y la reflexión siempre es la antesala de la escritura: la escritura es hija de la reflexión. También siento que la escritura es la contracara del relato cinematográfico, en el sentido de que cuando una escribe un libro no lo hace para que sea leído en conjunto (como una película, que está hecha para que la vea un montón de gente al mismo tiempo), sino para que haya un vínculo con cada lector. Tuve muy presente durante la escritura que entre el lector y yo hay algo personal que se juega, algo íntimo.

-La literatura permite incorporar detalles y elementos que en una película forzosamente hay que sintetizar o reducir.

El cine es un lenguaje que amo, donde a veces las palabras sobran, donde la imagen es algo muy potente que por sí sola llega a la emoción (claro que no todas las películas logran eso). Del mismo modo que no todas las palabras logran lo que logran las buenas palabras. La literatura es libre: es infinita la libertad de poder escribir no solamente lo que acontece -es decir la acción y los vínculos de los personajes-, sino aquello que les sucede a los personajes con eso que acontece. Ahí también entran las contradicciones, los pensamientos, las culpas. El cine tiene una épica diferente. Con una hoja en blanco (en físico o en virtual), una puede crear un mundo. Como experiencia personal es impactante.

-¿Dónde advertiste la diferencia con escribir en el registro de un guion cinematográfico?

Hay algo en el acto de escribir que es querer alcanzar algo, como una especie de quimera. Escribo porque me parece que las palabras nunca alcanzan. Nunca se dice lo que realmente se quiere decir. En ese sentido, el acto de la escritura está muy ligado al acto de ir a por el deseo. Es cierto que estoy familiarizada con la escritura por el tema del cine y de escribir mis guiones, pero desde ya que es una experiencia distinta. De esto hablé con varios escritores amigos. Fue muy importante en el proceso Raquel Robles, una gran escritora, la primera a quien le mostré el material. También tuve una conversación con Daniel Guebel en la que me dijo que no me preocupara, porque el lector no está esperando que todo tenga sentido, así como el espectador de cine. Eso me liberó bastante.

Ficción, además de mostrar los sentimientos, es una novela visual. ¿La pensaste en términos cinematográficos?

La sensación fue que yo podía contar una historia. Que en realidad son un montón de historias, porque se trata de la forma en que tres parejas que se van entrecruzando y relacionando. Lo cinematográfico no fue tan conciente pero está muy en mí porque, evidentemente, estoy seteada para escribir en imagen.

-¿No la imaginaste proyectada?

No. No la escribí pensando en imágenes. En todo caso, en imágenes que fueran disparadores o espejos del mundo interior de los personajes. Con Ficción me propuse indagar en la subjetividad. También se llama Ficción porque la subjetividad es una suerte de ficción personal: cada uno es dueño de su propia verdad o está buscando su verdad, pero a veces para los otros mi verdad puede ser ficción. La mirada de una persona amada te construye o te destruye, dependiendo de cómo te mire.

-¿Te pensabas a vos misma como escritora de relatos literarios antes de la pandemia?

No. Tampoco me siento escritora de relatos literarios: me parece un montón y me da pudor. Hay grandes escritoras en Argentina y estoy recién empezando. Vamos a ver si escribo la segunda -que empecé a escribir-, si escribo la tercera y me convierto, además, en una escritora. Tengo mucha admiración por los escritores y escritoras: soy un poco Salieri. Me encantaría lograr ser escritora, hay que ver si puedo, si tengo talento, si estoy a la altura. En principio, escribí esta novela que me representa mucho: siento que la leo y me leo, es muy desde las tripas. Estoy escribiendo la segunda y estoy entusiasmada con el lenguaje de la palabra. Tanta reflexión por un lado y tanta privación por el otro, durante la pandemia, despertó en mí la necesidad de vincularme con esos personajes y con lectores posibles para paliar la soledad. Cuando yo escriba va a haber gente que lo lea y eso, también, me salvó bastante de la soledad y el encierro.

-¿Cómo te imaginabas a esos posibles lectores mientras escribías, y cómo creés que son ahora con Ficción ya en las librerías?

Es un misterio y eso es lo atractivo. Es como bucear en un mar a oscuras. Es un poco como dice Marguerite Duras: “la deriva de un barco en la oscuridad”. Hay algo súper atractivo del no saber: cuando uno empieza a escribir y no sabe, cuando uno empieza un vínculo y no sabe, cuando uno empieza una obra y no sabe. Cuando uno le escribe a gente, de modo íntimo, es como hablarle al oído a un desconocido. Me atrae la intimidad con los desconocidos: aquellos que no tienen, salvo por haber visto una película mía, un vínculo conmigo. Después está la gente que me quiere y la lee: allí me sale más fácil de imaginar qué pensarán. Con el cine también ocurre porque una habla para desconocidos y las películas se dan en diferentes latitudes, inclusive. Pero en este caso es de a uno porque los libros son individuales, hay una conexión individual.

-De la experiencia como narradora que iniciaste hay un camino que deseás recorrer.  ¿Qué encontraste en el hecho de escribir que te interesa profundizar?

La idea de la libertad infinita. Hay algo mío de lo íntimo que se juega: me gusta volver a leer, corregir y volver a cambiar. La escritura está muy ligada al montaje: en el proceso de una película hay un guion, que se supone que es la escritura, pero después ese guion, por suerte, le falta el respeto a todo el mundo. Hay una reescritura durante el rodaje y la gran escritura es el montaje. En el libro, la construcción de una historia tiene mucho de montaje. Me di cuenta que haciendo modificaciones cambiaba el sentido por completo. También tiene una cadencia, una musicalidad, cuando realizas la lectura de lo que escribiste.

Ficción incursiona en diversas formas de vínculos: amores, desencuentros, deseo, soledad, pasión. ¿Cuánto hay de ficción en Ficción?

No es autobiográfica, pero al mismo tiempo sí. Creo que todas las historias literarias, cinematográficas y hasta musicales, uno las construye siendo quien es. Uno hace con las obras lo que hicieron de uno, lo que las otras obras hicieron de uno. Yo en el arte hago con lo que hicieron de mí. En el libro hay algo escondido (en cine se llama “huevo de Pascua”, algo que solo los fanáticos descubren). Es una acción -ni siquiera una escena-, donde uno de los personajes sueña con otro de los personajes que corre hacia su deseo. Dicho así no tiene mucho sentido, pero en la novela sabemos de dónde viene y adónde va. Esa pequeña frase es la semilla de todo lo que es Ficción.

También hay otra cosa escondida cuando, en un momento, hablo de un cuadro de Hopper: “si esto fuera una película y el plano abriera, veríamos a una mujer sentada frente a una computadora con una taza de café, y la imagen se parecería, efectivamente, a un cuadro de Hopper”. Esa mujer soy yo, es como la historia dentro, de la historia, dentro de la historia. En un momento hasta pensé que, tal vez, alguien estaba escribiéndome a mí que estaba escribiendo algo. El juego de verme desde afuera y entrar y salir. Tiene cosas de mí pero no son acontecimientos de mi vida, sino formas de pensar el mundo y los vínculos. Uno va viviendo y vinculándose en diferentes rubros: en el amor sexual, en el amor hacia los hijos, en el amor como hija, en el amor entre hermanos, en el amor con los amigos y amigas, el vínculo con la profesión, el vínculo con el deseo y el pensamiento. Uno no ocupa el mismo rol toda la vida y piensa lo mismo de las cosas. Esa dinámica puede ser que sea un poco mía y que esté distribuida en los personajes para que el que no me conoce no se dé cuenta.

Julia Montesoro

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