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Todo el cine y la producción audiovisual argentina en un solo sitio

DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Juan Antonio Vigar, director del Festival de Málaga: «Seguimos focalizados en el apoyo al cine de toda el área iberoamericana»

Consolidado como una de las grandes citas del cine español y en español, reflejando la diversidad y apostando fuertemente por la industria, el 28º Festival de Málaga bajó el telón con un balance altamente positivo.

Juan Antonio Vigar, el hombre que guía esta fructífera estrategia de aunar industria y cultura, es su director desde 2013. Al frente de un equipo de trabajo riguroso y apasionado, un año más puso el foco en amplificar la vidriera del mejor cine iberoamericano. Y de comenzar a delinear una estrategia de crecimiento para el próximo festival.

Casi 108.000 asistentes, 260 películas proyectadas y una recaudación cercana a los 280.000 euros. Esto se traduce en un aumento del 10% en espectadores y participantes en comparación con la edición anterior. Además de un amplio abanico de actividades, como exposiciones, conciertos y encuentros profesionales. ¿Se cumplieron los objetivos que se habían trazado?

Tengo que decirte que sí y dentro de un año complejo. Porque por una parte, hemos crecido en contenidos. Incluso en proyectos concretos: en el área de Industria hemos puesto en práctica y desarrollado un proyecto que hemos llamado la Villa del Mar, que suponía la posibilidad de unir a la industria audiovisual con las tecnológicas y desde un diálogo constructivo, a partir de la experiencia poder ver cuál es la situación del sector audiovisual en este momento y obviamente a futuro. Eso ha supuesto un esfuerzo importante desde el punto de vista logístico y presupuestario.

Por otro lado, los recursos que hemos dispuesto no han sido los mismos que los de años anteriores, porque los fondos procedentes de la Unión Europea ya se terminaron. Hemos tenido que redimensionar ese mercado, desde la idea de seguir haciéndolo muy eficiente, para no perder la calidad ni el nivel que hasta ahora tenía nuestra potencia de industria y mercado del cine español.

Son elementos casi contradictorios que se neutralizan uno con otro, porque el crecimiento con menos recursos es siempre difícil. Pero somos un festival que tiene una gran capacidad para reordenar y reformularse. Desde ese planteamiento hemos sido capaces de poder cumplir los objetivos que nos habíamos puesto en un principio y creo que sobradamente.

Estoy contento no solo porque los resultados lo avalan, sino también por el hecho de que el equipo ha sabido, entender cuál es el nuevo perfil de este año, cuál era el conjunto de objetivos que perseguíamos y a partir de ahí se han aplicado en cuerpo y alma para lograrlo. Un proyecto como éste es un gran trabajo de equipo y desde ese punto de vista estoy contento también por los resultados, por la implicación y esa pasión especial que tiene este festival y su equipo por Málaga y por el audiovisual.

-El área de Industria es uno de los espacios convocantes del festival, en los que se advirtió el crecimiento.

Es un área muy dinámica en la que abunda el encuentro, el negocio y en la que hemos tenido 1.300 personas de 63 países que han venido a ver nuestro audiovisual, nuestro cine para llevarlo luego a sus programaciones y a sus países de origen. Allí hubo un esfuerzo logístico y de producción importante. Invito a todo el mundo a que en futuras ediciones venga a compartir con nosotros este espacio que creamos en torno al cine y el audiovisual en español.

-Este año cumpliste el sueño de llevar el Festival al mar. Tras la experiencia piloto de la Villa al Mar, ¿qué perspectivas ves a futuro?

Acabas de utilizar una expresión que creo que es la correcta: vengo del mundo de las ciencias y creo que lo mejor es trabajar con un prototipo, con un modelo. Obviamente controlable, analizable y a partir de ahí plantearte si tus premisas de partida son las correctas. Este año ese modelo, ese prototipo que hemos creado de la Villa del Mar, nos ha sorprendido enormemente en cuanto a la receptividad y a los resultados que hemos obtenido, porque han sido actividades que en todo momento han contado con un gran respaldo de público.

