Sabrina Farji integra junto a Celina Font, Rocío Gort y Georgina Sticco el Observatorio Igualdad Audiovisual, que desde 2017 realiza informes de las películas de ficción argentinas más vistas para hacer un análisis comparativo de la participación por género.
En el marco del recientemente finalizado Ventana Sur, las integrantes de la entidad anunciaron el lanzamiento de su sitio web, al que se accede a través del siguiente enlace.
-¿Qué tipo de información se encuentra disponible en el sitio web del OIA?
La web permite acceder a los datos comparativos, tomando en cuenta la cantidad de mujeres que trabajan delante y detrás de cámara. La diferencia que tiene este Observatorio con otros mecanismos de relevamientos es que nosotras no solo analizamos la cantidad de mujeres que trabajan detrás de cámara, y sus roles, sino que lo evaluamos el concepto de tríada, que es algo que nos parece relevante. Tomamos como referencia dirección, producción y guion, que es la cabeza troncal de cualquier proyecto y desde donde se pueden intentar modificar temas que tienen que ver con la igualdad.
También evaluamos las películas desde su contenido a través de un análisis cualitativo, viendo qué tipo de personajes son los que personifican las mujeres. Ejemplo: en 2017, solo el 2% de personajes tenía alguna discapacidad, así como en 2018 solo había un personaje transgénero y era prostituta. El análisis arroja datos muy interesantes sobre qué historias se cuentan y se consumen y el perfil de los personajes femeninos, lo que da cuenta de la sociedad que conformamos.
Los informes de la OIA se puedan descargar, ya que aportan datos de gran utilidad para saber qué se hace y cómo modificar esas realidades, qué historias se cuentan y qué estereotipos se mantienen.
Aporta información esencial para modificar políticas dentro de las organizaciones y las productoras y por supuesto, las políticas de Estado.
-¿En qué consistió la actividad del Observatorio Igualdad Audiovisual en el último año?
Estamos relevando los últimos años, que fueron muy difíciles: durante la pandemia fue muy complejo medir el tema del rating de las diez películas más vistas, porque había poco acceso a salas. Estamos analizando de qué manera vamos a hacer ese corte. Pronto vamos a dar a conocer los resultados de los nuevos informes.
-¿Qué evaluación hace el Observatorio con vistas al futuro?
Lo interesante es hacer un seguimiento de cómo va cambiando la actividad y qué valores se mantienen. Los informes nos permiten saber que el rubro donde hay menos mujeres es en música. Y sabemos que hay muchas compositoras que podrían acceder a ese rol. Por algún motivo no son convocadas. Por lo menos, no en las diez películas más vistas de ficción. También es interesante ver ese recorte porque se puede decir “dime qué consumes y te diré qué tipo de espectador se forma por reiteración”. Es parte de nuestra responsabilidad, como realizadores de contenidos, impulsar nuevas narrativas más inclusivas y que tengan que ver con la realidad que conformamos. Sabemos perfectamente que no es que la población transgénero no es el 1% ni la discapacidad del 2%. Entonces, ¿qué tan representativo de la sociedad es el audiovisual que realizamos? Por eso es fundamental tomar en cuenta estos valores.
-Al estar en contacto con estos datos, ¿qué es lo que te llama más la atención, qué observás con más frecuencia?
Que hay más mujeres detrás de cámara cuando hay mujeres productoras y directoras. Cuando hay mujeres en espacios de liderazgo y de decisión. Ya sea por una cuestión de conciencia, sororidad, voluntad o lo que sea. Eso es algo que sucede y es llamativo positivamente. Pero estaría bueno que suceda siempre y no necesariamente que tenga que haber una mujer. También es muy llamativo que haya muy pocas mujeres compositoras. Lo mismo sucede en el área de sonido. Y también vemos que los valores tampoco crecieron demasiado. Creo que las películas de mujeres en el audiovisual hacen mucho ruido: pareciera que somos más y que se modifican las estadísticas. Pero eso no se refleja en los números y en las convocatorias: cuando tomás contacto con las estadísticas te das cuenta de que están prácticamente estancadas. Luego de la pandemia ha habido un gran retroceso.
-El Observatorio es un proyecto que en parte surgió de tus inquietudes y que aplicás en tu propia actividad.
No siento que un proyecto propio es un tema personal. Así como hay un montón de mujeres con una gran trayectoria, hay otras que se están formando y que están realizando sus primeras películas. De hecho, dentro de las carreras audiovisuales más del 50% son mujeres en las áreas de dirección y dirección de cámara. Sin embargo, eso no se ve reflejado en la cantidad de películas realizadas o estrenadas. Me motiva investigar y de apoyar para que se profundicen cambios y que haya más acceso a las mujeres en el audiovisual. Si somos la mitad de la población eso tiene que verse reflejado en la cantidad de historias que se cuentan.
-También de qué manera se cuentan y cómo nos reflejan esas historias.
Sí. No solo desde las áreas de dirección, sino desde la producción o el guion –la tríada-, donde los proyectos tienen su génesis y se determina cómo serán contados.
En España hay un cupo para que dentro de las ayudas haya un 30 por ciento para mujeres en guion y en dirección. Eso es lo que hay que fortalecer. No existe una igualdad real cuando las mujeres tienen que dividirse en sus tareas o no pueden desarrollar su profesión al igual que los varones.
-La realidad limita…
Siempre me pregunto por qué en La Mujer y el Cine se presenta un montón de cortometrajes y películas y después –lo advierto porque tengo oportunidad de ser jurado en otros espacios- no aparecen. ¿Por qué? Porque cuando terminas el día y te querés presentar a un fondo, tenés que volver a trabajar. ¡Si tenés chicos no tenés tiempo!
Julia Montesoro