spot_img
spot_img

Todo el cine y la producción audiovisual argentina en un solo sitio

DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Raúl Perrone estrenó «Combo15» en el BAFICI: «La forma en que hago trabajar a los actores tiene un registro documental»

Raúl Perrone volvió a sorprender y a emocionar con la exhibición en el BAFICI de su nueva película, Combo15 (que se pronuncia “combois”, castellanización de “cowboys”, uno de los géneros más tradicionales y amados del cine y de los cineastas). La película se presentó en tres funciones a sala llena. En la noche de su estreno, además, también se presentó el libro Perrone. El corsario, obra de Hernán Sassi que parte de una premisa esencial en la filmografía de Perrone: las películas están en la calle.

-Te propusiste no hacer más sinopsis de tus películas porque querés que el público llegue a la sala sin saber qué va a mirar. Tras el estreno de Combo15 y la presentación del libro Perrone. El corsario, ¿qué devoluciones te hicieron? ¿Con qué se encontraron?

Hace cuatro años decidí no hacer más tráilers ni sinopsis porque consideré que son mentirosas. Puedo poner un montón de cosas que después no están en la película, que es lo que generalmente ocurre. También pasa que muchos críticos reciclan las sinopsis. Estimo que ven la película, pero después deberían ponerse a escribir y no repetir. Con ese criterio, no laburo más: agarro fragmentos de películas y hago otra.

No hacer sinopsis ni tráilers suena arriesgado porque podría no venir absolutamente nadie a ver una película mía. Gracias a Dios pasa todo lo contrario: en este BAFICI se agotaron las tres funciones en pocas horas. Estoy muy sorprendido y feliz de la vida que después de tantos años haya ese interés.

Hablar de Perrone. El corsario es un poco pudoroso porque recibí comentarios muy, muy buenos. La presentación del libro fue agotadora, con muchísima gente. ¡Y la película ni hablar! Fue una función muy poderosa, con aplausos y gritos. Y después con la devolución de la gente, que te agarra y te pide una foto. Sumale lo poco que podía escuchar, porque ya no sabía ni cómo me llamo ni qué hacía ahí en ese lugar, más mis fobias personales… Fue una experiencia hermosa, rodeado de gente que se quedó impactada nuevamente.

-¿En qué consistió el trabajo en lo actoral y lo técnico?

Se filmó con una cámara 360. Hay un gran trabajo de sonido, un aspecto que vengo revisando al mismo nivel de las imágenes. Es una película más y al mismo tiempo es muy distinta a las demás. No tiene nada que ver con Sean eternxs, que presenté hace dos años. Esta también es un trabajo de pibes de la calle. Transcurre en plena pandemia: la filmé en el 21, donde fue muy difícil trabajar. Por eso prácticamente todo ocurre en la calle, tremendos travelings por toda la calle y gran angulares. Es muy difícil hasta reconocer las mismas calles que filmo casi siempre.

No sé si contesta del todo tu pregunta: trato, en lo posible, de no contar mis películas. Puedo hablar de un montón de cosas sobre lo que pienso del cine y cómo lo hago, pero no sé contar mis películas.

-Una reseña previa avisaba que la película aborda las relaciones interpersonales de la juventud en el entorno urbano. Pero ese enunciado es una hoja de ruta incompleta, porque gran parte de tu obra se puede definir de la misma manera. En este caso, ¿cuál es la idea que te dio el punto de partida?

Es otra película sobre pibes, pero siempre le busco una veta distinta. Ya no son los pibes de clase muy baja: son un poco más grandes, de 24 ó 25 años. Es un trío formado por una piba que anda en rollers y vende fanzines en la plaza. También hay un par de pibes que son como taxi boys. Son pibes de la noche. Lo que busco es llevar adelante el valor de la amistad y de los pibes, quienes tratan de sobrevivir en esta sociedad que tenemos que cada vez es más difícil. Uno está vestido de cowboy, algo que me remite a cosas que he visto; homenajes que hago.

Son tres pibes que andan dando vueltas. También hay mucha ambigüedad, porque no sabés si la piba que vende fanzines está enamorada de uno de los pibes, pero a su vez ella tiene un amorío con otra chica. Hasta que de pronto ocurre algo que no está en la mente de estos pibes: una desgracia. A partir de ahí las cosas transcurren de otra manera.

-Decís que esta película se diferencia de la anterior. ¿Dónde te propusiste marcar esa diferencia?

Una de las cosas más difíciles que traté de trabajar es la culpa. Alguien comete algo y está con culpa porque nunca fue su propósito poderlo hacer. Trabajar la culpa desde las imágenes y el sonido me llevó la mitad del tiempo del montaje. Fue muy difícil de transmitir. ¡Ojalá que haya ocurrido! Aparentemente pasó, porque eso fue lo que provocó un quiebre y mucha emoción en la sala. Pero sigue siendo una historia de pibes. Hay muchas historias para escribir sobre ellos y sobre toda la gente. Siempre aparece la cosa sociológica, o lo que nos toca vivir.

Ese registro documental que es un sello identitario de tu cine.

Diste en el clavo. En estos días definimos que Combo15 irá a algunos festivales. Y alguien que la programó en el exterior se sorprendía de que Sean eternxs estuviera presentada como documental. Yo le contesté que me parecía que había que dejar de catalogar las películas. Larga, corta, fea, mala, documental, ficción… ya el documental es una ficción y la ficción es un documental.

Yo lo que tomo es jugar mucho con el azar. Te spoileo una escena: los chicos van por la calle y me encuentro con un tipo que siempre está pidiendo en los bares. De pronto lo pongo a cantar con los pibes y cantan un tema de AC/DC. Eso tiene algo de documental. La manera en cómo hago trabajar a los actores tiene un registro documental. Porque hablan de la manera que lo hace la gente en la calle. Eso es lo que más me interesa: creérmelo. Si yo no me lo creo, no lo va a hacer nadie. Tiene que empezar por mí. Y mí me gusta ese registro: me gusta que la gente en mis películas hable como en la gente en la calle.

Julia Montesoro

Related Articles

GPS Audiovisual Radio

NOVEDADES