Hemos sido capaces no solo de convocar a la industria, sino también -en un espacio al aire libre que rodeaba, por decir así, el núcleo de esa Villa del Mar- a la ciudadanía, para que comparta experiencias vinculadas a las nuevas tecnologías. Allí se han podido ver una serie de cosas que nos sorprenden y nos dan una idea aproximada de por dónde vamos en este concepto de civilización muy tecnológica que está influyendo en el audiovisual.

Por todos estos elementos hemos sacado una valoración y unas conclusiones muy positivas. Nuestro objetivo es que este encuentro entre cultura audiovisual y tecnología sea cada vez más nítido y más intenso en los años sucesivos. Para ello contamos también con una infraestructura muy importante que tiene la ciudad de Málaga, que es su polo digital. Es un polo donde se incuba una cantidad importante de empresas que están trabajando en este tema, que permite que podamos compartir visiones de películas en realidad aumentada o en realidad virtual; que podamos dialogar con influencers que conocen a la perfección el festival y sus contenidos o que podamos ver un banco de imágenes que sirve de base a un montón de audiovisuales tratadas con inteligencia artificial. Todo eso, de modo práctico, es lo que nos ha permitido darle dimensión a la Villa del Mar. Hoy es fácil encontrar mesas redondas, foros de debate y masterclasses en torno a estas tecnologías. Y borrar el concepto de «nuevas tecnologías» porque no son nuevas: ya están instaladas en nuestra vida. Ese es el camino y por ahí vamos a seguir.

-El cine iberoamericano, y el argentino específicamente, sintió el abrazo del Festival de Málaga. En dirección opuesta, ¿cómo evaluás vos la posibilidad de continuar con este apoyo constante y explícito?

Desde el año 2017 decidimos abrirnos al mundo del cine iberoamericano e intentar convertirnos en una plataforma de promoción para España y desde aquí para Europa. Y si me permiten la expresión, también para el mundo, puesto que vienen muchos representantes de los cinco continentes. Cuando decidimos eso no fue una decisión no fundamentada ni circunstancial. Fue algo en lo que de verdad nos aplicamos porque creemos en ese abrazo y vemos la necesidad de abrir, de alguna manera, esos canales a un cine enormemente interesante con un talento infinito, que se está dotando de estructuras industriales que los hace cada vez más solventes. Nosotros seguimos absolutamente focalizados en este apoyo desde Málaga al cine de toda el área iberoamericana.

En concreto, con el ámbito de Argentina, la relación es muy estrecha. Hemos tenido este año diferentes películas en nuestras distintas secciones, ya sea en competición o fuera de ella, pero enormemente interesantes. Hemos tenido una presidenta del jurado como Mercedes Morán, a quien creo que no hay que presentarla al público argentino porque es la gran dama de la interpretación de allá. Hemos tenido dos reconocimientos a un actor y a un director enormemente importantes como Guillermo Francella y Alejandro Agresti. La cercanía y la conexión con el mundo del cine argentino es muy estrecha y está fundamentada sobre bases muy sólidas para seguir avanzando.

Volviendo al abrazo genérico al cine iberoamericano, nosotros hemos hecho público este año el adelanto de una sección que vamos a tener a partir de la de la próxima edición en 2026.

-¿Qué los motivó a incorporar la sección América, América como otro lazo más que los vincula al continente?

Para entender la realidad audiovisual de América Latina o de Iberoamérica hay que tener una visión algo más amplia de lo que hemos conseguido hasta ahora. Desde 2017 hemos tenido infinidad de películas que nos han llegado de allá, pero siguiendo unos cauces de producción más o menos convencionales, que todos podemos reconocer como convencionales, a través de productoras más o menos establecidas, desarrollado o impulsado desde institutos de cine, planteado con un formato narrativo si se quiere muy similar al que se puede ver en Europa.

Pero la realidad de Iberoamérica es mucho más rica. Nos hace falta complementar esta visión que hasta ahora teníamos con la incorporación de lo que llamamos aquí el cine de las identidades. El cine (para entendernos), llamado indígena, el cine comunitario, el cine hecho desde dentro de esas comunidades. Por eso hemos creado esta sección. Reconozco que es la apropiación de un título de una película extraordinaria. Pero que nos sirve, en la reiteración del término, para que se pueda entender realmente a qué nos estamos refiriendo con esas dos Américas audiovisuales que son la producción convencional y la producción comunitaria, el cine más estándar y el más vocacional y hecho desde el interior de estas comunidades. Con lo cual ese abrazo que intentamos que sea más amplio y más intenso con el mundo iberoamericano, a partir de 2026 va a quedar mucho más evidenciado.

