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DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Sofía Clausen protagoniza «Los tonos mayores», de Ingrid Pokropek: «Es una película sobre la adolescencia en general y también es muy familiar»

Sofía Clausen tiene un consagratorio rol protagónico en Los tonos mayores”, la ópera prima de Ingrid Pokropek con producción de 36 Caballos, Gong Cine y Jaibo Films, que se exhibe en salas de todo el país y desde el sábado 21 en Cine Arte Cacodelphia. Su personaje de Ana atraviesa el paso de la infancia a la madurez sobrellevando los desencuentros con su padre y sorteando con total inocencia los riesgos de estar sola en la calle.
Sus pasos conforman una cartografía afectuosa de Buenos Aires. Y como pistas de un thriller, se interna en la búsqueda de un enigma que concluye en una revelación no esperada.

-¿Qué era para vos el cine hasta llegar a Los tonos mayores? ¿Habías tenido otras experiencias, te interesa como espectadora?

Siempre fui muy fan de las películas, como cualquier niño o adolescente de ahora. No había tenido experiencia con largometrajes, sino con videoclips y cortos. Lo mejor de Los tonos mayores es que quizás era chica, no tenía mucha idea del cine independiente y hacerla me permitió descubrir este nuevo sector del cine. Ahora me encanta e intento siempre descubrir películas que en general están muy escondidas.

-¿Qué encontraste en Los tonos mayores la primera vez que leíste el guion, qué te entusiasmó?

Me entusiasmó mucho el misterio de la película. Siempre fui fan de la ciencia ficción. Algo de eso me intrigaba y me encantaba. Me encantó la idea porque (toca) temas como actuales. Además de que los rodajes fueron muy divertidos, algo que antes de empezar no me imaginé.

Cuando empecé era más chica, pero ahora que tengo la edad del personaje, me siento muy identificada con ciertas escenas y diálogos. Entonces, eso me gustó.

-Ana es una niña con un cuerpo en transformación, en una etapa de su vida en que su fisonomía cambia día a día. ¿En qué cuestiones sentís que Ana se parece a vos o se refiere a vos?

Sobre todo en la edad. Ciertas chicas y chicos de mi generación ya están probando cosas nuevas, madurando más rápido entre comillas. Esto le pasa a muchas chicas de mi edad y eso lo veo reflejado en mi vida.

-¿Cómo definís Los tonos mayores? ¿Cómo se la explicás a tus compañeros de escuela?

¡Uh! La cantidad de veces que lo tuve que hacer (Risas).

La describo como una película sobre la adolescencia en general y muy familiar. También es una de misterio. Además de explicarles la trama de una chica de 14 años, les cuento que por ser una ficción es muy real porque indirectamente son situaciones del día a día que nos pasa a todos. Es un relato muy mimético. Todo el tiempo estás ahí, te pasó y puede pasar.

-La identificación generacional.

-Sí.

-¿Sentiste el riesgo de asumir el rol protagónico?

Sí. Igual, esa carga realmente no la sentí mucho porque todo el equipo fue muy generoso conmigo. Me hicieron sentir sin presión, sin estrés. Pero es verdad que al principio me daba mucho miedo. En los primeros días no conocía a nadie ni sabía dónde estaba. Tamnbién me daba miedo la crítica: cuando salía antes del colegio para grabar me importaba mucho el juicio de mis compañeros. Temía lo que iban a decir de mí. Finalmente lo acepté porque no es tan grave (Risas) y a medida que fue pasando el tiempo me acostumbré.

En sentido contrario, daría todo por volver al rodaje porque fue lo más, con gente muy sana y muy buena.

-Es inevitable preguntarte por Ingrid Pokropek, la directora. ¿Cómo fue el primer encuentro entre ambas, qué buscaba en el papel de Ana?

No me acuerdo mucho del primer encuentro. En cambio, recuerdo los primeros ensayos, que no fueron muy largos, pero ella muy generosamente me hizo sentir muy bienvenida. Nunca me sentí avergonzada de hacer o decir algo. Ahora la considero como una amiga, como parte de mi familia y todo el tiempo la tengo presente. Además fuimos a varios festivales juntas.

-Y en esos festivales, ¿qué encontraste en Los tonos mayores en la pantalla grande que no percibiste durante el rodaje?

Ver todas las escenas completas y juntas fue muy raro: no me reconocí. La película es tan atrapante que no sentí que era yo en el personaje. Además me emocionó mucho porque me hizo acordar los distintos momentos del rodaje.

-¿Qué te devolvieron los distintos públicos?

Siempre fue muy bien recibida. En Mar del Plata vi mucha gente llorando porque les recordaba su infancia. En Berlín, por el contrario, la festejaron con risas. No escuché malas críticas y eso me hace muy, muy feliz. Siento que es una película para ver en familia, pero también con amigos. En todo caso, es para ir a verla acompañado.

Julia Montesoro

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