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DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Almudena González coprotagoniza «El viento que arrasa»: «Mi personaje me enseñó cosas como la simpleza de la vida y el valor de la observación»

Almudena González es la única protagonista femenina de El viento que arrasa, la road movie de Paula Hernández en la que participan Alfredo Castro, Sergi López y Joaquín Acebo en los otros roles centrales.

Compone a Leni, la hija adolescente de un pastor evangélico (Castro), con quien recorre el país llevado por su labor misionera. Un desperfecto en el auto en medio del campo y un encuentro fortuito con un mecánico (López), quien trabaja junto a su hijo (Acebo), cambiará su destino.

El viento que arrasa cumple su segunda semana de exhibición en Cinemark Palermo, Cine Gaumont, Cine América de Santa Fe y Espacios INCAA de todo el país.

-¿Cómo llegaste al guion de El viento que arrasa y cuál fue tu primera impresión?

Había leído el libro en 2018, medio por casualidad, en la Universidad Nacional de las Artes, donde estudio Licenciatura en Actuación. Nos dieron ese libro junto con Ladrilleros, las dos novelas de Selva Almada, para trabajar monólogos. Me quedé con ese universo.

A principios de 2022 me llegó un primer casting para filmarme en mi casa: era un monólogo de presentación del personaje de Leni. Me recontra entusiasmé: me gusta Selva Almada y también el cine de Paula (Hernández), de quien había visto sus películas.

Tenía muchas ganas de hacerlo, pero fue un proceso de casting muy largo, de unos cinco meses en distintas etapas. En algún momento conocí a Paula, después tuve una escena con un actor, finalmente viajé a Uruguay. Recién en esa última etapa me dieron todo el guion para leerlo. Tenía la ventaja de que había leído la novela y sabía más o menos para dónde iba el mundo. Pero solo me sentí segura cuando me avisaron que había quedado.

-¿Cómo fue el vínculo con Paula Hernández?

Desde el principio, de ese primer casting que la conocí, pasó algo muy especial. Durante ese monólogo, ella a medida que me escuchaba me hacía preguntas. Hubo como una conexión de entender qué mundo traía cada una. Dspués hubo otro proceso de ensayo junto con Maria Laura Berch -la directora de casting-, de un mes y medio. Ahí leímos muchas veces el guion, empezamos a encontrar al personaje y su acento también. Estuvimos viviendo dos meses en Uruguay y compartimos mucho el día a día. Ella ofició de madre y amiga.

-Tu papel es consagratorio en más de un aspecto. Es tu primer protagónico, es el único rol femenino de relevancia y a la vez, Paula Hernández quiso que la historia pasara por tu mirada. ¿Cómo construiste esta Leni?

Es un personaje muy distinto a lo que soy. Es religiosa, vive en el campo, es muy tímida y tiene otras herramientas. Nunca había atravesado el desafío de componer algo tan potente y de meterme intensamente en ese mundo. Al principio traté de entenderlo racionalmente. Acordamos con Paula y María Laura de no juzgarlo. Eso fue lo primero: no había que ponerla en un lugar de víctima ni aplanarlo, no pensar que es una pobre piba.

Después, cuando entré en el proceso, lo encarné. Había momentos en el que no estaba filmando y hablaba como Leni. Es un personaje que a mí me enseñó un montón de cosas, como la simpleza de la vida y el valor de la observación. También Leni me eligió a mí: hubo ahí un diálogo medio misterioso y místico.

-¿Qué parte de Leni te transporta a tus propias vivencias, cuánto hay de realidad en esa ficción?

Hay un cuestionamiento muy profundo del personaje hacia el mundo que la rodea. De adolescente lo tuve más; aun lo tengo. También ahonda en el vínculo con el padre, tanto en lo que te puede enseñar como en lo que te puede destruir.

Por suerte, el vínculo de Leni con el reverendo no tiene nada que ver con el mío con mi padre (Risas). Pero de una manera extraña, el vínculo con mi papá cambió después de haber filmado esta película.

-¿Cuál fue el desafío más grande con este personaje?

El acento. Aun hoy, después de haber visto la película unas 15 veces, me da inseguridad. No me gusta escucharme. No me cuesta verme, pero el acento fue un tema muy complejo. Hubo que encontrar algo mezclado, un poco entrerriano, uruguayo, fronterizo. Algo que no existía.

-Viste la película con distintos públicos: en Toronto, San Sebastián, Mar del Plata y ahora en Buenos Aires en su estreno comercial. En seis meses a esta parte. ¿Le encontrás nuevos significados?

Sí. Re. Me hizo bien verla tantas veces y con diferentes públicos. Así como también con mis amigos y mi familia. Me modifica mucho la percepción de los demás frente al material.

La primera vez que la vi fue un primer corte en la casa de Paula y en una computadora, en marzo del año pasado. Después la vi proyectada en una pantalla pequeña, pero tampoco estaba terminada. Siempre le voy encontrando nuevas cosas, tanto buenas como malas. Reconozco que soy crítica con la película: no es que estoy absolutamente enamorada y digo que es 100% espectacular.

Pero hay cosas que son un pilar como la dirección, el guion de base, la fotografía y las actuaciones de mis compañeros. La composición de los personajes es impresionante. No estamos acostumbrados a ver algo así en cine, que suele ser más costumbrista, con un código realista. Este caso fue como una excepción. Y cada vez que la veo me vuelvo a sorprender.

Julia Montesoro

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