-Entre otras novedades, este año el Festival incorporó la infrecuente cifra de 23 películas en la Sección Oficial. ¿Qué te entusiasmó de la posibilidad de tener tantas películas en competencia? A la vez, ¿es una experiencia para repetir?

Cada año hay que analizarlo en función de las circunstancias que vamos viviendo. No soy persona de plantear valores absolutos: creo que hay que ir fluyendo. Yo fluyo mucho con el universo. Intento entender qué va pasando. De la misma manera hemos hecho en el festival con esta edición.

Nosotros hemos recibido una enorme cantidad de películas: aproximadamente 200 españolas y del ámbito latino hemos llegado a tener 250; es decir que estamos hablando de 450 películas. Ante eso te planteas que si quieres ser útil a un sector, tienes que intentar darle visibilidad al mayor número posible de películas, siempre que la calidad así lo exija. Este año se ha demostrado que la calidad era muy alta y que en el proceso de selección nos hemos encontrado con películas muy buenas. Quizás los directores no eran los nombres que todo el mundo está acostumbrado a oír, pero desde ya van a ser referenciales. Son directores y directoras que en un momento determinado están abriendo su carrera y van a tener una carrera muy, muy fructífera.

Ante esa situación podríamos haber dicho que no: «vamos a dejar 18 películas en Sección Oficial, que es un número muy razonable». O por el contrario, lo que hicimos: intentar para ser útil y darle más visibilidad a películas que nos gustan mucho, subir un poquito ese número y pedirles a los jurados que sean más pacientes y que tengan más comprensión con este mismo planteamiento y nos ayuden a poder valorar un número de películas algo mayor.

También hemos abierto una Sección Oficial No Competitiva para otra serie de películas por el mismo motivo que te estoy diciendo: porque en la Sección Oficial a Competición ya no se podía estirar más, pero nos quedaba la opción de de darle visibilidad e impulso a otra serie de películas. Sin que tuvieran que pasar por el filtro de un jurado, pero a su vez con la posibilidad de una rueda de prensa, una alfombra roja y todo lo que de algún modo define la parte más visible del festival. Alguien puede considerar que quizás sea demasiada programación, pero yo aquí contestaría un poco a la gallega, y me entenderás: muchas películas, ¿para qué? ¿Para quién? Porque si nosotros estamos hablando del público, probablemente serán pocas. Si estamos hablando de los productores, probablemente será suficiente. Y si estamos hablando de los medios de comunicación, probablemente serán muchas. Pero en un festival como el nuestro -en general en cualquiera-, tenemos que mirar los conceptos globales, el equilibrio entre todo.

Con la fórmula que hemos seguido este año satisfacía a un mayor número de expectativas de público y de la industria. quizás hemos saturado un poco los medios de comunicación, pero forma parte también de un proceso lógico en el que si nosotros elegimos, los medios de comunicación también tendrán que elegir y decidir qué quieren ver de todo lo mucho y bueno que nosotros programamos. Creo que es así de sencillo y fácil. No se trata de que los festivales programen mucho o poco sino de que seamos capaces de entender por qué se hace. Y en segundo lugar, adaptarnos a ese mismo proceso de selección que es lo natural y que todo el mundo debería estar ya habituado a hacer.

-En esta manera de ofrecer una vidriera más amplia, los resultados acompañaron esa propuesta.

