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DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

DAC le otorgó a Lorena Muñoz el premio a la Trayectoria: «Es muy emocionante recibir este reconocimiento de tus colegas»

Lorena Muñoz es una de las realizadoras que recibió el Premio a la Trayectoria, otorgado por Directores Argentinos Asociados (DAC). El reconocimiento fue entregado el viernes 22 en el marco de la celebración del Día del Realizador Audiovisual y también se concedió a Santiago Mitre, Ana Katz, Sebastián Borensztein, José Celestino Campusano y Franca González.

-¿Qué representa el Premio a la Trayectoria otorgado por tus propios colegas?  

Al principio asocié la idea de “trayectoria” a gente que tiene un recorrido más grande que el mío. ¡Uy, acá se termina todo!, pensé (Risas). Después pensé que si bien es cierto que siento que tengo muchas cosas por hacer, también reconozco una trayectoria, en cuanto al tiempo y al recorrido. Trayectoria y recorrido muy variados, con muchas experiencias distintas. Por eso me dio una gran alegría y felicidad recibir el reconocimiento; sobre todo, porque me lo dieron tus pares. Todos los premios son bienvenidos, pero éste, como un premio del público, tiene un valor mayor.

La DAC es una asociación que yo quiero mucho, donde me siento muy escuchada y muy respetada. Y también formo parte del Comité de Gremiales con otros compañeros que también respeto y quiero mucho.

-Llamativamente, el premio lo recibís el año en que se cumplen dos décadas del estreno de tu ópera prima, Yo no sé qué me han hecho tus ojos, codirigida con Sergio Wolf.

Fue el 4 de diciembre de 2003. El año ya estaba cayéndose y nos daba miedo estrenar en esa fecha. No era como ahora, que los documentales se estrenan en distintas plataformas, o incluso en lugares como el Malba o en otros circuitos.

Veinte años atrás los estrenos iban directamente a las salas y permanecían muy poco tiempo, porque era muy difícil mantenerse con tantas funciones diarias. No había un lanzamiento más selectivo, que contemplara el estilo de la película o la forma o el público, sino que daba lo mismo: se estrenaba igual El padrino que tu peli (Risas).

-Y qué imaginabas que eran el cine y tu carrera hace 20 años?

No sé…Pero tampoco sé qué imagino hoy… Recién estaba empezando. Tenía mucha energía. Todavía guardo esa necesidad de experimentación que tenía en ese momento. Hasta hoy me gusta que los proyectos tengan una cuota de experimentación, de investigación, de correrme de los lugares a los que estoy acostumbrada a transitar y de tratar de buscar nuevas formas. Hay mucha gente que dice que los directores siempre más o menos cuentan lo mismo. Trato de escapar de eso.

-¿Quiénes eran y son tus referentes?

Hugo del Carril. Lo admiro profundamente. Es un referente importante, no solo por sus películas y también su multiplicidad de formas creativas, sino también porque es una persona consecuente, con principios, que hizo valer hasta el último día de su vida.

Después, por supuesto Leonardo Favio, otro autor que me interesa muchísimo, que es un referente importante. También María Luisa (Bemberg), por su obra y por ser consecuente con su pensamiento.

-Hablabas de tu costado como investigadora, que se puede advertir en tu cine. De hecho tu filmografía siguió con otro documental, Los Próximos Pasados, sobre la obra La Historia del Mural de David Alfaro Siqueiros. ¿Cómo lograste compatibilizar esa forma narrativa con la ficción?

En realidad, cuando quería estudiar cine me dijeron por qué no iba a averiguar a la Facultad de Avellaneda. Yo me negué porque allí se hacía cine documental. ¡Y a mí no me gusta el documental!

Entonces empecé a estudiar en el CIEVYC -una escuela que quise mucho y que funcionó hasta hace poquito-. Lo primero que hice fue un corto de ficción en segundo año de la carrera, que era de tres. Cada año teníamos un concurso de guiones entre los compañeros y los profesores. Elegían un guion y después un director.

Tuve la suerte de que eligieran el mío en primero y en segundo año. Esta era la tesis: un corto filmado en 16 milímetros. Usaba una Bolex a cuerda: no podíamos usar sonido directo. Ya desde la escritura debíamos tener en cuenta ese condicionamiento. O sea que mi primera experiencia fue una ficción.

Con Ada Falcón empezamos a escribir una historia de ficción con Sergio: era lo que nos interesaba. Pero nos enteramos de que ella estaba viva. Y decidimos que se completara como documental. ¡Y así fue mi encuentro con el documental!

-¿Cómo determinás qué es documental y qué es ficción?

Siento que las historias no tienen ese punto de partida: primero aparece la inspiración a esa historia y después la forma en que va a estar narrada. Puede ser ficción, documental o experimental. Así me pasó con Gilda, que pudo haber sido también documental.

-Después de Gilda y de El Potro tenés en marcha otro documental, Suerte de Pinos, que por un lado remite a tu raíz familiar y por otro toca un tema sensible como un femicidio. ¿En qué fase está?

Está filmado y empezando una etapa de posproducción, de edición. Me resulta complejo, porque además de que es super personal, estoy frente a la cámara. No lo hice nunca antes. Fue como participar desde todos los ángulos: la producción, el guion, la dirección y ahora, la actuación.

Julia Montesoro

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