El público ha respondido muy bien y ha llenado todas nuestras salas. Hemos tenido el festival con más afluencia: quiere decir que no ha sido demasiado. El público quiere disfrutar del cine y deberíamos estar todos muy satisfechos porque sea así. Este público que ahora está en las salas es el que necesitamos todo el año y probablemente, al menos aquí en Málaga, es el que luego nos acompaña durante todo el año y en todas las actividades que hacemos. Específicamente, en un cine que tenemos gestionado por nosotros, de cuatro salas, con versión original subtitulada y en la que tenemos una masa crítica de más de 20 mil personas en un club de fidelización. Ellos son espectadores asiduos de las proyecciones que hacemos. Si no se hace el esfuerzo de ayudarles a ver cine, difícilmente podremos pedirle luego que ellos sean los que se animen a verlo.

-El lema de esta edición fue “La cultura es el camino. Málaga, el destino”. ¿Por qué creés que vale la pena apostar al cine como un hecho cultural?

Primero porque lo es, en mayúsculas. Y segundo porque en los tiempos que estamos -convulsos, urgentes, ásperos, por llamarlo de una manera suave, cuando no podríamos decir que son tiempos muy tormentosos-, creo, y por eso utilizamos ese lema, que la cultura es el único camino que tenemos para crecer personalmente, mejorar socialmente y aprender a recuperar algo que, quizás en algún momento, ha podido hacer una palabra denostada: valores. En este momento hace falta recuperar valores, centrarse en el respeto a los demás. Hace falta construir con el de al lado, hace falta que sumemos entre todos para hacer más eficientes los resultados.

Honestamente, creo que si no el único -como decía antes-, el camino que se nos abre más de modo más nítido y claro es el de la cultura, porque la cultura nos lleva a la reflexión, nos lleva a recuperar las ideas, nos lleva el desarrollo intelectual y emocional de las personas. Insisto, el camino ideal para construir sociedades que sean más razonables, más libres y espero que con el paso del tiempo también algo más felices que ahora.

Creemos en eso. Al final quizás no podemos cambiar el mundo, pero sí podemos cambiar nuestro entorno. Y si todos intentamos, a través de la cultura, modificar algo de nuestro entorno, esa suma de entornos hará que podamos transformar algo de manera más amplia. Es como esa frase un poco hecha que ya se dice: al final el mar tiene muchas gotas de agua, pero que, si falta una, el mar ya es de otra manera.

Tendremos que aplicarnos a eso entre todos, a ir e influir en nuestro espacio profesional y personal para que, a través de este proceso de restauración cultural. Porque hoy día se habla mucho de la sostenibilidad medioambiental y de otra serie de cuestiones. Pero hay un término que a mí me gusta mucho manejar: es la sostenibilidad del ser humano. Estamos perdiendo la capacidad de hacernos personas más razonables, más instaladas en nuestro tiempo y con más capacidad crítica y de transformación de ese entorno pequeño o grande en el que estamos.

Por eso, cada año elegimos un lema y este año ha sido este. La cultura es el camino, pero le hemos añadido lo de «Málaga es el destino», porque nos venía también bien. Además, porque creo que Málaga en este momento se convertía un poquito en el foco de esa cultura que queríamos difundir.

En noviembre último Málaga, juntamente con el Festival de San Sebastián y la productora argentina Orca Films, llevó a cabo la Semana de Cine Español en Buenos Aires. ¿Marcamos la cita para este año? ¿Tendremos allí la posibilidad de volver a encontrarte en Argentina?

Ese es nuestro deseo. El otro día tuve una reunión con mi querido amigo José Luis Rebordinos y estamos con esa voluntad de volvernos a situar ahí con vosotros en Buenos Aires, probablemente a finales de noviembre. Tenemos la intención de repetir-reeditar la iniciativa que nos interesó mucho. Este año queremos que sea todavía más perfecta y evolucionada y con más desarrollo. Estamos ahora en esa fase de dialogar y de organizar. Nuestro deseo y nuestra intención, en la medida de lo posible, es volvernos a encontrar ahí en Buenos Aires a final de año.

-¿Agendamos el encuentro para noviembre?

Probablemente. La fecha no está del todo cerrada. Esto requiere de una logística, y de una organización, que luego nos puede hacer cambiar. En algún sentido, prefiero no fijarla todavía porque tenemos que consensuarla y llevarla a la práctica de la mejor manera posible. Pero la voluntad y el deseo está en reencontrarnos con todos vosotros, con los espectadores y con la industria argentina.

Julia Montesoro

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